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Crítica de Divinas Palabras

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Fernando Doménech Rico
ITEM-RESAD

 

Hay obras tan grandes que se imponen en el ánimo del espectador incluso cuando todos los elementos de la puesta en escena juegan en su contra. Es este uno de los casos más claros. Divinas palabras sigue siendo hoy, cien años después de haber sido escrita, una de las obras más duras, más crueles de toda la historia del teatro. Aunque el autor no quiso darle todavía el nombre de esperpento, se dan en esta tragicomedia de aldea todos los elementos que Valle-Inclán fue incorporando y perfilando en sus obras a partir de este momento. Es casi seguro que fue entonces cuando encontró la clave de lo que debía ser su teatro. Y con un sentido del humor feroz dibujó con precisión goyesca una tragedia vivida por gentes miserables, dominadas por una avaricia de pobres.

José Carlos Plaza ha dirigido cuatro veces esta obra maestra. Y en este mismo escenario estrenó por primera vez las Comedias bárbaras en un montaje que todavía se recuerda como uno de los grandes hitos del CDN. Por ello parecía que debería ser el director más apropiado para traer de nuevo a las tablas la obra de Valle-Inclán. Sin embargo, el montaje no está a la altura del autor, de la tragicomedia ni del mismo director. Lo que ha presentado el CDN y Producciones Faraute es una versión correcta, sin nervio, sin expresividad, a menudo desganada y las más veces fría. Un ejemplo es el de Ana Marzoa, magnífica actriz que ha hecho muchos papeles llenos de emoción a lo largo de su carrera, y aquí hace una Tatula sin relieve, casi agotada antes de empezar a hablar. Su texto, bien dicho, es una simple ilustración de lo que escribió don Ramón. Lo mismo le ocurre a Pedro Gailo y a Simoniña, incluso en la escena tremenda de la borrachera e intento de violación por parte del padre a la garrida moza.

Es cierto que María Adánez se esfuerza por dar aire y alegría a su Mari Gaila, pero su personaje carece de matices. Su trabajo, meritorio por lo demás, se resume en presentarse como una simple tarasca de buenas carnes. Solamente Consuelo Trujillo, como Marica del Reino, y el Baldadiño de Javier Bermejo merecen destacarse en medio de la mediocridad general.

La dirección peca de la misma desgana que la interpretación: José Carlos Plaza se limita a ordenar el tráfago de gentes que aparecen en Divinas palabras. Pero la culminación de la obra, con la llegada de Mari Gaila desnuda ante Pedro Gailo y la epifanía de las divinas palabras en latín resulta confusa y falta de fuerza.

Una escenografía muy eficaz resuelta a partir de un telón que se convierte en casa, iglesia, bosque y feria, y un vestuario correcto dan algo de empaque al montaje, que se queda en la simple ilustración de las palabras de Valle-Inclán. Palabras que, a pesar de todo, conservan algo de la magia y la poesía que les dio su autor.


Sinopsis

Divinas palabras, subtitulada Tragicomedia de aldea, es el exponente más moderno, el engranaje más perfecto y el cénit en el que el teatro español alcanza su máximo nivel, hoy en día aún no superado.

Lo trágico, lo dramático, lo cómico y lo grotesco se aúnan en esta tragicomedia. Donde es evidente la influencia de Goya y sus Pinturas negras, de los Disparates, de los horrores de la guerra. Y también evidente la influencia de Solana, Dalí y de toda una corriente española que llega hasta nuestros días –con Buñuel a la cabeza– en una auténtica sinfonía de colores, sonidos y sentimientos.

Esta inigualable obra de la literatura española está habitada con imágenes ancestrales de muerte, fanatismo, ingenuidad, barbarismo, codicia, avaricia y lujuria. Pero, sobre todo, de esa enorme fuente esencial, siempre reprimida, siempre oculta, siempre condenada y tantas veces prohibida: la sexualidad en libertad.

Con Divinas palabras estamos ante una de las dos o tres obras más universales de nuestra historia literaria. Una obra que no ha perdido en este siglo XXI ni un ápice de su poder corrosivo.

José Carlos Plaza


Equipo

Dramaturgia
José María EsbecCon apoyo de Zaida Alonso y Fernado Mercè
Autoría
Ramón María del Valle-Inclán


Dirección
José Carlos Plaza
Ayudante de Dirección
Montse Peidro


Producción
Centro Dramático Nacional, Producciones Faraute
Producción Ejecutiva
Celestino Aranda


Reparto
María Adánez, Javier Bermejo, Alberto Berzal, María Heredia, Chema León, Carlos Martínez Abarca, Ana Marzoa, Diana Palazón, Luis Rallo, José Luis Santar, Consuelo Trujillo
Escenografía
Paco Leal
Construcción de Escenografía
Scenik Móvil
Ayudante de Escenografía
Javier Ruiz de Alegría
Iluminación
Paco Leal, Javier Ruiz de Alegría






Fotografía
marcosGpunto






Vestuario
Pedro Moreno (Sastrería), Luis Delgado
Ayudante de Vestuario
Sofía Nieto Recio
Realización de Vestuario
Sofía Nieto Recio,Carmen 17, Petra Porter


Diseño del Cartel
Javier Jaén
















Idioma
Castellano








Fecha del Estreno: 13/12/2019

Teatro: Teatro María Guerrero. Centro Dramático Nacional

Sala:  -

Duración en minutos: 110

Género  Tragicomedia

En los Medios

Jose Miguel Vila: «Divinas palabras: la España que alguna vez fuimos» Diario Crítico

Máximo Ortega Capitán: «La palabra y su misterio» El día de Córdoba

Nicolás Montoya: «El absurdo, el esperpento y los personajes llenan el teatro Villamarta» Diario de Jerez 


Divinas Palabras

«José Carlos Plaza firma la dirección con la hábil precisión que le caracteriza: marca los tiempos al ritmo adecuado y diseña cuadros de soberbia plasticidad capaces de transmitir lo que ocurre, exprimiendo al máximo la capacidad interpretativa de un elenco que se multiplica sobre la escena para representar esta obra llena de complejidad.»

Máximo Ortega Capitán

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