Crítica de Nada se pierde ni puede perderse
Una enorme pancarta de color negro con letras blancas preside a modo de sobretítulo el escenario: Nada se pierde ni puede perderse. Parece que estuviera puesto ahí para que no se nos olvide durante toda la función. Por lo demás, un micro y su pie a la izquierda, una silla negra a la derecha y All you need is love de los Beatles sonando de fondo. El resto podría resumirse en una frase: sobredosis de fuerza escénica. Los diez actores que componen el elenco irrumpen como un huracán sobre el escenario y nos ofrecen una reflexión sobre el amor. Actrices y actores investigan a través del lenguaje físico, del lenguaje verbal y del lenguaje musical sobre el gran tema. Nos hablan de sus dificultades y sus miedos, de sus luchas internas y su búsqueda por entender el proceso por el que están atravesando. Sobre el frío espacio de un escenario prácticamente vacío nos conmueven con un texto que se compone principalmente de reflexiones personales, aforismos y canciones con voz y guitarra en directo. La música interpretada con absoluta delicia aporta delicadeza y engrandece el montaje.
Del equipo humano que compone este grupo podríamos destacar la potencia escénica, la fuerza de la juventud desgranada sobre el escenario y la pasión con la que mueven cada uno de los músculos de su cuerpo para llevar al espectador a otro nivel y hacerlo reflexionar sobre aspectos cotidianos. Con una interpretación brillante y un trabajo coordinado y perfectamente equilibrado entre los distintos elementos de la escena, Nada se pierde ni puede perderse exhibe la grandeza de un grupo de jóvenes que habla del amor en todo lo ancho del término, desde el amor romántico al amor tóxico pasando por el amor platónico o el amor carnal. Esta más que interesante propuesta pone de manifiesto que la gente joven tiene mucho que decir. No solo sobre el amor, también tienen mucho que decir sobre buen teatro.
José Ramón Sánchez-Pujante y Fernández, ITEM
Sinopsis
Nada se pierde ni puede perderse es una investigación sobre el amor como realidad que nos paraliza y nos hace avanzar, sobre la dificultad de las relaciones humanas, una búsqueda de respuestas, un grito desesperado, una vuelta al pasado y una paso hacia el futuro. Doce actores que cantan, bailan y viven en presente sus historias, piezas que se unen y se encuentran en un plano onírico.
Una escenografía muy sencilla, un espacio vacío, unos zapatos en primer término, una lucha por merecer llevarlos puestos, actores desnudos frente al público en un acto de amor.
Textos que algunos surgen de canciones y poemas, y otros, la mayoría, con autoría de los propios actores, que se vivencian en un no lugar y en un no tiempo.
Un grito y una apuesta por una nueva forma de relacionarse, una necesidad de llenar el mundo de eso que tanto falta últimamente en esta sociedad individualista, aislada y artificial; el amor y la humanidad.
Equipo
Autoría
Fernando Soto, Andrea Mae, Andrea Martos, Carmen Echevarría, Carolina Santos, Daniel Valverde, Estíbaliz Racionero, Javier Arriero, Jorge Rage, Juan Sánchez, Noelia Genzone
Dirección
Fernando Soto
Ayudante de dirección
Álex Stanciu
Reparto
Andrea Mae, Andrea Martos, Carmen Echevarría, Carolina Santos, Daniel Valverde, Estíbaliz Racionero, Javier Arriero, Jorge Rage, Juan Sánchez, Noelia Genzone
Web
Nada se pierde ni puede perderse
Idioma
Castellano
Fecha del Estreno: 07/09/2021
Teatro: Sala Nave 73
Sala: -
Duración en minutos: 90
Género Drama
En los Medios Víctor Gómez, Chica sombra, “Septiembre es el comienzo de algo” Alberto Mejías, El bombín de Lautrec, “Un joven ensayo sobre el amor”
Nada se pierde ni puede perderse
«De este equipo habría que destacar la fuerza con la que irrumpen en la escena…»
Alberto Mejias
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