Crítica de Frida. Pies para qué los quiero si tengo alas pa’ volar
La compañía encargada de llevar a escena esta pieza dice de ella: «Frida. Difícil de analizar. Prácticamente indescriptible, hay que verla y, nunca, nunca tratar de entenderla. ¿Se entiende el arte? ¿Se entiende la poliomielitis? ¿Se entienden los huesos rotos? No, no se entienden. Se sufren. Se disfrutan. Se pintan. Se bailan.» Esta interesantísima reflexión explica muy bien el espíritu de la obra. No hay que tratar de entenderla o analizarla, estamos invitados a disfrutar.
Desde el comienzo de la obra se percibe el sumo cuidado y respeto con los que El Curro DT ha enfrentado la ejecución de esta pieza, que es un justo homenaje a una de las personalidades más relevantes del panorama cultural del siglo XX. No debemos olvidar que antes de que se produjese la distribución comercial de los más diversos objetos con el rostro de Frida -colapsando mercadillos y zacatines y relegando su imagen al ostracismo de la cultura con mayúscula para convertirla en un icono accesible para todos los bolsillos-, Frida ya era Frida. No era la mujer de Diego Rivera como muchos quisieron verla, ni la coja, ni la enferma, ni la cejijunta, ni la folklórica, ni la lesbiana. Era todo eso y mucho más.
Hoy que somos tan dados a llevar chapitas con sus cuadros o a reposar sobre cojines con su rostro, deberíamos pararnos a observar con detenimiento el legado que nos dejó esta mejicana. Frida. Pies para qué los quiero si tengo alas pa’ volar pone en escena al icono -mediante escenas verdaderamente preciosas ejecutadas de forma coral por todas las Fridas que hay sobre el escenario-, pero también a la mujer, a la artista, a la activista, a la feminista, a la sufridora, a la niña. La danza combinada con la performance, la palabra, la música y el canto son los elementos perfectos para crear una buena obra, pero es preciso hacerlo bien y, en este caso, el resultado es precioso. Sirva como ejemplo esa sutileza del gesto que Frida tiene en muchos de sus cuadros: brazos cruzados, levemente girada, hierática…, que escenificado repetidas veces a lo largo del espectáculo nos brinda una de las imágenes más bonitas del montaje.
Vayan a verla. Vean a Frida. Vean sus cuadros. Vean sus cicatrices. Es justo y necesario.
José Ramón Sánchez-Pujante y Fernández
ITEM
Sinopsis
Frida. Para El Curro DT, es motivo de una danza. ¿Por qué? Sobra explicarlo. Todo un universo encerrado tras la mirada de la mujer de las cejas juntas es la respuesta.
Frida. Difícil de analizar. Prácticamente indescriptible, hay que verla y, nunca, nunca tratar de entenderla. ¿Se entiende el arte? ¿Se entiende la poliomielitis? ¿Se entienden los huesos rotos? No, no se entienden. Se sufren. Se disfrutan. Se pintan. Se bailan.
Frida. Una larga lista de razones pretende dar cabida en el papel a lo que ha podido generar este trabajo, esbozo de la vida de la pintora que El Curro DT concibe como un pequeño exvoto escénico, piadoso, pero no religioso, dedicado a los que aún encuentran motivos para poder gritar con Frida: ¡VIVA LA VIDA!
Equipo
Autoría
Marcela Aguilar, El Curro DT
Reparto
Marcela Aguilar, Carlos A. Alonso, Laura Alonso, Olga Álvarez, José Luis Campos, Marta Cuenca, Jimena Dillac, Laura Docio, Jonathan Fernández, Olga Fraile, Violeta Frión, Olga Galardón, Alberto García, Malena Jiménez, Carolina Márquez, Beatriz Navarro, Alberto Sánchez, Pedro Montelongo, María José Utrera, Julieta Egurrola
Web
Nave 73
Idioma
Castellano
Fecha del Estreno: 11/01/2018
Teatro: Sala Nave 73
Sala: -
Duración en minutos: 90
Género Performance, Danza
En los Medios Estrella Savirón, A golpe de efecto: «Un montaje que intenta mostrarnos la esencia y reivindicar la figura de esta emblemática mujer, Frida Kahlo». Mayelit Valera Arvelo, Todos al teatro: «Una propuesta que roza entre lo sutil y una fuerza poética, y donde los movimientos superan las palabras». Julio Castro, La República Cultural, «Una propuesta luminosa en la que el objetivo es el movimiento, no el escenario ni el entorno».
Frida. Pies para qué los quiero si tengo alas pa’ volar
Una propuesta que roza entre lo sutil y una fuerza poética, y donde los movimientos superan las palabras.
Mayelit Valera Arvelo
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