Crítica de Fuenteovejuna la historia del maltrato

José Gabriel López Antuñano

ITEM-UNIR

Se yuxtaponen en Fuenteovejuna, la historia del maltrato dos historias: la principal, no a la violación y a la violencia de género; y las relaciones entre la lesbiana Frondoso y la heterosexual Laurencia, sin que la dramaturgia facilite un tránsito claro de una a otra; más bien son situaciones forzadas para hablar sobre ambas cuestiones, aprovechando que Fuenteovejuna aparece con leit-motiv de fondo. Fuente (el gerente-comendador) aprovecha la explotación laboral que, siempre se da por hecha en los supermercados. Tres empleadas la sufren; no solo aguantan la sobrecarga de trabajo, sino además las invectivas sexuales del gerente, que pone sus ojos sobre Laurencia (también deseada por Frondoso/a). Completa el cuadro, el padre de Laurencia, un hombre que vive en el mundo de los libros y que, durante la segunda parte, se transforma en el voluntarioso profesor de un centro de enseñanza en funciones de director de escena con un grupo de alumnos, para proponer una función. En este caso las dependientas con Fuenteovejuna, para sacar adelante una campaña de marketing del gerente Fuente. La dramaturgia pasa sin solución de continuidad de tópicas situaciones del supermercado a la representación de fragmentos de la obra de Lope, que terminan con la muerte del gerente. El texto resulta endeble; la crítica superficial y déjà vue; y la fábula se desarrolla sin coherencia o consecutividad alguna hacia un final previsible y correctamente oportuno. Lamentablemente parece una sucesión de ocurrencias, donde destacan algunos pasajes del texto fuente original extraídos y mezclados con otros propios, dichos (con rengloneo) por los actores en esa operación de marketing de los empleados.

El espacio escénico, los estantes de un supermercado, que se abren y se retrasan hacia el foro para situar útiles que semejan una sala de trabajo y un dormitorio. Este área de actuación abierta quedará cubierta de objetos como imagen de la consumación de la doble tragedia, la violación de Laurencia y la muerte del Comendador. Los actores defienden el papel con oficio, profesionalidad y evitando la sobreactuación consecuencia de los estereotipados personajes, lo que no es poco. Algunas canciones amenizan el espectáculo escolar, que da la impresión se ha elaborado con prisa, mucha improvisación e hilando una serie de tópicos que no ayudan para defender la dignidad de la mujer, porque banalizan situaciones.

José Gabriel López Antuñano