#TeatroConfinado (2) Teatro de la Abadía
Crítica de #TeatroConfinado (II) Visita guiada a una sesión BDSM
Visita guiada a una sesión BDSM nº 26
Visita guiada a una sesión BDSM nº 26 responde a uno de aquellos experimentos realizados en el momento de irrupción del COVID-19 en el que una fase de proyectos de recorrido largo o medio se tuvieron que adaptar a la nueva realidad. Visita guiada a una sesión BDSM nº 26 con dramaturgia e interpretación de Manuel Bonillo, coreografía y movimiento de Jota Altuna y espacio sonoro de Jhana Beat trata de un “espectáculo digital y no contagioso” que forma parte del “PAAR (Práctica Artística AntiRealista) Nº1: Dominio Público”, un proyecto que el colectivo Vladimir Tzekov viene desarrollando desde hace varios años y que incluye distintas acciones performativas y un canal en YouTube del mismo nombre. Se trata abiertamente de una experiencia virtual, colectiva e iniciática diseñada para “estos tiempos de confinamiento, cambios e intimidad”. De todas las obras de teatro confinado de La Abadía, es probablemente la pieza que más juega con el hecho de estar invadiendo la privacidad del público, que es invitado a formar parte de una sesión de sado maso.
Máster Axel comienza la narración distinguiendo entre las prácticas sexuales normativas y las normativas, entre el sexo “vainilla” y el sexo de posesión. La articulación teórica debía mucho a los cuatro volúmenes de la Historia de la sexualidad de Michel Foucault, donde se establecen la normativiza acción de las prácticas sexuales en distintas épocas. Se exploraba, asimismo, la interrelación entre las prácticas escénicas y las sesiones de BDSM. Para el grupo son iguales pues “en ambas situaciones tenemos alguien que ejerce el poder y alguien que lo soporta”. Asimismo, de todas las experiencias era la única que hablaba en géneros no binarios para referirse al mundo de la sexualidad. Dadas las características de la obra lo más complejo era establecer la interacción entre la compañía y el público. La obra comenzaba con todas las cámaras apagadas aunque se invitaba al público a encender la cámara quedaba a su habitación, a su salón o a sus estancias privadas. Las partes del cuerpo eran denominadas a la Foucault como dispositivos de “poder asimétricos no consensuados”. Uno de los actores comenzaba pronto a ofrecer partes del cuerpo en una de las cámaras del zoom que estaba dispuesto en formato de mosaico. El público es invitado a ofrecer partes del cuerpo (siempre excluyendo zonas eróticas y genitales) para conformar una suerte de orgía digital muy edulcorada en la que el maestro oficiante intentaba desgranar el mero hecho escénico que estaba produciéndose mientras lo comparaba con una práctica sado. De nuevo se utiliza a Foucault para indicar el proceso por el cual se reprime una sexualidad con el fin de minimizar desviaciones normativas. El experimento, por lo menos en la sesión que estuve, resultó bastante exitoso. En entrevistas posteriores, los miembros del elenco me informaron de que no siempre había sido tan sencillo.
Sinopsis
Este espectáculo digital y no contagioso forma parte del PAAR (Práctica Artística AntiRealista) Nº1: Dominio Público, un proyecto que el colectivo Vladimir Tzekov viene desarrollando desde hace varios años y que incluye distintas acciones performativas y un canal en YouTube del mismo nombre. En este caso, os traemos una experiencia virtual, colectiva e iniciática diseñada especialmente en colaboración con La Abadía para estos tiempos de confinamiento, cambios e intimidad.
¿Qué tienen en común una práctica escénica y una sesión de BDSM?¿Son compatibles? Si en ambas situaciones tenemos alguien que ejerce el poder y alguien que lo soporta ¿cuál de los dos consensos es de mayor calidad? ¿Cómo podemos resistir con nuestros cuerpos a la despoetización generalizada del mundo?¿Cómo declarar la mayoría de edad sobre ellos sin recurrir a una racionalidad kantiana castrante?¿Cómo escapar a la mediocre Realidad establecida que nos rodea?¿Cómo rechazarla en tanto que nuestra única y patética oportunidad para el placer? ¿Cómo involucrar a nuestro cerebro en nuestras orgías?
Queremos dominaros solo cuando tengamos vuestra confianza, pero no para hacer nada que esté en contra de vuestra voluntad, sino para jugar a saber mejor que vosotrxs que es lo que queréis. Para colaborar en la destrucción de la fe en el Individuo, la que promulga la más peligrosa de las mentiras, la de que cada unx sabe lo que quiere. Es tremendamente liberador comprobar que alguien sabe mejor que tú lo que quieres en un momento dado porque te da el permiso de ser falible en los juicios que se refieren a ti mismx. En la muerte de la identidad, tras la muerte del autor interior de nuestras vidas, la anulación de nuestra voluntad es la única forma absoluta en tanto que poética de hacer desaparecer toda nuestra identidad, de des-identificarnos, de des-conocernos cada vez más. Y así poder sorprendernos a nosotrxs mismxs
Por otro lado, ceder nuestra voluntad es algo que hacemos de manera constante, más allá de puritanismos éticos que interpreten al rol dominante siempre como opresor, todxs disfrutamos de ofrecer nuestra voluntad a unx dominante que se lo merece, siempre necesitaremos seguir las directrices de personas dominantes allá donde reine nuestra ignorancia.
Espectáculo recomendado a partir de 18 años.
Equipo
María Velasco
Autoría
Manuel Bonillo
Dirección
Manuel Bonillo
Reparto
Manuel Bonillo
Movimiento
Jota Altuna
Espacio Sonoro
Jhana Beat
Compañía
Laboratorio de Acción Escénica Vladimir Tzekov
Efectos especiales
Raúl Alonso, Devorah Macías
Idioma
Castellano
Fecha del Estreno: 10/04/2020
Teatro: Teatro de la Abadía
Sala: -
Duración en minutos: 50
Género Confinado
En los Medios Adolfo Simón, «Visita guiada a una sesión BDSM nº26», Querevientenlosartistas.com Raquel Vidales, «Simulacro de performance» El País Más escena; «Teatro confinado, Masescena.com Reportaje Marta García Miranda, «Visita guiada (y teatral) a una sesión de BDSM» Cadena Ser
#TeatroConfinado (II) Visita guiada a una sesión BDSM
«De todas las obras de teatro confinado de La Abadía, es probablemente la pieza que más juega con el hecho de estar invadiendo la privacidad del público (…)»
Julio Vélez Sainz
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