¿Santísima Trinidad?

Crítica de Poliamor

Zonia Lostaunau

Prácticas, Máster de Teatro y Artes Escénicas UCM

En esta oportunidad, la sala Sojo Laboratorio Teatral se convierte en el hogar de una familia muy particular y nos deja ser parte de esta comedia en la que el amor salvaje y el odio coexisten en un mismo espacio. Poliamor es una pieza sobre las relaciones LGTBI: un triángulo amoroso que convive intentando no morir o no matarse en el intento.

Doriam Sojo es el autor, dramaturgo y director de esta pieza. Además, es un experimentado actor y gestor cultural, como lo ha demostrado con la creación de tres salas en ciudades como Caracas (TEEV) y Madrid (NUDO encuentro de creadores, El Burdel a escena: actualmente Sojo Laboratorio Teatral). Muchas de sus creaciones buscan darle una mayor visibilidad al colectivo LGTBI y, en esta oportunidad, es el encargado de sumergirnos en una nueva forma de amar cada vez más presente en nuestra sociedad.

El elenco está conformado por Ángela Tejedor, Iván Marín y Virginia Moreno, quienes integran una familia poliamorosa que nos invita a ser parte de sus conflictos y verdades durante 75 minutos. Mediante un naturalismo interpretativo, estos jóvenes actores dejan todo en el escenario y nos muestran personajes orgánicos con características muy marcadas y diferentes. Cada uno asume un rol distinto dentro de la unidad familiar, pero los tres tienen un mismo objetivo: intentar ser una familia de verdad a pesar de todo.  Al final de la obra, la historia da un giro inesperado que mostrará el futuro camino de este poliamor.

La estrategia estética estilística es realista simplificada con claros momentos de teatralidad. Se ve una sala que no busca ser una copia fiel de la realidad con los elementos justos que la hacen verosímil pero más simple —uno de los grandes aciertos en esta puesta, pues concentra la atención del espectador en la interpretación de los actores y la evolución de los personajes. La teatralidad se evidencia cuando, en determinado momento, los actores se dirigen al público rompiendo la cuarta pared sin perder el personaje y haciéndolos participes de la historia. La mezcla del naturalismo interpretativo con momentos de teatralidad y el realismo simplificado generan una contradicción coherente, ya que los signos actorales y escenográficos son creados a partir de estéticas estilísticas diferentes que cuentan un mismo núcleo de convicción dramática.

La escenografía es fija de espacio único, ya que los elementos no entran ni salen, lo que denota que toda la acción transcurre en un único lugar: la sala de un apartamento. El espacio entre la escena (espacio del actor) y la sala (espacio del público) es de integración variable a lo largo del espectáculo, ya que por momentos el público es incluido por medio del espacio textual en la obra. Esto favorece a la recepción de la misma manteniendo un espectador activo y pendiente de la historia al saber que en cualquier momento puede ser parte de ella.

Poliamor nos muestra una nueva forma de amar cargada de ironía, sarcasmo, ternura y humor —aspectos que son bien llevados y transmitidos por los actores— a través de un guión perspicaz y atrevido, que revela los profundos secretos de este trio de amor salvaje.