Crítica de disPLACE
Un nuevo término, de origen inglés gentrification, ha acuñado el drama que sufren algunos de los barrios céntricos y populares de las grandes ciudades: “gentrificación”. La población de estos entornos es desplazada progresivamente por la especulación, que trae nuevos habitantes -con mayor nivel adquisitivo-, pero que no conocen las raíces de aquellos lugares únicos y típicos de las grandes urbes. Detrás de este proceso se encuentra el calamidad de cada uno de los desplazados, de los desahuciados y de los que quedan conviviendo en un lugar que ya no les pertenece.
DisPlace, ópera en dos actos, contrapone dos mundos sobre el mismo entorno: el de una pareja acomodada gracias a la especulación, frente a una pareja desahuciada. Dos mundos que tienen en común un entorno que ha dejado de ser auténtico y que a todos deja insatisfechos, llenos de añoranzas. A unos porque –a pesar de su poder adquisitivo- ya no ven en el barrio aquello que les enamoró, el encanto del barrio y las huellas de las personas que lo habitaban. Y a otros, porque la especulación los ha dejado sin casa, sin raíces y sin vida, para mejorar status de otros que no conocen lo esencial.
Sobre un sencillo escenario, con dos sillones y una puerta al fondo, destaca la pareja acomodada que se refugia en los viajes, la lectura y el alcohol. El mismo sencillo escenario que se llenará de cajas con la vida embalada de una familia que, al perder su casa, pierde su identidad y su vida. A ambas parejas las acompaña el alcohol como narcótico ante el drama, como elemento que canta las verdades y ayuda a la reflexión.
El primer acto, en inglés, nos acerca a la crisis interna de la pareja aburguesada. Él, un especulador con carácter universal, podría vivir en cualquier parte del mundo pero su forma de vida choca una mujer que se ha integrado en su barrio, donde las casas son hábitat y poseen la huella de quien las posee: “aquí fui feliz”. Dos formas de pensar antagónicas e incompatibles.
Pero la especulación no es algo teórico ni frío y el segundo acto, en catalán, hace que la lengua abandone la “universalidad” para adentrarnos en los barrios barceloneses donde un matrimonio celebra su última noche antes del desahucio. Una noche que recoge los recuerdos de ambos y que plantea la tragedia de lo que supone abandonar un hogar que lo ha sido todo para la vida en común.
El libreto está cargado de palabras significativas que de manera reiterada nos llevan a la reflexión sobre el tema central: recuerda (remember) imagina (imagine). Recuerda lo que era esta realidad, imagina lo que podría seguir siendo…
Un balcón es el mejor símbolo para observar la vida que se añora, el mismo que servirá para acabar con la tragedia del desahucio y que en la escenografía resulta central en su sencillez. El balcón representa la conexión entre los dos mundos exterior e interior que Peter Pawlik ha sabido aprovechar de manera extraordinaria para comunicar la sencillez de la escenografía con el contenido de denuncia.
Las magníficas voces de Elena Copons y de Sébastien Soules mantienen los dos dramas yuxtapuestos con gran intensidad representativa, mientras que se acompañan únicamente de un violín y un violonchelo y algún efecto electrónico, basados en un tejido musical sencillo pero a la vez atrevido de Raquel García-Tomás y Joan Magrané Figuera.
Una increíble ópera, en formato actualizado, de gran intensidad que interroga al espectador sobre las tragedias diarias que nos rodean y atenazan, tratando de rescatar lo mejor:
“Brindo por los que saben decir nosotros” […] “Déjame brindar por las cosas que valen la pena”.
Elena Martínez Carro
Universidad Internacional de la Rioja (UNIR)
Sinopsis
En un piso céntrico de Barcelona, una pareja acomodada atraviesa una crisis sobre su identidad y su relación con el mundo que la rodea. Un mundo cambiante donde todo lo atractivo se ha ocultado por la especulación y por la desaparición de aquellos que formaban parte del entorno.|En un piso céntrico de Barcelona, una pareja acomodada atraviesa una crisis sobre su identidad y su relación con el mundo que la rodea. Un mundo cambiante donde todo lo atractivo se ha ocultado por la especulación y por la desaparición de aquellos que formaban parte del entorno.
En el mismo espacio se yuxtapone la historia de un matrimonio desahuciado que celebra la fiesta de despedida antes de abandonar su hábitat de forma trágica, para que otros puedan vivir de manera acomodada.
Equipo
Autoría
Helena Tornero
Dirección
Peter Pawlik
Reparto
Elena Copons, Sébastien Soules, Benedek Nagy
Escenografía
Alexandra Burgstallter
Iluminación
Harald Michlits
Música
Raquel García-Tomás, Joan Magrané Figuera, Vinicius Kattah, Ensemble PHACE, Sophia Goidinger-Koch, Barbara Riccabona
Diseño del Cartel
Teatros del Canal
Festivales
Festival Musiktheatertage Wien|Festival Musiktheatertage Wien
Web Oficial
http://www.obnc.cat/es/2015/09/01/displace/
Idioma
Inglés, catalán, con subtítulos en castellano
Fecha del Estreno: 17/02/2017
Teatro: Teatros del Canal
Sala: Sala negra
Duración en minutos: 60
Género Musical, Ópera
En los Medios Jorge Fernández Guerra, El País: «‘disPLACE’, una ópera sobre la gentrificación» Marina Espinosa, Cadena SER: «Ópera de gentrificación y deshaucios» Vanesa Rodríguez, El diario.es: «Una ópera pone sobre el escenario a los desplazados por la gentrificación» Antoni Colomer, Platea Magazine: «‘DisPLACE’ en el Festival d’Òpera de Butxaca i Noves Creacions de Barcelona»
disPLACE
disPLACE, una ópera sobre la gentrificación
Jorge Fernández Guerra
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