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Crítica de La calma mágica

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Almudena Gavala Alustiza
Prácticas, Máster de Teatro y Artes Escénicas UCM

La calma mágica, escrita y dirigida por Alfredo Sanzol, se estrenó en 2014 en la Sala Francisco Nieva del Teatro Valle-Inclán. En palabras del autor es un «regalo a su padre».

Este regalo lo descubrimos poco a poco; primero la sorpresa inicial, en el escenario una entrevista de trabajo de lo más alucinógena nos separa diferentes planos de la realidad en la que vamos a vivir y sentir esta obra. La monótona y aburrida cotidianidad del protagonista, Oliver, con la que bien podríamos identificarnos muchos de nosotros, es salpicada por los sueños y las alucinaciones con las que nos evaden y con las que seguimos a los personajes por una suerte de vivencias o disparates que bien pudieran ser reales y convertirse en las peores o mejores de nuestras pesadillas. Segundo porque la obra remueve y el viaje iniciático también nos sacude como espectadores, y, como los alucinógenos, dura unos días.

De una manera mágica Sanzol nos lleva por los tres planos (realidad, sueño y alucinación) sin necesidad de grandes desafíos escenográficos, salvo la cabeza de elefante rosa a tamaño natural. El mismo espacio, minimalista, con una mesa y dos sillas, es oficina, casa y reserva natural en África.

Nos embruja el texto y la verdad de sus cinco actores sobre el escenario. Oliver, (Iñaki Rikarte) el protagonista, cree aturdido cómo está perdiendo el control del vídeo que le ha grabado su cliente Martín, (Aitor Mazo) cazador en busca de los mejores momentos mientras Olga, (Mireia Gabilondo) jefa de Oliver y amiga de Martín, distorsiona la realidad a golpe de hongos alucinógenos y Olivia (Sandra Ferrús) empleada de Martín, encaja el amor en su vida. En este viaje, Oliver consigue la calma cuando reconoce en su padre la voz interior de la vocación y se reconcilia con ella.

El resultado final es una obra divertida y profunda en la que la aparente superficialidad se diluye en una espiral imposible hacia la búsqueda de la identidad y el sentido de todo lo que hacemos. En este punto de la obra es donde Sanzol conecta con el espectador y nos regala esa gran tarea.


Sinopsis

Oliver es un hombre que quiere cambiar de vida. Durante una entrevista de trabajo su futura jefa le ofrece probar unos hongos alucinógenos. Oliver comienza a ver que en el futuro se quedará dormido delante del ordenador y que un cliente le grabará con el móvil dando cabezadas. Oliver querrá que el cliente borre ese vídeo del móvil, y el cliente no querrá. De la lucha de dos cabezones nace esta historia de búsqueda de la dignidad y del sentido de la vida.
Un viaje iniciático que nos va a llevar a África, a los elefantes rosas, al amor, a la obsesión, a los allanamientos de morada, a las escopetas de caza, al alcohol, a la traición, a los sueños robados y a los manantiales de los que surge el agua de la vida.
La Calma Mágica está dedicada a mi padre, al deseo de poder volver a hablar con él, y al rechazo de que las personas se vayan para siempre. También al placer de recordar historias como esta: Cuando mi padre vivió en Tejas se hizo amigo de una pareja de rancheros que habían perdido a un hijo recientemente. El chico tenía más o menos la misma edad de mi padre y se le parecía muchísimo. Se le parecía tanto que los rancheros le hicieron la siguiente oferta: Si se quedaba a vivir con ellos, le dejarían el rancho en herencia.
Creo que a mis personajes les pasa lo mismo que al personaje de Mishima y “a medida que transcurre el tiempo, los sueños y la realidad llegan a tener el mismo valor entre los recuerdos. Todo lo que ha sucedido en la realidad se mezcla con lo que pudo suceder. Y, como la realidad deja rápidamente el espacio a los sueños, el pasado se parece cada vez más al futuro


Equipo

Dramaturgia
Álvaro Tato
Autoría
Alfredo Sanzol


Dirección
Alfredo Sanzol
Ayudante de dirección
Aitziber Garmendia, Vito Rogado


Producción
Centro Dramático Nacional, Tanttaka teatroa
Producción Ejecutiva
Fernando Bernués, Koro Etxeberria
Ayudante de producción
Ane Antoñanzas
Reparto
Sandra Ferrús, Mireia Gabilondo, Aitziber Garmendia, Aitor Mazo, Iñaki Rikarte
Escenografía
Alejandro Andújar




Iluminación
Xabier Lozano


Música
Iñaki Salvador


Fotografía
Marcos G. Punto






Vestuario
Ana Turrillas






Diseño del cartel
Isidro Ferrer










Utilería
Miguel Ángel Infante




Idioma
Castellano








Fecha del Estreno: 04/11/2014

Teatro: Teatro Valle Inclán. Centro Dramático Nacional

Sala:  Sala Francisco Nieva

Duración en minutos: 99

Género  Comedia

En los Medios

Marcos Ordóñez, “Viva lo impensable”, El País, (10)
 
José Miguel Vila, “Alfredo Sanzol estrena en el Valle Inclán «La calma mágica», mucho más que una comedia”, Ocio Crítico.com (10)
 
Estrella Savirón, “La calma mágica”, A golpe de efecto (10)
 
Rafael Fuentes, “La calma mágica, de Alfredo Sanzol: a la caza de la pieza humana”, El imparcial (10)

Entrevistas y reportajes

Escrito por José R. Díaz Sande, “La calma mágica. Cuestionarse la vida entera”, MadridTeatro,
 
 
 


La calma mágica

Es una obra divertida y profunda en la que la aparente superficialidad se diluye en una espiral imposible hacia la búsqueda de la identidad y el sentido de todo lo que hacemos. En este punto de la obra es donde Sanzol conecta con el espectador y nos regala esa gran tarea.

Almudena Gavala

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