Crítica de Éxodo

Olivia Nieto Yusta

SELITEN@T-UNED

La Sala Cuarta Pared siempre se ha mostrado comprometida con los temas más espinosos de la sociedad contemporánea. En esta ocasión cede su espacio escénico a Éxodo para hablarnos del drama humano de los refugiados. Esta obra, ideada por Roberto Cerdá y plasmada en un texto que lleva la firma de Julio Salvatierra, tiene su origen tiempo atrás. Hace varios años Roberto Cerdá se aproximó a la idea de éxodo a través del poema La cruzada de los niños de Bertolt Brecht, un tema con el que volvió a entrar en contacto un tiempo después cuando descubrió el libro Éxodo del brasileño Sebastiao Salgado, “el más famoso de los fotógrafos de denuncia”. Salgado ha trabajado intensamente el tema del exilio y la migración a lo largo de los años ochenta y noventa poniendo ante nuestros ojos el desplazamiento forzoso de millones de personas procedentes de Asia, África y América Latina. El montaje de la Sala Cuarta Pared se ha construido a partir de ese imaginario para relatarnos el viaje que emprenden unos niños que huyen de la guerra. Asimismo se ha contado con la colaboración de Comisión Española de Ayuda al Refugiado CEAR y la ONG Accem que han facilitado testimonios reales de refugiados. Susana de Uña ha diseñado una escenografía de gran plasticidad compuesta por tierra (sobre el escenario), objetos de gran simbolismo (juguetes, maletas, mantas) y referencias a espacios devastados y estériles (restos de madera, plásticos), todo ello con una iluminación de fuertes contrastes que persigue conseguir un efecto fotográfico. La puesta en escena se complementa con vídeos e imágenes proyectadas de la obra de Salgado. Esta escenografía tan cuidada es el marco perfecto para abordar un tema de gran dramatismo que pone ante el espectador la muerte, la guerra, el dolor y la crueldad de los hombres. Frente a esta realidad extrema encontramos un texto muy poético en el que se suceden imágenes hermosas protagonizadas por niños, las víctimas más vulnerables de cualquier conflicto armado. Éxodo se alza como un grito desgarrador con el que dar visibilidad a un problema universal, muchas veces ignorado, que actualmente sufren cincuenta millones de personas en todo el mundo.

Olivia Nieto Yusta, SELITEN@T