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Crítica de Iván y los perros

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José Ramón Sánchez-Pujante, Alejandro Hermida de Blas
Prácticas, Máster de Teatro y Artes Escénicas UCM, ITEM-UCM

 

Nacho Sánchez —sin los perros— es suficiente para levantar esta función. La interpretación magistral de este actor en estado de gracia hace que un texto sin demasiada fuerza sobre el escenario —queda demasiado narrado, es, al fin y al cabo, una narración— cobre una potencia inusitada y mantenga al espectador pegado a la butaca. La dirección está a la altura del dirigido, sin duda, pues se demuestra en cada movimiento lo estudiado del ritmo, de la intensidad y de la mesura, haciendo que el texto posea un ritmo dramático que no tiene. Los logrados intentos de actor y director por levantar el texto hacían que Nacho Sánchez se moviese por escena como un animal, casi como si de un perro se tratase; estudiando cada movimiento y cada gesto y ejecutándolos con ritmo de danza. Si difícil es levantar un monólogo sobre la escena —muchos factores suelen ir en contra—, más aún lo es un monólogo tan narrativo como este, tan carente de acción, de peripecia. Estos elementos los pone de su parte la dirección y la interpretación, pues igual podría haberse planteado este mismo monólogo desde una silla en el centro del escenario o desde proscenio —con su fatal resultado, claro está—, pero la gracilidad con la que Nacho Sánchez se movía por el espacio le otorgaba todo lo necesario para ser un espectáculo digno de ver. La escenografía, parca como en casi todo monólogo, resultaba útil y sorprendente en tanto que el actor podía interactuar con ella y ofrecía posibilidades asombrosas cuando caía sobre él a la vez que el reguero de papeles negros. Asimismo, el juego lumínico y las voces en off iban a favor de obra y lograban crear el ambiente necesario para la historia. Lo único que uno echaba en falta en el montaje era ese elemento sobrecogedor de los monólogos, ese estallido de emoción perfectamente equilibrado, esa fuerza suficiente como para agarrar al espectador y no soltarlo. Desafortunadamente el texto adolecía de todos esos elementos y resultaba incluso tedioso. Si uno mantenía su atención puesta en el relato de Iván no era por otro motivo que por el poder interpretativo de los  ojos de Nacho Sánchez, quien, sin duda, se convierte en el artífice de todo lo bueno de este montaje.

José Ramón Sánchez-Pujante, ITEM

 

Iván y los perros, obra de la joven y premiada dramaturga británica Hattie Naylor, es la dramatización de una historia real, la de un “niño de la calle” en Moscú. Por su estrecha vinculación con la realidad social que pretende denunciar, podríamos calificarlo de teatro documento. Por su forma, se trata un extenso monólogo en el que el protagonista va narrando en tiempo presente su experiencia: crecimiento en un hogar desestructurado, malos tratos de su padrastro hacia su madre, incapacidad de esta para defenderse y defender a su hijo, huida del niño, inmersión en el mundo de los sin techo, violencia y drogas, amistad con los animales. El problema temático (el de la relación entre teatro  y realidad) se convierte aquí en un problema formal: el de la idoneidad del vehículo escénico para lo que no deja de ser una narración y, más concretamente, la narración en primera persona de un personaje infantil encarnado por un actor adulto. Hay que decir que, en esta versión dirigida por Víctor Sánchez Rodríguez, el trabajo del joven actor Nacho Sánchez es irreprochable: mediante la expresividad de su mirada y, sobre todo, sus constantes y nerviosos brincos y volteretas, hace lo indecible por encarnar convincentemente a un niño asustado, pero también lleno de energía. La escenografía es deliberadamente pobre, destinada a facilitar los movimientos del actor por el espacio escénico. Se usan voces en off en ruso y, de manera puntual, efectos de iluminación con función evocadora. Con todo, el dramatismo de lo visto sobre la escena apenas iguala al de los hechos narrados, lo que nos lleva de nuevo a cuestionarnos la justificación del formato teatral para denunciar una realidad social que tiene hoy en día medios de difusión más efectivos.

Alejandro Hermida de Blas, ITEM-UCM


Sinopsis

Iván y los perros, ocurrió. Fue una historia real, la historia de Iván Mishukov que con tan solo cuatro años tuvo que escapar de un padrastro que lo maltrataba y de su madre alcohólica que era incapaz de defenderle, y se echó a la dura calle del primer Moscú post-soviético donde la historia de Iván no era la excepción: cientos de niños se guarnecían del frío en las estaciones de metro junto a sus perros callejeros.
Iván ve en lo profundo de los ojos de cada perro algo tan grande que sólo puede nombrar a través de la metáfora: como si en los ojos de cada perro estuvieran todos los perros del mundo, conformando una camada global unida en salvaje hermanamiento.
Iván encuentra en sus perros el amor que el mundo le niega, por eso el texto es un alegato a encontrar lo humano en otro sitio cuando vemos que en el vecino, o en nosotros mismos, se ha evaporado. Un aullido necesario para estos tiempos.


Equipo



Autoría
Hattie Naylor
Versión
Juanvi Martínez Luciano, Victor Sánchez Rodríguez
Dirección
Víctor Sánchez Rodríguez
Ayudante de dirección
Cristina Fernández


Producción
La Pavana Companyia Teatral
Producción Ejecutiva
José Alberto Fuenes
Ayudante de producción
Jorge Peiró
Reparto
Nacho Sánchez
Escenografía
Mireia Vila Soriano
Construcción de escenografía
Neoescenografía, Luis Crespo


Iluminación
Luis Perdiguero
Movimiento
Cristina Fernández
Música
Luis Miguel Cobo
Espacio Sonoro
Luis Miguel Cobo








Vestuario
Mireia Vila Soriano














Efectos especiales
Marcos Orbegozo




Web
Iván y los perros


Idioma
Castellano








Fecha del Estreno: 25/05/2017

Teatro: Teatro Español

Sala:  -

Duración en minutos: 80

Género  Drama

En los Medios

Carmen R. Santos, ABC, “Iván y los perros, en el regazo de una acogedora jauría”

José Luis Romo, El Mundo, “Sobrecogedor retrato de la deshumanización”

P.J.L. Domínguez, Guía del ocio, “Recital de Nacho Sánchez”

Rocío García, El País, “Iván: el niño que fue criado por perros callejeros”

Amanda H C, Proyecto Duas, “Huida al pasado llena de hambre y miedo”

Ángel Esteban Monje, Kritilo, “Fue una historia real”


Iván y los perros

«Tristemente célebres son los miles de niños y adolescentes que malviven en la calle de populosas urbes…»

Carmen R. Santos

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