
Crítica de Pundonor

Claudia Pérez Espinosa, profesora de sociología, regresa a las aulas después de unos meses de baja laboral por cuestiones psiquiátricas. Comienza a impartir una clase sobre Foucault y, al poco de comenzar, se siente insegura por la materia e intimidada por algunos alumnos, lo que desemboca en una acumulación de recuerdos, que le alejaron de las aulas: entre otros, un “despiste”, el olvido de ponerse la falda, salir de casa de esa guisa y acudir a clase sin ser consciente de ello y sin comprender las reacciones de alumnos y compañeros. Refiere además sus problemas de cleptomanía y una serie de avatares peculiares en la relación con su pareja, compañeros o meramente de convivencia, indicadores de un desequilibrio psíquico y de la compleja situación para la convivencia. En medio de estas circunstancias personales, alguna breve referencia al filósofo francés. Pero el monólogo no es el simple relato de lo escrito, sino que también es una muestra de las teorías de Foucault sobre el poder y la fuerza de las estructuras sociales o de la convivencia, que presionan y desequilibran al individuo, aunque no se sientan y sean involuntarias.
El interés del texto reside en la capacidad para hilvanar un discurso donde la historia personal de la profesora sustenta las teorías de Foucault. Está formulado de manera caótica, ilógica, mostrando -a un tiempo- una formulación racional entreverada con pasajes donde aflora el subconsciente. Al mismo tiempo, comparte la exposición a los alumnos (o espectadores), ora didáctica ora personal, con soliloquios, en los que exterioriza cuanto pasa por su cabeza en una formulación que, al dictado de la narrativa, se denominaría de corriente de conciencia. De manera vertiginosa y natural cambia de plano y acomete nuevas situaciones o incidencias, con una exposición caótica, que le ocasiona una progresiva inestabilidad emocional y hace más frágil al personaje, mientras la perplejidad cunde entre el público; se ejemplifican las teorías, al tiempo que la compasión se transmite; el desconcierto provoca la sonrisa, pero más que reírse del personaje, el espectador empatiza con él, se ríe con él.
El espacio escénico es la tarima de un aula con una mesa desvencijada, una pizarra, una silla y una puerta, sobre la que se lee el típico cartel de salida. Muy significativo de un mundo en declive o destrucción. Sobre el estrado la actriz y dramaturga, Andrea Garrote, que pauta con acierto un texto complejo. Las inflexiones, la organicidad, el ritmo, la energía y la verdad conectan, y le sirve para desgranar las tribulaciones de un personaje, víctima de una sociedad estructurada en exceso.
Sinopsis
Una profesora universitaria, Doctora en Sociología, que vuelve al aula después de tomarse unos meses de excedencia. Pero la clase que debe dar, una introducción a la obra de Michel Foucault se interrumpe constantemente debido a su frágil situación. Necesita dar explicaciones sobre su comportamiento, aparentemente necesita redimirse. En su desesperación, Claudia, se vuelve imprevisible, vulnerable. Se usa de ejemplo para la teoría.
Equipo
Andrea Garrote
Autoría
Andrea Garrote
Dirección
Andrea Garrote y Rafael Spregelburd
Producción
Carolina Stegmayer
Reparto
Andrea Garrote
Escenografía
Santiago Badillo
Iluminación
Santiago Badillo
Música
Federico Marquestó
Fotografía
Sandra Cartaso
Vestuario
Laura Sol Gaudini
Idioma
Castellano
Fecha del Estreno: 10/03/2022
Teatro: Teatro de la Abadía
Sala: Sala José Luis Alonso
Duración en minutos: 70
Género Drama
En los Medios Liz Perales, El Español, 12 de marzo de 2022, «Insuperable Andrea Garrote en ‘Pundonor'» [9] Jazmín Carbonell, La nación, 7 de septiembre de 2022, «Pundonor: una potente clase magistral» [9] Mariana Rodrigo, Sonámbula, 8 de abril de 2021, «Pundonor, o la tragedia de lo imprevisible» José-Miguel Vila, Diario Crítico, 11 de marzo de 2022, «Crítica de la obra de teatro ‘Pundonor’: rebelión en las aulas» [9]

Pundonor
«(…) el monólogo no es el simple relato de lo escrito, sino que también es una muestra de las teorías de Foucault sobre el poder y la fuerza de las estructuras sociales o de la convivencia, que presionan y desequilibran al individuo, aunque no se sientan y sean involuntarias.»
José Gabriel López Antuñano
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