Crítica de Salomé
El director de cine y teatro Jaime Chávarri siempre se ha sentido fascinado por Oscar Wilde, y en especial por Salomé, “obra que encontré en la biblioteca familiar cuando tenía 8 ó 9 años. Me encantaban las historias de romanos y me fascinó aquella mujer tan malvada”. En 2015 decide llevarla a las tablas. Esta tragedia en un acto, escrita en 1891, es considerada “la pieza dramática más estrambótica y polémica de entre todas las que compuso Oscar Wilde” en palabras de Antonio Ballesteros González (2014:72)[1]. El personaje bíblico ha fascinado a escritores, artistas y críticos literarios. Quizás es con Oscar Wilde con quien el mito de la mujer fatal ha alcanzado su máxima expresión hasta el punto de ser la obra dramática que mejor representa el espíritu del decadentismo finisecular (Ballesteros González, 2014: 69). El interés de Jaime Chávarri por esta pieza reside en la compleja naturaleza del personaje, como confiesa en una entrevista: “Salomé es un personaje único, una mujer fatal, una vampiresa, que vive una soledad tremenda en una familia destructiva. Todo eso me atrae mucho, pero especialmente el hecho que Wilde nos enseña el hallazgo del amor por una mujer destructiva que detestaba a los hombres. Wilde se inventa un tipo de mujer inexistente entonces, es el primer texto en el que vemos a un personaje femenino descubrir el deseo y confesarlo delante del público”. El montaje ha sido muy respetuoso con el texto original. Si bien Salomé representa a un mismo tiempo el deseo, la locura, la perversión y la destrucción, en la puesta en escena se ha querido enfatizar el carácter místico del personaje, algo que Victoria Vera ha sabido encarnar con gran acierto. Junto a ella, la interpretación mejor valorada ha sido la de Manuel de Blas en el papel de Herodes. La escenografía, sencilla y sin artificios, no experimenta grandes cambios durante el espectáculo. Sobre el escenario se nos presenta el palacio de Herodes con una gran luna a sus espaldas, elemento poderoso de gran simbolismo que juega a ser espejo o contrafigura de la protagonista. A todo ello se suma un vestuario ecléctico que contribuye a crear una atmósfera inquietante y en ocasiones histriónica. El conjunto de la crítica valora el montaje positivamente.
Olivia Nieto Yusta
SELITEN@T
[1] Antonio Ballesteros González (2014). “Decadencia y perversión. Oscar Wilde y la creación victoriana del mito de Salomé”. Herejía y Belleza: Revista de Estudios Culturales sobre el Movimiento Gótico, 2, 69-87.
Sinopsis
Tragedia en un solo acto que relata la historia de Salomé, personaje bíblico que pidió a su padrastro la cabeza de San Juan Bautista tras haber bailado ante él.
Equipo
Autoría
Oscar Wilde
Dirección
Jaime Chávarri
Ayudante de dirección
Benjamín Lorenzo
Adaptación
Jaime Chávarri
Producción
Verver Independent SLU
Reparto
Victoria Vera, Manuel de Blas, Inés Morales, José Carlos Illanes, Jacinto Bobo, Ignacio Gijón, Joaquín Oliván, Álvaro Navarro, Miguel Berlanga
Escenografía
David de Loysa
Construcción de escenografía
Escenografías Los Molinos
Iluminación
Manuel Fuster
Movimiento
Ricardo Cué
Música
Richard Strauss (Salomé, Danza de los siete velos)
Vestuario
Jaime Chávarri, José Antonio Arroyo
Realización de vestuario
Sol Curiel, Sol Curiel
Asesoría literaria
María Condor
Utilería
Hermanos Mateos
Idioma
Castellano
Fecha del Estreno: 03/03/2016
Teatro: Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa
Sala: Sala Guirau
Duración en minutos: 80
Género Drama
En los Medios María Cóndor, Descubrir el arte: «La soberbia interpretación de Victoria Vera interrumpe la “tradición“ de la Salomé perversa…» José Miguel Vila, Diario crítico: «El lirismo mórbido de ‘Salomé’, de Oscar Wilde, en el Fernán Gómez de Madrid» Estrella Savirón, Agolpedeefecto: “Una Salomé diferente, más infantil y caprichosa”: José Catalán Deus, Periodista digital: “No bastan siete velos para recuperara esta rancia pieza de Oscar Wilde”:
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