Quentin's Cats

Crítica de Reservoir Cats

Zonia Lostaunau

Prácticas, Máster de Teatro y Artes Escénicas UCM

En 1992, Tarantino reunió a seis criminales profesionales para un robo de diamantes, pero alguien los delató y dispuestos a descubrir quién fue, se reagruparon en un almacén. A estos seis bandidos se les conocía como los Perros de Reserva o Reservoir Dogs. En 2020, la sala El Umbral de Primavera se convierte por setenta minutos en ese almacén, lugar perfecto para planear el atraco a una joyería, solo que esta vez ni Tarantino ni los Perros lideran la banda. Esta vez es el turno de Ricard Reguant junto a seis bandidas, seis independientes y fuertes felinas que se hacen llamar Reservoir Cats.

Ricard Reguant —director teatral, dramaturgo, guionista, director de cine y realizador televisivo catalán— ha dirigido cerca de medio centenar de obras desde finales de la década de 1980 y es el director de este atraco. Esta comedia negra está protagonizada por las actrices españolas Berta Álvaro, Bebe Camarero, Carolina Corvillo, Patricia Ginés, Sara Maqueda, Raquel Martín, Nuria Saavedra. Cada personaje encierra una verdad y todas están lideradas por la voz de Roger Pera (Uma). Además, tienen rasgos muy marcados que van desde la sensatez, la bipolaridad, la violencia, la elegancia, la inocencia, entre otros.

Esta puesta es un homenaje al cine de Tarantino y está inspirada en la película con la que debutó como director. Las seis duras mujeres que la protagonizan tienen que cumplir la siguiente misión: robar una joyería. Ninguna sabe nada de la otra y es por ello que ocultan su identidad tras nombres de actores de Tarantino como Samuel Jackson, Brad Pitt, Robert De Niro, Leonardo DiCaprio, Bruce Willis, Jon Travolta y tiene un líder invisible que se hace llamar Uma. Con el pasar del tiempo, la tensión invade la atmósfera al descubrir que una de ellas ha traicionado a la banda arruinando así el atraco. Los temas que se tocan en esta puesta van desde el feminismo, las relaciones lésbicas, los opresores y oprimidos, las traiciones, los secretos, la libertad de la mujer, los miedos e inseguridades y hasta un debate sobre los consoladores. El final es algo completamente inesperado que le da sentido a toda la puesta.

La estrategia estética estilista utilizada es la teatral – simplificada, ya que en un momento dado se dirigen al público rompiendo la cuarta pared. Otro recurso que evidencia la teatralidad es el uso de máscaras en ciertos momentos de la puesta. Asimismo, es simplificada porque utilizan la mínima cantidad de elementos. Por medio de una interpretación naturalista y un realismo simplificado por la cantidad mínima de elementos, esta puesta consigue generar empatía con el espectador. Sin embargo, a medida que se acerca el final hay un ligero distanciamiento que abre paso a la reflexión en torno a los temas tratados. La escenografía es fija de espacio consecutivo, ya que la mayor parte de la acción transcurre en el almacén y solo en un momento dado nos sacan de este por medio del espacio gestual y textual.

Las gatas de Quentin vienen recargadas y listas para hacernos reír sin ataduras y reflexionar en torno al tema de la mujer en estos últimos tiempos.