Crítica de La Última Boqueá

Olivia Nieto Yusta

SELITEN@T-UNED

Teatro a la Plancha es una compañía sevillana de corto recorrido pero de largo alcance. Con apenas cinco años de existencia (nació en 2013) ya cosecha importantes reconocimientos: Premio Lorca Revelación del Teatro Andaluz, Premio Mejor Actor en los Premios Escenarios de Sevilla y compañía recomendada en 2016 por la Comisión Nacional de Teatros. La última boqueá nos sitúa en un velatorio muy particular que tiene lugar en el bar de una isla. Los tres personajes allí presentes están sumidos en una especie de delirio -con notas muy agudas de lucidez- provocado por el alcohol y la frustración de una vida sin aspiraciones. En esta isla el tiempo transcurre de manera intrascendente, a ellos solo les queda beber, cantar y reír amargamente experimentando pequeños sobresaltos en los que la muerte o la esperanza acechan a la vuelta de la esquina. La isla no es un simple espacio en el que se localiza el relato. Es un elemento orgánico, activo, que retiene a los personajes (les impide salir al exterior), les aisla (todos los barcos que se aproximan a ella pasan de largo) y les oprime (va menguando poco a poco). Resulta así un espacio asfixiante y decadente, una metáfora de la tragedia de la vida magníficamente interpretada por María Díaz, Selu Nieto y Manuel Ollero. La compañía hace uso de varios recursos para conseguir una atmósfera onírica, entre ellos la repetición de escenas con pequeñas variantes (lo que provoca la sensación de que estamos en un laberinto sin salida) o la distorsión del lenguaje (hasta que las palabras van perdiendo su sentido). En esta isla todo se descompone: el espacio, el lenguaje, los personajes, la vida misma. Su dramaturgo, Selu Nieto, define esta pieza como “una comedia de velatorio, de esas que se sirven de la risa para soportar la tragedia que nos aplasta”. Efectivamente. El mundo dramático de La última boqueá profundiza en las raíces de la cultura española, en el esperpento de Valle-Inclán, en el mundo grotesco de Goya, en la crudeza de Buñuel, todo ello envuelto por un absurdo de resonancias beckettianas que hacen de esta obra un espectáculo poético brillante. Sin duda, se trata de una de las mejores apuestas de Cuarta Pared.

 

Olivia Nieto Yusta, SELITEN@T