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Si hay que ir a la romería, se va.

Crítica de Los inescalables Alpes, buscando a Currito

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Candela Caballero Torres
Prácticas, Máster de Teatro y Artes Escénicas UCM

María del Mar Suárez o La Chachi comenzó sus andaduras en su ciudad natal, Málaga. Está formada como intérprete gestual y bailaora. La Chachi, dice sin pelos en la lengua, que ella siempre ha trabajado sola, pero no lo hace desde un punto de rencor, sino de orgullo y satisfacción.

Esta pieza que se estrenó en el 39º Festival de Otoño en el Teatro Pradillo, tuvo un work in progress en la Sala Cuarta Pared, donde quedaron deslumbrados y decidieron apostar por ella, abriéndole un hueco en su programación.

En Los inescalables Alpes, buscando a Currito se visualizan dos focos.  Por un lado, los músicos y por el otro, a La Chachi con la cabeza gacha.

Los músicos están compuestos por el percusionista Isaac García, quien había anteriormente trabajado con el otro componente musical, Francisco Martín, el guitarrista; y entre ellos, Lola Dolores poniendo el canto al Himno del Centenario de la Coronación de la Hermandad del Rocío de Triana, que irá guiando toda la pieza. La escasa relación entre los músicos y la artista, acostumbrada a trabajar sola y a improvisar, crea una sensación de estar frente a una pieza poco cerrada.

Llama la atención en Los inescalables Alpes, buscando a Currito ver al percusionista intentando abrir una bola de papel de aluminio. No lo consigue y el guitarrista lo apoya con algún sonido de cuerda. García desiste empezando a incluir la percusión y de vez en cuando, volviendo a la tarea de la bola. Lo primero que pienso es que, sin eso, La Chachi no puede comenzar. Nada que ver.

Mº del Mar Suárez se pone lentamente en cuadrupedia sin alzar aun la cabeza y empieza a golpear con los dedos el suelo. Se sucede una danza sobre las rodillas con movimientos segmentados y quebrantos internos que recuerdan a la danza butoh.

Lola Dolores empieza con el Himno de la Hermandad del Rocío de Triana quedando finalmente en bucle con los últimos versos: Rocío, Señora/ Pastora que alumbra el camino/ La luz de mi aurora/ Lucero que ilumina el tiempo/ De todas mis horas/ Almonte será siempre el reino/ Donde te coronan.

En ese momento pienso que están esperando una señal de La Chachi, que algo falla. Nuevamente, nada que ver.

La Chachi, que ya se ha puesto en pie y no ha dejado de bailar, cada vez está más sofocada. Se para, se alienta, o más bien alienta a un ente ajeno como si fuera ella. Los versos siguen en bucle durante tres cuartos de hora. El espectador pasa por tres fases. La primera es: ¿qué es lo que va a pasar ahora?, la segunda: ¿va a ser todo el rato así?, y la tercera: Sí, es así.

El uso de la repetición y de la espera en esta pieza, es algo por lo que la creadora ha apostado desde la investigación del humano como animal. No busca el límite del cansancio porque no cree en el límite, simplemente muestra durante una hora, esa repetición. Esta pieza en un principio, fue concebida para media hora, pero al programarse en la Sala Cuarta Pared, debía cumplir con un mínimo de una hora, y eso es lo que ha hecho, repetir lo mismo durante una hora.

Esto que puede parecer agotador, se acaba convirtiendo, después de pasar por un momento de irritabilidad, en un mantra. La canción va perdiendo sentido, en la cabeza y sobre el escenario. Vemos a una bailaora increíble que dialoga con la música y su estado.

Finalmente, los músicos se van, y La Chachi esparce un hilo de arena que nace de un abanico de claveles situado en proscenio. Mientras se unta las piernas con esta arena, como si fueran sus pensamientos, se proyecta detrás un soliloquio sobre la romería, especificando en el texto que no le gusta, aunque concluye poniendo: si hay que ir, se va.

Nos sorprende esta pieza tan original, donde se presenta una dramaturgia nueva que aún está por descubrir y aceptar en la escena contemporánea. Esperemos que esta artista tenga más repercusión, por lo pronto, ya se ha abierto un hueco en la capital. [7]


Sinopsis

Escalar como símbolo de superación, el camino de la romería como símbolo de salvación. Los dos caminos que proponemos redimen el cuerpo, los dos nos hacen jugar con lo inalcanzable. Esta pieza es un viaje literal, transita de un punto a otro a modo de aventura, tragedia. Por el camino el cuerpo se transfigura en penitencia, porque un cuerpo que ruega se transforma, se postra en el suelo y se retuerce. En esa búsqueda aparece el krump, una corporalidad extasiada, el flamenco. Como dice la salve “todo empezó una mañana”, y como en todo viaje no se sabe dónde se llegará. Pastora mía, Reina, dueña del alma mía: sálvame. Rocío sálvame.


Equipo



Autoría



Dirección
Mª del Mar Suárez La Chachi
Ayudante de dirección
Alberto Cortés


Producción
Fundación Daniel y Nina Carasso, Ayudas a la Creación de la Universidad de Málaga




Reparto
Mª del Mar Suárez La Chachi, Lola Dolores (voz), Francisco Martín (guitarra), Isaac García (Percusión)






Iluminación
Azael Ferrer


Música
Lola Dolores (voz), Francisco Martín (guitarra), Isaac García (Percusión)
Espacio Sonoro
José Lavado








Vestuario
Nantú








Festivales
Mover Madrid 2022, 39 Festival de Otoño de Madrid






Video escena
99páginas, Tandem759


Web
https://www.cuartapared.es/project/los-inescalables-alpes-buscando-a-currito/#1571220924447-69442700-1e4a


Idioma
Castellano




Otros espacios
Teatro Pradillo


Fecha del Estreno: 16/06/2022

Teatro: Teatro Sala Cuarta Pared

Sala:  -

Duración en minutos: 60

Género  Danza contemporánea, Flamenco

En los Medios


Los inescalables Alpes, buscando a Currito

«Los versos siguen en bucle durante tres cuartos de hora en las que el espectador pasa por tres fases. La primera es: ¿qué es lo que va a pasar ahora?, la segunda: ¿va a ser todo el rato así?, y la tercera: Sí, es así.»

Candela Caballero

1 Comentario

  1. Carmen

    Un esperpento.Antiespectàculo.
    Enervante.Diseñado para provocar la cólera ,el enervamiento del espectador-a.
    No recomendable.

    Responder

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