Crítica de Espía a una mujer que se mata
Antes de empezar la representación, llaman la atención al menos dos asuntos: el título elegido para una adaptación del Tío Vania de Chéjov y lo reducido del espacio escénico. A medida que va avanzando el espectáculo descubrimos que el título se ve justificado por la «contaminación» de fragmentos de Las criadas de Genet. Los personajes del doctor y Vania se desahogan y salen de su insatisfacción a través de la interpretación de los personajes de Genet. En relación al espacio, se consigue una gran cercanía con los intérpretes. En esos cuatro metros cuadrados apenas caben los actores, por lo que están continuamente zarandeándose, esquivándose, persiguiéndose. Pero lo que vuelve a sorprender es que en la mayor parte de las ocasiones ni se rozan físicamente: son reacciones interiores de amor, odio, indiferencia, interés, desprecio, etc.
La iluminación del espectáculo es sobria, acertada y eficaz. Al igual que muchos otros recursos en esta puesta en escena, la luz no llama la atención. Se agradecen de vez en cuando escenificaciones en las que el director no tenga que demostrar el dominio de las herramientas. Estas se dominan cuando sirven al espectáculo, no cuando destacan sobre él. En ocasiones parece que la única manera posible de adaptar un clásico es llenar su escenificación de artilugios, aplicar las más modernas tecnologías y tratar de suplir con técnica el ignoto sentido de una nueva adaptación.
Sin embargo, en ocasiones, la interpretación de alguna acción fue un tanto forzada, al menos en la representación de ese día. Se magnificaban reacciones ante lo que decía uno u otro personaje, por ejemplo, provocando salidas extemporáneas de actores que en seguida tenían que volver a escena porque se les requería para la marcha de la acción dramática. Esto hacía que quedase desproporcionada la respuesta, que quedaba todavía más exagerada si tenemos en cuenta lo reducido del espacio escénico.
La dramaturgia sobre el texto ha conservado muchos parlamentos que versan sobre el teatro. En una escena oímos a Sonia defender el teatro que se está haciendo (deja en la ambigüedad si se refiere al de la época de Chéjov o al actual) mientras que su padre lo rechaza. Veronese parece volver a apostar, como hizo Chéjov, por un teatro próximo al día a día, artístico, pero sin suntuosidad.
Javier González Martínez
ARES – UNIR
Sinopsis
Se trata de la difícil convivencia de siete personajes, claustrofóbicamente relacionados. Se representa la noche en la que explotan muchas pasiones hasta entonces atadas.
Equipo
Declan Donnellan
Autoría
Daniel Veronese
Versión
Daniel Veronese
Dirección
Daniel Veronese
Ayudante de dirección
Adriana Roffi
Adaptación
Daniel Veronese
Producción
Centro Dramático Nacional
Reparto
Jorge Bosch, Pedro G. de las Heras, Ginés García Millán, Malena Gutiérrez, Marina Salas, Susi Sánchez, Natalia Verbeke
Escenografía
Proes, Producciones Escenográficas
Fotografía
MarcosGPunto
Web
Centro Dramático Nacional
Idioma
Castellano
Fecha del Estreno: 27/10/2017
Teatro: Teatro Valle Inclán. Centro Dramático Nacional
Sala: Sala Francisco Nieva
Duración en minutos: 80
Género Drama
En los Medios Juan Ignacio García Garzón, ABC: «El creador argentino cocina Chéjov a presión, tensando crudamente los subtextos». Antonio Hernández Nieto, Huffington Post: «Veronese ha vuelto y con él la visión reconfortante de lo que pasa y lo que nos pasa». Raúl Losánez, La Razón: «El espacio parece un mínimo laboratorio en el que se estuviera experimentando con los personajes». Javier Vallejo, El País: «Daniel Veronese estrena una réplica española de su personalísima versión argentina de Tío Vania» Roger Fariñas Montano, Artezblai: «Veronese ha logrado, con muy buen juicio, un equilibrio entre verosimilitud e intensidad en las situaciones dramáticas»
Espía a una mujer que se mata
El creador argentino cocina Chéjov a presión, tensando crudamente los subtextos.
Juan Ignacio García Garzón
0 comentarios