Inicio 5 Obra 5 Marat/Sade
teatro

Crítica de Marat/Sade

image-1
Hugo Martín Isabel
Máster de Teatro y Artes Escénicas UCM

Dice Susan Sontag, en su crítica al histórico montaje del Marat/Sade por Peter Brook en 1964, que los dos temas más poderosos del teatro contemporáneo se integran a la perfección en la obra de Peter Weiss: «Teatralidad y locura». Sin duda Marat/Sade es uno de los textos fundamentales del teatro europeo tras la Segunda Guerra Mundial. Heredero del distanciamiento brechtiano y del teatro de la crueldad de Artaud, Peter Weiss experimenta en este texto con el teatro documental (no olvidemos que relata un hecho histórico documentado) al que añade un ingrediente de extrañamiento a través del metateatro, al hacer que los espectadores asistan a la representación de una representación histórica.

Este lenguaje del teatro dentro del teatro puede resultar difícil de poner en escena, ya que hay que dejar muy claro al espectador que no asiste a una función de teatro, sino a la representación de dicha función de teatro. El juego de desdoblamiento aquí se multiplica, se enreda, se superpone. El montaje dirigido por Ricardo Iniesta, al frente de la sevillana compañía Atalaya Teatro, estrenado en julio 2016 dentro del Festival Grec de Barcelona y reprogramado en febrero de 2023 en el teatro Fernán Gómez de Madrid, con motivo de los actos de conmemoración del 40 aniversario de la compañía, acierta en el empleo de un lenguaje escénico cercano al distanciamiento brechtiano, pero falla al olvidarse del juego metateatral que caracteriza a la pieza desde el punto de vista del «teatro de la crueldad».

Y es que no siempre el público se ve integrado en el juego de los locos internos del manicomio de Charenton que, dirigidos por el marqués de Sade, ponen en escena los sucesos acaecidos en 1793 y que culminan con el asesinato del político e intelectual Jean-Paul Marat. Aunque las alusiones del texto al juego metateatral se mantienen y el personaje de Coulmier permanece en escena durante toda la representación, no hay una ruptura clara de la cuarta pared, que únicamente se desdibuja en dos momentos: cuando el pregonero supone al público como juez del conflicto entre Marat y Sade al principio de la obra, y al final, cuando los enfermos metidos a actores (más actores «haciendo de» enfermos) toman el patio de butacas. Esta toma final del espacio del público debería suponer un broche de oro a la función, pero queda algo fría e indefinida, resulta un tanto repentina, ilógica, incluso un tanto cómica (se escucharon risas en el patio de butacas al ver bajar del escenario a los actores).

Atalaya es una compañía sólida, con un elenco de actores y un equipo artístico estable, capaz de mantener un amplio repertorio de teatro de texto al tiempo, como han demostrado con el histórico triplete de programación en la cartelera madrileña en febrero de 2023 (El avaro de Molière y Marat/Sade en el Teatro Fernán Gómez, Electra.25 en Teatros del Canal) y eso se percibe con claridad en su trabajo en Marat/Sade. El elenco de actores da una lección de técnica interpretativa. Convertidos en hombres-orquesta, los actores y actrices de Marat/Sade cantan, bailan, tocan instrumentos, hacen acrobacia, mueven escenografía, manipulan objetos… Y es que este dinamismo y versatilidad de los intérpretes es uno de los elementos a destacar en el montaje, pues ensalza la locura de los personajes del Marat/Sade, capaces de ser una y mil cosas al mismo tiempo, como es esencia de los locos.

La sobriedad y sencillez del espacio escénico, compuesto únicamente por grandes cortinajes blancos que se van desplazando para generar los diferentes lugares en los que se desarrolla la acción, facilita este énfasis en el trabajo actoral. También acierta aquí el estilo expresionista de la caracterización, tanto en el maquillaje como en el peinado, así como el vestuario, con un claro contraste entre el color blanco del uniforme de los personajes locos y el negro reservado a los «directores» de la puesta en escena en Charenton: Courier y el marqués de Sade. Ese contraste de color en el vestuario refleja también el conflicto esencial del texto de Weiss: la confrontación ideológica entre Marat y Sade. Pese a ello, se echa en falta un enfrentamiento real entre los dos personajes, un cara a cara, que se diluye entre el movimiento constante de elementos escénicos y la rápida entrada y salida de los actores.

