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La Verdad conmueve en “Queridos míos…

Crítica de Queridos míos, es preciso contaros ciertas cosas

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Eva Parra Hermida
Máster de Teatro y Artes Escénicas UCM

Deslumbrante resulta, nada más comenzar la representación, el contenido y la belleza del texto. Así continuará a lo largo de todo el montaje. Podemos decir que esta obra de Gómez-Arcos se sitúa entre la forma dramática, la ensayística y la poética. La trama de la obra es sencilla, con una sola línea de acción que atraviesa de principio a fin la propuesta y que está relacionada con el concepto y la vivencia de la Verdad, personificada en el personaje de Casandra. Un nutrido grupo de detractores, personificados en El gobernador, La Esposa del Gobernador, La Duquesa, La Abuelita o El Capitán, entre otros, tratan de forzar a que diga lo que quieren oír o si no, condenarla al silencio.

Muy bella es también la escenografía, el vestuario, el maquillaje. Hablemos de ellos. En cuanto a la escenografía, para comenzar, es muy relevante, además de los elementos situados en el propio escenario, de los que daremos cuenta a continuación, la plataforma elevada que recorre el pasillo del patio de butacas a la altura de los hombros del público. Por esta plataforma entran al escenario y salen de él los personajes detractores de la Verdad pisando fuerte, en bastantes ocasiones. Casandra no pisa ese espacio. En el escenario encontramos dos dispositivos de telones que nos marcan los espacios donde transcurre la mayor parte de la acción. Un telón a modo de espejo gigante donde se refleja el público y que cae muy cerca del proscenio, limita el espacio con el que comienza la acción y al que se volverá en diferentes momentos. Un segundo espacio fundamental es el que forma un segundo telón a modo de telón de boca del propio teatro (de color rojo y con flecos dorados amplios en la parte inferior). Este otro telón está situado a un poco más de la mitad del escenario y aparece al levantar el primer telón de espejo. Este espacio se completa con una plataforma a modo de pequeño escenario rojo, al que acceden los personajes por los hombros del escenario o por las escaleras enfrentadas al público, si los personajes se hallan en el nivel cero del escenario. El resultado es un escenario dentro del escenario donde los “detractores” de la Verdad se entretendrán escuchando a Casandra y riéndose aparatosamente de lo que dice. Este mismo espacio se utiliza a modo de sala del trono en otros momentos, incluso, con solo dejar caer el telón rojo por las escaleras, vemos un nuevo espacio significante de la podredumbre que se va instalando en esa sala del trono/teatrillo, a medida que destrozan a la Verdad. La caja escénica en toda su profundidad, es decir, con todos los telones arriba, aporta otros espacios importantes para la acción como es una cárcel, una azotea o la oscuridad del destierro.

Como podemos deducir, la escenografía aporta una información narrativa, pero fundamentalmente contiene una simbología que refuerza el contenido poético- reflexivo del texto.  Las atmósferas creadas por la luz y el espacio sonoro completan la propuesta estético-estilística con gran fuerza.

A propósito del vestuario, el maquillaje y la peluquería, es también un acierto el concepto de collage histórico y circense de prendas, maquillajes, peinados. Elementos de vestuario que remiten a la época colonial, se mezclan con camisas o pantalones de los años 70, con corbatas de payaso, con botas militares. En realidad, la sofisticación estética es muy notable en todos los personajes, menos en Casandra, que viste con un sencillo vestido con falda hasta la rodilla, lleva calcetines y botitas y su pelo es una melena corta, sencilla y natural.

