
Crítica de La cocina

La cocina es una obra clásica del movimiento de los “jóvenes airados” ingleses de la década de 1950. Revisada en la actualidad, se pueden detectar algunas diferencias con la situación social que se retrataba en aquellos años: la abundancia de personal fijo en las empresas, la figura del empresario siempre presente y preocupado por su negocio…, aspectos que hoy en día han cambiado en el sentido de que una cocina semejante estaría en manos de alguna multinacional o de una franquicia y todos serían trabajadores temporales con contratos de tres meses. Sin embargo, lo sustancial de la denuncia de Wesker sigue totalmente vigente: la explotación del trabajador en las empresas capitalistas puesta en escena de una forma directa y sin miramientos. Por ello resulta discutible el que se haya hecho alguna actualización del texto para incluir a varios trabajadores griegos (en el texto de Wesker no hay griegos, sino chipriotas) e introducir las tensiones que existen en la actualidad entre Grecia y Alemania. No es un disparate, pero tampoco es necesario.
La cocina es un desafío para actores y director del que es difícil salir bien parado: el protagonismo colectivo, el cruce constante de historias, conversaciones, acciones, la alternancia de ritmos, con momentos en que la acción adquiere una velocidad casi insoportable… todo contribuye a que solamente se pueda abordar el montaje de este texto con una disciplina y una precisión absoluta. Tanto el director como los actores (veintiséis actores) hacen en este aspecto un trabajo admirable. El movimiento está perfectamente coordinado y cada uno de los actores sigue su propia partitura de acciones (cortar, cocinar, acarrear bultos, llevar bandejas…) dentro de una coreografía seguida sin solo fallo.
Una escenografía muy bien diseñada y muy eficaz y una disposición del espacio escénico concebido como un escenario abierto y rodeado por todas partes por los espectadores contribuyen a dar un aire de “trozo de vida” como sin duda quería el autor de la pieza.
Ricardo Doménech, RESAD
Sinopsis
Retrato de una jornada laboral en la cocina de un restaurante barato en el Londres de los años 50.
Equipo
Autoría
Arnold Wesker.
Versión
Sergio Peris-Mencheta.
Dirección
Sergio Peris-Mencheta.
Ayudante de dirección
Víctor Pedreira
Producción
Centro Dramático Nacional, Barco Pirata Producciones
Producción Ejecutiva
Nuria-Cruz Moreno, Esther Bravo
Reparto
Mangolis, Bertha, Max, Winter, Jack, Paul, Ramone, Hettie, Violet, Anne, Molly, DaphneCynthi, Gwen, Dimitris, Hans, Monique, Frank, Bertrand, Gastón, Nicholas, Kevin, Peter, Robert, Marango, Mikaël
Escenografía
Curt Allen Wilmer
Construcción de escenografía
Proes, Baeza Metal
Ayudante de escenografía
Eva Ramón
Iluminación
Valentín Álvarez
Movimiento
Chevy Muraday
Espacio Sonoro
Pablo Martín Jones, Héctor García
Vestuario
Elda Noriega
Ayudante de vestuario
Antonio Vicente
Realización de vestuario
Elda Noriega
Diseño del cartel
ByG, Isidro Ferrer
Idioma
Castellano
Fecha del Estreno: 18/11/2016
Teatro: Teatro Valle Inclán. Centro Dramático Nacional
Sala: -
Duración en minutos: 135
Género Drama, Drama social
En los Medios Mario Martín Lucas, El español: “La cocina el símil de lo que ocurre en cualquier centro de trabajo” José Catalán Deus, Guía cultural: “La cocina de la vida. Tan espectacular como emotivo, un grandísimo espectáculo teatral” Jonathan Fernández, Desde la platea: “La cocina, pura orfebrería teatral” Aldo Ruíz, El teatrero: “La cocina: Peris-Mencheta dirige a veintiséis actores en un descomunal montaje; una colosal obra de ingeniería teatral” José Berasaluche Linares: Diario de Cádiz: “El teatro sueña con la cocina” Raúl Losánez, La Razón: “La cocina: Por fin, teatro de texto… ¡a lo grande!” Horacio Otheguy Riveira, Culturamas, “Una maravilla teatral con inmigrantes en una cocina inglesa de posguerra” José Miguel Vila, Diario Crítico, “La cocina: geopolítica en torno al fogón” Javier Aguado, Babú Magazine, “La gran cocina del Mundo” Ala Queipo, Notodo.com, “La mesa del nuevo teatro está servida”

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