Crítica de ¿Quién soy? Teatro para bebés

Sandra Domínguez Bautista

Prácticas, Máster de Teatro y Artes Escénicas UCM

Sandra Domínguez Bautista – Universidad Complutense Madrid

Todo el mundo sabe que los niños son muy agradecidos, pero aún así es necesario tener en cuenta sus edades a la hora de crear cualquier tipo de espectáculo. Según Piaget, los bebés se encuentran entre una etapa sensoriomotora y la etapa de la función simbólica en la cual no tienen la capacidad de captar y procesar la información de manera lógica, por lo cual no comprenderían todo el texto que aparece en esta obra. Sin duda la calificaría como obra de teatro infantil o incluso cuenta cuentos, ya que está muy cercana a una animación de niños entre 4 y 7 años.

Es de agradecer los temas tratados tan acertados. Los instrumentos musicales y los animales suelen ser de mucho interés para la infancia. Así ellos, además de entretenerse, pueden aprender, que es uno de los objetivos principales de este género teatral. Lo que más destaca de esta obra teatral es lo sensorial y los momentos “sorpresa”. Papeles que saltaban por los aires, marionetas que aparecen de una caja gigante, e incluso los títeres se humanizaban reencarnándose en una de las actrices. En los elementos escenográficos, atrezzo y vestuario encontramos muchos colores diferentes y texturas. Se puede sentir la suavidad de las telas o los títeres, explotar pompas de jabón y ver a través de las transparencias del tul. En cuanto al espacio sonoro, se escuchan diferentes sonidos, así como música grabada y en directo, invitando al público a participar con esta última, tanto cantando como tocando.

Por otro lado, las actrices juegan con todo el espacio y con todos los niveles. Realizan movimientos amplios y enérgicos que llaman la atención de niños y adultos, y hacen que no haya distracciones ajenas. En la interpretación podemos apreciar, técnicas de animalización y danza; pero a pesar de ello, los movimientos parecen no estar cerrados, por lo que la inseguridad en la actriz se puede apreciar.

Por último, gracias al uso de la mascarilla FFP2 o la KN95, existe la posibilidad de un acercamiento con el público de forma más personal tan importante para las edades con las que tratamos. Esa interacción con el espectador desde su tranquilidad hace que este se sienta como parte importante del espectáculo. El hecho de que cumplan las medidas de seguridad actuales da la confianza necesaria para seguir asistiendo a este tipo de espectáculos interactivos a pesar de la existencia del COVID-19; donde, con una adecuada adaptación a la madurez y al proceso del aprendizaje del niño, tanto pequeños como mayores disfrutan del momento olvidando su rutina.