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teatro

Crítica de La señora y la criada

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Erik Coenen
ITEM-UCM

El montaje de Miguel del Arco rebosa de energía y vitalidad, con ese horror vacui que caracterizan su concepto de teatro. La escenografía es sencilla pero versátil, de conotaciones italianas (parras). La música y el canto ocupan un lugar importante en el montaje, con abundancia de melodías y letras italianas, algunas repetidas y asociadas a ciertos personajes. Los jóvenes actúan con talento y alegría, pero el mejor trabajo es del más veterano, José Luis Martínez, en sus dos papeles ducales.

Es manifiesto el interés que sintieron director y adaptador por los personajes de Perote y Gileta, el matrimonio de graciosos. Se ha anulado el habla sayagués que les caracterizaba de manera estereotipada para el público original. Para compensar esta pérdida, Gileta es caracterizada como mujer extremadamente extravertida con una risita repetitiva. Mariano Estudillo, mucho más sereno en su papel de Perote, tiene la virtud de no dejarse comer en escena por Alba Recondo (Gileta).

Lo que en el original es un descaro vulgar es traducido a libertinaje admirable, con el problema de que el tercer acto se vuelve casi ininteligible, ya que su comicidad reside en la ocupación del lugar de la “señora” refinada por su “criada” ordinaria, que carece por completo del decoro y la cortesía pertinentes. Se sacrifican componentes importantes de la coherencia interna del argumento con la relativa dignificación de Gileta, por un lado, y la degradación de su señora Diana, por otro. En la escena menos lograda del montaje, vemos a Diana emborrachándose con Crotaldo, bebiendo directamente de la botella, sin rastro alguno del soy quien soy que determina la conducta de los nobles en estas comedias. En consecuencia, se pierde la comicidad asociada a la suplantación de Diana por Gileta que da, precisamente, título a la obra.

Lo que pierde la función en comicidad situacional al sacrificarse componentes tan importantes de la lógica interna de la obra, se pretende ganar por otro lado con todo tipo de gags: un jesuita que se postra exageradamente de bruces, Gileta que le pisa el pie a Perote y un amplio abanico de conductas hiperbólicas que generan la impresión de un conjunto de personajes neuróticos y desequilibrados. Como es comedia, mucho de ello funciona bien en escena. Con la energía y compenetración colectiva evidente del elenco, la energía de los momentos corales y la mera suma de los disparates intencionales, es un espectáculo entretenido, por más que no explica bien la obra.


Sinopsis

comedia de enredo típica, en la que un galán y su dama buscan y encuentran la forma de casarse contra la voluntad de sus padres, con la ayuda de su ingenio, las confusiones de identidad y las ironías cómicas.


Equipo

Dramaturgia
Nando López
Autoría
Pedro Calderón de la Barca
Versión
Julio Escalada
Dirección
Miguel del Arco
Ayudante de dirección
Xus de la Cruz




Producción Ejecutiva
Joven Compañía de Teatro Clásico
Ayudante de producción
María Torrente
Reparto
Victor Sainz, Alejandro Pau, Aisa Pérez, José Luis Martínez, José Luis Martínez, Mariano Estudillo, Alba Recondo, Irene Serrano, Pau Quero
Escenografía
Amaya Cortaire
Construcción de escenografía
Taller de María Calderón
Ayudante de escenografía
Emi Ecay
Iluminación
Juanjo Llorens


Música
Arnau Vilà
Espacio Sonoro
Sandra Vicente






Compañía
Compañía Nacional de Teatro Clásico|Compañía Nacional de Teatro Clásico
Vestuario
Sandra Espinosa
Ayudante de vestuario
Emi Ecay










Asesoría literaria
Vicente Fuentes


Video escena
Miguel Ángel Raió, Mar Cabero Peralta, Enrique Mingo (Operación Qlab)






Idioma
Castellano
Maquillaje
Carmen Martín, Noelia Cortés, Carmen Sofía López
Peluquería
Carlos Somolinos, Antonio Román, Ana María Hernando




Fecha del Estreno: 07/04/2020

Teatro: Teatro de la Comedia. Compañía Nacional de Teatro Clásico

Sala:  Sala Tirso de Molina

Duración en minutos: 100

Género  Comedia, Comedia de enredo

La señora y la criada

«(…)Con la energía y compenetración colectiva evidente del elenco, la energía de los momentos corales y la mera suma de los disparates intencionales, es un espectáculo entretenido.»

Erik Coenen

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