Crítica de Los pálidos
Los Pálidos, la última obra de Lucía Carballal posee el difícil talento de abarcar bastantes temáticas, exponer bastantes dilemas y proponer bastantes estrategias dramáticas y dramatúrgicas como para preguntarse como espectador si tantas cuestiones serán llevadas a buen puerto. Pues bien, se ingenia de tal manera que consigue un excelente equilibrio y suscita más que interés como para que provoque reflexión. Todo ello sustentado por una interpretación rotunda y una estrategia escénica soberbia y muy eficiente.
¿Cómo empieza Los Pálidos? Empieza en un espacio diáfano, impersonal, donde reina a fondo de escenario a la izquierda, un retrato de chica joven con mirada desafiante, pero cuando se fija bien, es una mirada de soslayo indicando quizás una fuerza pero un tanto forzada, en el fondo al centro unas tazas de café con una máquina de esas con cápsulas que se ven en los despachos y, al fondo a la derecha, un equipo de música ochentero demasiado grande como para estar ahí como si nada. Una vez el fondo de escenario recorrido, la mirada nos conduce al elemento principal: una mesa de trabajo sin adorno alguno, con una serie de manuscritos que parecen estar esperando que se les abra. Es la oficina de un equipo de guionistas. Estos intentarán salvar una serie de televisión, condenada por la audiencia y los medios como “sexista” por una acción protagonizada por la chica del retrato en el último episodio de la primera temporada – de ahí los manuscritos-. Este incidente obligará a Jacobo, guionista veterano y a los demás (Max, María y Gloria) a poner sobre la mesa muchos nudos acumulados y callados, provocando así una serie de reacciones y acciones que llevarán a destapar lo que realmente importa aquí: la lucha constante y vital de los seres humanos entre lo que son, lo que les gustaría ser, lo que han aceptado ser y lo que sueñan ser.
Se trata de una obra que obliga a mirarse al espejo y a plantearse la problemática de la honestidad frente a uno mismo, y hasta qué punto el paso del tiempo, las vivencias afectivas y profesionales, nos han llevado a ser lo que uno es. Empieza así, pero la segunda parte de la obra es precisamente la contestación a esa problemática y ahí es donde Lucía Carballal expone asépticamente las respuestas posibles. Están los que renuncian, los que se estancan y los que luchan.
Los Pálidos abre, gracias a una obra coral, hacia una reflexión más bien cínica y minuciosa sobre la naturaleza y la condición humanas. Mediante este abanico de reacciones, muestra en realidad las facetas de un mismo individuo en diferentes etapas de su vida.
La herramienta dramática utilizada por Lucía Carballal para desencadenar todo esto, es el mundo televisivo, metáfora perfecta para hacer el retrato menos alentador de una sociedad absorbida por el pensamiento mayoritario, manipulado y condicionado por el despiadado mundo mediático.
Los Pálidos resulta ser una obra muy acertada y elegante por todas las razones mencionadas más arriba, pero sobre todo por las elecciones dramatúrgicas: el reparto es excelente, mantiene un ritmo en adecuación con los estados por los que transitan los personajes en todo momento, el manejo del espacio escénico es perfecto en cuanto a movimiento y explotación de la superficie, el espacio sonoro permite adentrarnos con mucha sutileza en el espacio íntimo de cada uno de los personajes, intimidad de hecho, siempre sugerida y latente, y el juego de regiduría muy eficiente.
Cada elemento está pensado para alcanzar un resultado brillante. Es sin duda una obra pertinente y necesaria para todo aquel que sienta que el mundo no va por buen camino. [9]
Sinopsis
Los Pálidos transcurre en una writer`s room: la habitación en la que los guionistas escriben las series de televisión que, cada día más, ocupan nuestro tiempo como espectadores.
En una de estas salas, un guionista veterano y su equipo se sobreponen al fracaso de su último trabajo: una serie sobre un club de voleibol femenino que pretendía ser un canto a la fuerza de las mujeres pero que ha sido defenestrada por sexista. Caídos en desgracia, deben pelear de nuevo por crear un éxito, haciendo malabares entre lo mainstream y la corrección política, el efectismo y la honestidad, entre lo que es bueno para la ficción y bueno para sí mismos.
Equipo
Lucía Carballal
Autoría
Lucía Carballal
Dirección
Lucía Carballal
Ayudante de Dirección
Raquel Alarcón
Producción
Centro Dramático Nacional
Reparto
Israel Elejalde, Miki Esparbé, Nattalia Huarte, Manuela Paso, Alba Planas
Escenografía
Alessio Meloni (AAPEE)
Ayudante de Escenografía
Igone Teso (AAPEE)
Iluminación
Paloma Parra
Espacio Sonoro
Sandra Vicente
Fotografía
Luz Soria
Vestuario
Sandra Espinosa
Diseño del Cartel
Equipo SOPA
Videoescena
Bárbara Sánchez Palomero
Web Oficial
https://dramatico.mcu.es
Idioma
Castellano
Fecha del Estreno: 15/02/2023
Teatro: Teatro Valle Inclán. Centro Drámatico Nacional
Sala: Sala Francisco Nieva
Duración en minutos: 95
Género Drama
En los Medios Julián Herrero, [“Los Pálidos” o la importancia de cómo se cuenta una historia], La Razón [7,5/10] Paloma Arwen, [“Los Pálidos”, Una lucha de poder, crítica y rompedora], MW, Mew Magazine [8/10] José-Manuel Vila, Crítica de la obra de teatro ‘Los pálidos’: lucha de poder en el plató, Diario crítico [6/10] Pablo Caruana Húder, [Lucía Carballal desvela qué esconden los ‘showrunners’ de las series de televisión] eldiario.es [8,5/10] Lucía Carballal, Centro Dramático Nacional,
Los pálidos
«Los Pálidos abre (…) hacia una reflexión más bien cínica y minuciosa sobre la naturaleza y la condición humanas.«
Cristina Vinuesa Muñoz
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