Crítica de Misántropo

Judith Farré

CSIC

Un montaje espléndido, que tenía la difícil tarea de tomar el relevo de otra magnífica adaptación de Miguel del Arco en la programación del Pavón Kamikaze (Hamlet). Con esta nueva reposición se consolidan los moldes de un repertorio audaz y brillante, una programación que descubre una especial forma de actualizar los clásicos. Se ha vuelto reconocible una manera de hacer en la que Del Arco se propone la actualización, integrando nuevos espacios y lenguajes de representación en los que se reconocen otros referentes, desde el cine y la danza, y donde se suman otras lecturas que enriquecen con muchos matices el texto original. En este caso, el resultado de la actualización va más allá de Molière, se sitúa en un sugerente y realista callejón (que podría ser de cualquier ciudad, aunque el referente neoyorkino creo que es el que planea) donde el verso original de Molière se transforma en una prosa fluida (que suena tan bien como las canciones de Arnau Vilà). El callejón es una metáfora calidoscópica en la que se superponen comedia y tragedia, el dentro y fuera de la fiesta, con una apasionada interpretación de los actores que retrata de manera verosímil la decadencia en el juego de las vanidades y la ternura que sentimos por el Alceste de Elijalde. Brillan todos los actores, como animales nocturnos que comparten coreografías, ralentizan el ritmo a veces simulando una borrachera, cantan y susurran confidencias.

Favorecen a una integración dinámica de los espacios la iluminación sugerente de Juanjo Llorens y los videos de Studio 340 (aunque a veces quizá despistan por todos sus matices), y muy especialmente la música, que se mezcla con los cambios de intensidad al abrir y cerrar la puerta de la fiesta, y se alterna con los ruidos propios del callejón. En un principio, antes de que empiece la obra, uno no sabe si esos ruidos del callejón y la música de fondo (la que se oye de la fiesta con la puerta cerrada) formarán parte de la obra o serán interrupciones que vienen desde fuera. De este modo, uno acaba por formar parte del mismo callejón. Repite Arnau Vilà en la composición musical con otra acertada colaboración, de la que destaca el pegadizo «Aquí y ahora» al que le pone letra Del Arco (y que también formará parte de la película de Las furias). En fin, un clásico (Molière) pero también del repertorio kamikaze y de Del Arco, que no pierde actualidad en el repertorio.

Judith Farré

CSIC