Crítica de Séneca
Emilio Hernández retoma el texto de Antonio Gala y nos introduce a Séneca. A través del espectáculo, observamos las últimas horas del filósofo romano antes de su suicidio. Séneca fue el maestro del emperador Nerón, el joven que iluminaba a través de la música y la poesía, pero la historia percibió como una figura atroz.
Para la puesta en escena de Séneca, cooperan los diseños de a partir del patrón del anfiteatro romano y de un vestuario de tono negro que mezcla prendas romanas con gafas de sol. Casi todos los personajes pasan la gran parte de la obra en escena; cantan baladas, aparecen con guitarras electrónicas o incluyen temas de Monteverdi.
Se produce un espectáculo variado y Hernández trató de definir a Nerón desde el erotismo que le rodeada. Del vínculo sexual de Nerón con los pezones de su madre, pasamos a Nerón homosexual hasta llegar a conocer a Nerón marido. El espectáculo trata de transmitir la cultura romana liberal pero, sin embargo, introducir el erotismo al teatro corre el riesgo de provocar. En el caso de Séneca, los bailes escénicos tratan de proteger el integro del erotismo en el espectáculo pero no de modo eficaz. Desnudar a los actores quizás no es siempre la mejor vía hacia una producción alternativa. El público necesita saber el por qué de cada escena y la finalidad de la exposición de las partes íntimas de Néron en el primer minuto de la obra seguramente nunca se llega a comprender.
¿Qué nos quiere decir Hernández con Séneca? Se aprovecha para hablar del poder político, las injusticias sociales, la opresión de las artes y la corrupción. Temas que padecían las épocas anteriores y que nos siguen atormentando. En una primera vista, Emilio Hernández comunica esta problemática de los tiempos, pero la selección escénica que aportó convierte la obra en menos atrayente y más rechazable. Rechazable por el abuso de los temas de flamenco, añadidos a las operetas clásicas y las baladas de rock o el mal uso de un actor negro para justificar el uso de los esclavos de aquella época. Estos elementos al lado de las imágenes incomprendidas en cada escena, desorientan al espectador, por lo menos en la mayor parte de la obra, y se compleja la posibilidad de detectar el mensaje del espectáculo.
Eleni Pentara
Instituto del Teatro de Madrid
Sinopsis
Séneca es un personaje conocido -no demasiado, quizá sólo supuesto- como moralista, como filósofo, como dramaturgo. Pero su actividad política, no reducida a la formación de Nerón, suele quedar, acaso con intención, en la sombra. Las contradicciones que se dan entre la obra y la actitud de Séneca son tan graves que no podían dejar de atraer a un autor de teatro. Porque él es, al mismo tiempo, protagonista y antagonista de su vida. En una época cuya decadencia, cuya corrupción general, cuya sensación de agotamiento, la hacen tan semejante a la nuestra, hay un hombre de Córdoba –el más romano de todos los estoicos y el más estoico de todos los romanos– que personifica las tentaciones que el poder plantea a la ética, y el contagio con que la amoralidad asalta a la virtud (Antonio Gala).
Equipo
Autoría
Antonio Gala
Versión
Emilio Hernández
Dirección
Emilio Hernández
Reparto
Diego Garrido, Carmen Linares, Esther Ortega, Eva Rufo, José Luis Sendarrubias, Aka Thiemele, Antonio Valero, Ignasi Vidal, Carolina Yuste
Escenografía
Emilio Hernández
Iluminación
José Manuel Guerra
Música
Marco Rasa
Compañía
Centro Dramático Nacional
Vestuario
Felype de Lima
Diseño del cartel
B y G, Isidro Ferrer
Web
http://cdn.mcu.es/espectaculo/seneca/
Idioma
Castellano
Fecha del Estreno: 24/03/2017
Teatro: Teatro Valle Inclán. Centro Dramático Nacional
Sala: -
Duración en minutos: 100
Género Drama, Biodrama
En los Medios Javier Vallejo, El País: «‘Cuando el afán de lucro se extinga» Julio Bravo, ABC: «‘Séneca’: combate entre ética y corrupción» Marta Bascón, Cultura joven: «‘El poder, la corrupción y el erotismo» Raúl Losánez, La Razón: «‘Séneca’: el espíritu de la contradicción»
Séneca
Séneca: el espíritu de la contradicción
Raúl Losánez
0 comentarios