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teatro

Crítica de Rain

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José Gabriel López Antuñano
ITEM-UNIR

 

 

De Keersmaeker remontó en 2016 esta coreografía, creada en 2001, y que supuso una nueva orientación en la concepción espectacular: del teatro-danza por el que transitaba en la década de los noventa, cambió radicalmente el rumbo hacía el ballet contemporáneo de carácter abstracto, donde se produce la correspondiente ruptura de la forma y la función. En su lugar, se aprecia: multiplicidad de movimientos al dictado de un notorio geometrismo; un dinamismo que sube a un crescendo para no decaer en una segunda fase del trabajo; derroche de tensión y energía en los intérpretes; precisa creación cinética corporal, singular para cada uno de los diez bailarines, que les lleva a la adopción de diferentes posiciones de brazos, manos o piernas, acompañada de una expresiva gestualidad facial minimalista, que les permite la rápida (casi instantánea) relación entre ellos; cambios de ritmo sorpresivos y complejos (velocidad, detención, arranque), o de direccionalidad en los movimientos de los bailarines, siempre sujetos a la línea o a formas circulares o próximas; una ocupación del espacio variada pero pautada hasta el detalle para que la composición escénica resulte armónica en su diversidad y a veces sorprendente; pautas de movimiento diferentes para los hombres (tres) y para las mujeres (siete); y articulación de la propuesta en torno a un bailarín, que ejerce cierta centralidad en la coreografía. Los movimientos de los bailarines se realzan con el vestuario, ajustado a un mismo estilo, pero variado para cada uno de ellos, que pasa de tonos neutros a otros de fucsia, y con una iluminación que da calidez a la propuesta conforme esta avanza. La escenografía se organiza desde una gran suelo circular y beige, donde se dibujan líneas de colores o semicírculos, que además de marcar el carácter geométrico de la coreografía y romper la coloración, sirve para milimetrar el lugar dónde empezar o terminar una evolución, o bien la situación de un grupo de bailarines en un momento dado; el suelo se cierra por una tirolina semicircular y se adorna con cuatro sillas de metacrilato agrupadas y tangenciales al cierre de las cuerdas. Coreográfica dinámica y variada que sigue y contrasta la música de Reich, minimalista, repetitiva en el tema ejecutado con múltiples variaciones. Los intérpretes jóvenes y con energía actúan con una notable sincronía y contribuyen a ejecutar esta propuesta coreográfica que marcó un hito histórico en el estreno, al producirse una aproximación entre el ballet contemporáneo norteamericano y centro europeo, y producir un cambio creativo en Keersmaeker, aunque con posterioridad a 2001 haya revisitado el teatro danza.

José Gabriel López Antuñano

ARES – UNIR


Sinopsis

Con esta vibrante coreografía estrenada en 2001 –y revisitada más tarde en 2016–, De Keersmaeker regresa a dos de sus grandes pasiones: la danza más pura y la música minimalista de Reich. Durante una hora y diez minutos, diez bailarines corren, vuelan y chocan en el escenario, delineado por una cortina de finas cuerdas blancas, y despliegan una impresionante sucesión de piezas de baile.

Las estructuras matemáticas, el uso implacablemente geométrico del espacio, el arte de la variación constante –características todas ellas que se han convertido en sellos reconocibles de la coreógrafa– son llevadas al límite en Rain.

Para la coreógrafa y bailarina, su compañía Rosas es un grupo compacto de individuos que, uno por uno, interpretan un papel vital en el conjunto. Siete mujeres y tres hombres que, ataviados con los coloridos diseños de Dries Van Noten, se dejan propulsar por una única energía que les confiere una identidad. Porque lo que más llama la atención en Rain es esa especie de locura en movimiento, una marea o un fuego que pasa de cuerpo en cuerpo sin detenerse nunca en un bailarín en concreto, todo ello coreografiado en perfecta sintonía con el ritmo de la compleja partitura de Reich, para la que De Keersmaeker ha creado un mundo propio.

En Rain, el público es testigo de la rendición de diez bailarines ante esa energía colectiva irrefrenable que les une; una red burbujeante que comparte su aliento, su velocidad y una extraña camaradería que solo aparece tras traspasar los límites del agotamiento.


Equipo



Autoría



Dirección
Jakub Truszkowski, Marta Coronado




Producción
Rosas & De Munt, La Monnaie (Brussel/Bruxelles)




Reparto
Laura Bachman, Léa Dubois, Anika Edström Kawaji, Zoi Efstathiou, Yuika Hashimoto, Laura Maria Poletti, Soa Ratsifandrihana, José Paulo dos Santos, Frank Gizycki, Robin Haghi, Lav Crnčević, Luka Švajda, Thomas Vantuycom
Escenografía
Jan Versweyveld




Iluminación
Jan Versweyveld
Movimiento
Anne Teresa De Keersmaeker
Música
Music for 18 Musicians, de Steve Reich










Vestuario
Dries Van Noten
Ayudante de vestuario
Heide Vanderieck, Jan Vanhoof
Realización de vestuario
Charles Gysele, Christine Picqueray, Maria Eva Rodriguez
















Web
Teatros del Canal












Fecha del Estreno: 24/11/2017

Teatro: Teatros del Canal

Sala:  Sala roja

Duración en minutos: 75

Género  Danza, Danza-teatro, Comedia

En los Medios

Roger Salas, El País: «Circularidad matemática en nueva versión».

Rosalía Gómez, Diario de Sevilla: «La extenuante y jubilosa danza de Rosas».

Eloy V. Palazón, Culturamas: «Desde Londres: el ritmo incesante de Anne Teresa de Keersmaeker».

Adolfo Simón, Que revienten los artistas: «Rain de Anne Teresa De Keersmaeker / Rosas en los Teatros del Canal dentro del Festival de Otoño a Primavera».

 

 


Rain

Circularidad matemática en nueva versión.

Roger Salas

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