Crítica de La piel del lagarto

Olivia Nieto Yusta

SELITEN@T-UNED

: “Decía Nietzsche que hay momentos en los que prevalece la profunda superficialidad de las cosas. Quizá nuestra actualidad sea así, vivimos en una sociedad hiperindividualista y narcisista en busca de su propia identidad. Constantemente nos reinventamos, modificamos objetivos, metas y creamos una identidad nueva, flexible, perdida, vacía y voluble. Una identidad sujeta a la mirada del otro. Nuestra superficie se convierte en protagonista, carta de presentación, lugar de metabolización de experiencias y emociones, sedimentos de nuestro pasado y futuro. La piel, lo más externo que nos cubre, como protagonista del yo”. En la puesta en escena confluyen numerosos recursos visuales y sonoros tales como micrófonos, sintetizadores, cámaras, pantallas, instrumentos musicales, globos llenos de agua, mesas, sillas y una malla metálica que aportan todo tipo de texturas y matices. La piel del lagarto es un bello espectáculo multidisciplinar donde tiene cabida la poesía, la música, la danza y la performance. En este encuentro no existe la cuarta pared y el espectador se convierte en un actor más invitado a la experimentación. Todos estos ingredientes hacen de este montaje un espectáculo dinámico y estimulante que consigue equilibrar “el surrealismo con el simbolismo, el juego escénico con el significado poético, la frivolidad festiva con la profundidad conceptual” en opinión de Manuel Sesma Sanz. Un buen trabajo que nos invita a no perder de vista a esta joven compañía. Dará que hablar.

Olivia Nieto Yusta

SELITEN@T