Crítica de SIAM (o en algún lugar)

Abel Pérez

Prácticas, Máster de Teatro y Artes Escénicas UCM

“Una obra sobre el destino como lugar a encontrar… tan lejos e inasible como el deseo.” Con estas palabras comienza la revista la revista República cultural la breve nota de prensa sobre esta obra cuando fue estrenada dentro de la programación del festival Surge Madrid 2017. Siam (o algún lugar) nos presenta la historia de una familia de los años 80 con numerosos conflictos leves entre la hija adolescente con su madre y su padrastro (con quien se niega a hablar). La madre intenta comunicarse con ella y trata de conocerla más a fondo sin éxito, mientras la hija tiene grandes ansiedades por viajar muy lejos, según ella para encontrar su destino, pues su mano -que escribe sola- escribe la palabra Siam y piensa que podrá encontrar su destino en ese lugar (actual Tailandia). La madre debe tratar de lidiar al mismo tiempo son sus propias ansiedades e inseguridades, tratando de sobrellevarlas mediante el ikebana. El padrastro debe también afrontar la inseguridad que le crea la relación con su hijastra y el pasado que se descubre que tiene con la psicopedagoga del instituto, con quien la chica tiene una relación realmente cercana.

El montaje tiene una correcta ambientación de los años ochenta tanto en el vestuario como en la escenografía y utilería sin sobrecargarla demasiado, sin caer en tópicos de los años ochenta. Dentro de esta ambientación se desarrollan tres personajes sencillos que el reparto hace creíbles. Los tres tienen una relación entre ellos y entre los personajes que no aparecen en escena que realmente hace que el marco que rodea la historia esté bien definido y la fábula no sea confusa, sino concreta, pues muestra un momento muy exacto de la vida de estas personas. A ello también ayuda el diálogo, que logra identificar rápidamente los rasgos de los personajes y las distintas formas de comunicarse que tienen con otras personas.

A pesar de las virtudes de este montaje, también debo decir que toda la trama, que resulta ser una historia muy cotidiana y pequeña, se nos muestra con una atmósfera absoluta y ridículamente densa, contrastando mucho con el argumento de la obra. En varias ocasiones, los actores parecen forzados a decir un texto que podría resultar muy natural y orgánico a decirlo con una intensidad totalmente desproporcionada a lo que dice, tratándose la obra de un montaje aparentemente realista. Si es algo intencionado, es posible que simplemente no haya entendido el sentido de esto, pero en cualquier caso resultaba verdaderamente extraño. Además, esto contribuía a que el ritmo de la obra fuese realmente monótono, sin apenas variaciones y casi nada que sorprendiese de verdad al espectador. Considero que el texto escrito cuenta una historia muy sencilla que se ha tratado de contar con demasiada complejidad. A pesar de ello, resulta agradable de ver por la interpretación del reparto.

Abel Pérez, ITEM