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Crítica de Drac Pack

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Eva Hernández Hernández
Prácticas, Máster de Teatro y Artes Escénicas UCM

Drac Pack transporta al espectador a los años 50, tomando como referencia al Rat Pack, mostrándonos la cara oscura de una época de lujo y, también, de desenfreno con un tono tenebroso que, en ocasiones, logra que se erice la piel.

Al contrario que la nueva candidata a estrella, nuestra Marilyn particular, el resto de personajes que intervienen en esta obra se expresan de forma casi poética, recurriendo a metáforas y frases que, quizá, no siempre pueden resultar claras para el espectador, ya que estas hacen perder el hilo de la obra en alguna ocasión, haciendo que el texto flaquee ligeramente. No obstante, cada personaje tiene una personalidad definida que posiblemente consigue que aquellos que conozcan la esfera de Hollywood de aquel entonces puedan reconocer en cada uno de ellos características de cuatro figuras icónicas: Frank Sinatra, Marilyn Monroe, Dean Martin y Sammy Davis Jr.

Además, el lenguaje corporal de cada uno de ellos es notablemente diferente, encontrándonos con un Drac tenebroso que recuerda a una sombra de la que uno jamás puede librarse, dos amigas con energías incontenibles e impredecibles que, sin embargo, se equilibran entre sí y, por último, a una protagonista que, lentamente, va siendo absorbida por esa oscuridad que, desde el principio han llevado consigo los otros personajes.

En lo referido al vestuario y maquillaje, la única que realiza un cambio significativo es el personaje de “Marilyn”, que comienza como un foco de luz, de un blanco brillante, y, conforme avanza la obra, si bien no viste de negro, sí que se muestra esa oscuridad que la absorbe cuando la despojan del vestido rosa con el que está actuando y se queda prácticamente en ropa interior hasta el final de la obra. El resto del elenco lleva siempre vestimenta oscura, como si se quisiera remarcar el hecho de que estos personajes ya se han corrompido o que las sombras ya forman parte de ellos.

La escenografía transforma el escenario en un salón de espectáculos (de hecho, debido a ello, los personajes, en varias ocasiones, se refieren directamente al público). Sin necesidad de recurrir a una gran cantidad de elementos, es sencillo reconocer ese espacio al que se nos pretende llevar, y también obliga a las actrices a llenar todo ese vacío que ni la escenografía ni la utilería han ocupado. Por otro lado, el juego de luces sombras que se realiza con la iluminación parece buscar potenciar esa idea que se persigue durante toda la obra, es decir, la de que el éxito puede consumirte (y apagarte), la de que la luz interior no puede ser sustituida por la de unos focos y, por eso, hay que acabar eligiendo qué tipo de vida se quiere tener.

Las canciones interpretadas, como bien podría intuirse, son clásicos como “Hallelujah”, “Fly Me To The Moon”, “Bang Bang” que, sin duda, no solo encajan a la perfección con el tono y la ambientación de la obra, sino que, también, terminan de introducir al público en ese mundo que intentan evocar. En esa época no tan lejana que, en la representación, se muestra de forma tan “sucia”. Sin embargo, en ocasiones (y aquí es importante apuntar que, posiblemente, el problema fuera de la grabación) la música o cualquier sonido de los instrumentos resultaba ensordecedor en comparación con la voz de las actrices, a las cuales, en esos momentos, era complicado escucharlas con claridad.

En definitiva, Drac Pack es particular pero adictiva. Consigue que, al final, sea el público el que, de alguna forma, caiga en las redes de la fama y los focos, incluso si, en alguna ocasión, este no ha terminado de comprender lo que los personajes intentan transmitir. La vorágine en la que “Marilyn” cae, se quiera o no, acaba convirtiéndose, también, en el viaje que el propio espectador experimenta.


Sinopsis

Las Vegas, Transilvania, qué más da. Miles de focos desafían la ciudad de nuestro Drácula particular… Estamos a finales de los años cincuenta y junto a sus dos amigos, son mundialmente conocidos como el Drac Pack.

Nuestro protagonista es la estrella musical del momento y sabe que ha llegado la hora de despedirse del escenario, pero para ello necesita un sucesor.

Una noche conoce a una joven cantante que tan sólo necesita un nombre para poder volar. Él le regala la fama y la convierte en una estrella, en un mito. Pero para ser una estrella eterna tiene que tomar una decisión: vivir bajo la fría luz de los focos o vivir bajo la cálida luz del sol…


Equipo

Dramaturgia
Pablo Messiez
Autoría
Najwa Nimri, Emilio Tomé, Carlos Dorrego


Dirección
Fernando Soto
Ayudante de dirección
Carlos Dorrego


Producción
Hugo López
Producción Ejecutiva
Lope García, Carlos Dorrego


Reparto
Najwa Nimri, Alba Flores, Kimberley Tell, Anna Castillo
Escenografía
Alessio Meloni


Ayudante de escenografía
NEO Escenografía
Iluminación
Nuria Ramírez, Yahvé Ramos
Movimiento
Zoe Sepúlveda
Música
Najwa Nimri (dirección musical), Tomás Virgós (producción musical), Gonzalo Maestre, Marcos Sánchez (músicos)








Compañía
ROYAL ROLE
Vestuario
Belén Rastrollo




















Web
https://gruposmedia.com/historico/drac-pack/


Idioma
Castellano








Fecha del Estreno: 29/12/2016

Teatro: Teatro de la Luz Philips Gran Vía

Sala:  -

Duración en minutos: 80

Género  Musical

En los Medios


Drac Pack

Drac Pack transporta al espectador a los años 50, tomando como referencia al Rat Pack, mostrándonos la cara oscura de una época de lujo y, también, de desenfreno con un tono tenebroso que, en ocasiones, logra que se erice la piel.

Eva Hernández Hernández

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