Además de los aciertos en todos los elementos significantes de la puesta en escena que llevamos vistos, la propuesta de Portacelli para el reparto, es ideal. Creo que todos y cada uno de los actores y actrices del elenco defienden sus personajes con excelencia. Hay un trabajo de defensa del texto y dicción extraordinario y, aunque ninguno de los personajes está en clave naturalista, la fuerza de sus intervenciones tiene una organicidad tal que hasta podemos imaginar una biografía para todos ellos. En realidad, cada personaje representa más bien una actitud ante la vida, una forma de enfrentarse a la realidad, un punto de vista sobre cómo vivir, condicionado en la práctica totalidad de los personajes por la inmovilidad, el miedo al cambio, el fanatismo por “las cosas como han sido siempre”. Si lo miramos bien, esta quizá sería una falla del texto porque hay una sobre-representación del mundo conservador intolerante y sádico, frente a un solo personaje heroico, Casandra. Ella tiene ayudantes en diversos momentos, pero la tendencia final es a la soledad y el silencio. Concluimos pues que la interpretación mejora lo que el texto en su lectura podría dar de sí. Por supuesto, es sobresaliente la capacidad de Mónica Glaenzel (Casandra) para dar la inocencia y humanidad que requiere su personaje para conmover al público en sus largas intervenciones visionarias. Todos los personajes en algún momento hacen apelaciones directas al público. El juego distanciador que permite ese recurso, alivia momentos de gran intensidad emocional y nos recuerda que el autor y la directora pretenden la reflexión expresa sobre lo planteado en escena.


Sinopsis

El Feriante lleva ante la Duquesa a Casandra, que es una joven visionaria. Las palabras que dice, las imágenes que verbaliza no gustan en ese lugar, que es todos los lugares donde haya gobernadores intolerantes, aristocracia perversa, soldados que obedezcan sin pensar…Allí cada cual quiere dar su discurso. La Verdad, personificada en Casandra, va siendo agredida, violada, destrozada con discursos que comienzan con “Queridos míos…”


Equipo



Autoría
Agustín Gómez Arcos


Dirección
Carme Portacelli
Ayudante de dirección
Helena Ramada


Producción
Centro Dramático Nacional




Reparto
Walter Vidarte, Rosa Novell, Mónica Glaenzel, Manuel de Blas, Antonio Duque, Carlos Velasco, Gloria Muñoz, Eva García, Patricia Mendy, Alicia Hermida, Juan José Otegui, Iñaki Guevara, Pedro García de las Heras
Escenografía
Isidre Prunés, Montse Amenós
Construcción de escenografía
Pinto´s
Ayudante de escenografía
Llorenç Corbella
Iluminación
María Doménech




Espacio Sonoro
Jose Antonio Gutiérrez “Guti”








Vestuario
Isidre Prunés, Montse Amenós
Ayudante de vestuario
Llorenç Corbella
Realización de vestuario
Cornejo, Cornejo














Utilería
Mateos




Idioma
Castellano
Maquillaje
Juan Pedro Hernández
Peluquería
Peluca: Viuda de Ruiz




Fecha del Estreno: 18/06/2020

Teatro: Teatro María Guerrero. Centro Dramático Nacional

Sala:  -

Duración en minutos: 120

Género  Drama

En los Medios

 “Agustín Gómez-Arcos, un autor en busca de la utopía perdida”, ABC

“Queridos míos, es preciso…”, ABC

El montaje recrea una dictadura de cualquier época y lugar que hace víctima de su represión a una niña cuyo único valor está en ser algo visionaria y comprender, por su inocencia, que un mundo mejor y más solidario es un sueño posible. […]” (‘Diario 16’, 2-12-1994)

Entrevistas y Reportajes

Cristina Santolaria, “Los dramaturgos del exilio español”, AAT

Haro Teclen, “Extranjero en su patria”, El País

Bio autor: Agustín Gómez Arcos, NTS! Webzine

Bio directora: Carme Portacelli

Estudios académicos y entrevistas especializadas

Reportaje de investigación: “Libertad sin memoria…” Revista Don Galán núm. 3

Tesis doctoral: “Agustín Gómez Arcos…” UNED

 

 


Queridos míos, es preciso contaros ciertas cosas

«La escenografía aporta una información narrativa, pero fundamentalmente contiene una simbología que refuerza el contenido poético- reflexivo del texto.  Las atmósferas creadas por la luz y el espacio sonoro completan la propuesta estético-estilística con gran fuerza.»

Eva Parra Hermida

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