Cabe también mencionar el interesante trabajo de la música original y el espacio escénico, en especial si tenemos en cuenta el marcado carácter musical que Ricardo Iniesta le da a su montaje. El coro de los Cuatro Cantores siempre interviene con acompañamiento de música, adaptando las letras del texto original cuando se hace necesario. Pero además, el estruendo y los ruidos que se producen alrededor del piano junto al que reposa el marqués de Sade generan en el espectador una inquietud escalofriante y lo introducen en la atmósfera de un manicomio.

En definitiva, el Marat/Sade de Atalaya es una demostración de buen ejercicio teatral, con una cuidada interpretación y una esmerada puesta en escena, cumpliendo con los fundamentos del teatro de texto contemporáneo. Presta, sin embargo, demasiada atención a los planteamientos del distanciamiento brechtiano, aislando al espectador de la trama y evitando involucrarlo en la acción escénica, tal y como pide el juego metateatral que propone Peter Weiss siguiendo las premisas de Antonin Artaud.


Sinopsis

En 1964 Peter Weiss escribió uno de los textos míticos del siglo XX, Marat/Sade. Medio siglo después mantiene una tremenda vigencia y modernidad tanto en su contenido como en su forma. A través de Marat, de su asesina –Carlota Corday-, de Sade, de Coulmier y del cura revolucionario libertario Jacques Roux se presentan las diferentes posiciones ante la revolución, mientras el pueblo es encarnado por el coro de enfermos y por el grupo de cómicos cantores que, junto al presentador, confieren al montaje un carácter cercano al musical. De hecho la banda sonora y canciones –entonadas en vivo por los actores- juegan un papel esencial en el montaje. El dilema de la obra gira en torno a la lucha dialéctica entre el individualismo y lo colectivo, entre la violencia y la sumisión, entre la honestidad y la corrupción.


Equipo

Dramaturgia
Ricardo Iniesta
Autoría
Peter Weiss
Versión
Ricardo Iniesta
Dirección
Ricardo Iniesta
Ayudante de Dirección
Raúl Muñoz, Elena Bolaños


Producción
Atalaya TNT y Festival Grec de Barcelona


Ayudante de Producción
Francesca Lupo (Comunicación)
Reparto
Jerónima Arenal, Manuel Asensio, Carmen Gallardo, Silvia Garzón, María Sanz, Enmanuel García, Raúl Vera, Lidia Mauduit, Joaquín Galán
Escenografía
Ricardo Iniesta
Construcción de Escenografía
Pepe Távora


Iluminación
Alejandro Conesa
Movimiento
Juana Casado
Música
Luis Navarro, Esperanza Abad (dirección coral)
Espacio Sonoro
Emilio Morales






Compañía
Atalaya Teatro
Vestuario
Carmen de Giles


Realización de Vestuario
Carmen de Giles




Festivales
Festival Grec de Barcelona (2016)








Utilería
Sergio Bellido
Web Oficial
https://www.atalaya-tnt.com/programacion/maratsade/


Idioma
Castellano
Maquillaje
Manolo Cortés
Peluquería
Manolo Cortés
Otros espacios
Teatre Grec


Fecha del Estreno: 22/02/2023

Teatro: Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa

Sala:  -

Duración en minutos: 90

Género  Drama, Tragedia

En los Medios

Horacio Otheguy Rivera, Culturamas, “Marat-Sade: locos de 1793 interpretan el auge y la caída de la Revolución francesa”, 25/02/2023

José Miguel Vila, Diario Crítico, “Crítica de la obra de teatro “Marat/Sade”, ¿para qué sirve la revolución?”, 23/02/2023

Javier López Rejas, El Cultural, “Atalaya: 40 años de teatro épico, cruel y grotesco”, 22/02/2023

Sergio Días, Godot. Revista de Artes Escénicas, “40 aniversario de Atalaya”, 09/02/2023

Redacción, Artezblai, el periódico de las artes escénicas, “Atalaya Teatro celebra su 40 aniversario con dos montajes en Madrid: ‘El Avaro de Molière’ y ‘Marat/Sade’”, 08/02/2023


Marat/Sade

«(…) el Marat/Sade de Atalaya es una demostración de buen ejercicio teatral, con una cuidada interpretación y una esmerada puesta en escena.»

Hugo Martín Isabel

0 comentarios

Compartir