En tierra extraña
Crítica de En tierra extraña
Una burra, una escalera, dos baúles, dos sillas, un piano y tres actores es lo que se necesita para poner en escena En tierra extraña. A través de conocidas canciones de Concha Piquer como “Ojos Verdes”, “Tatuaje”, “A la lima y al limón” y “En tierra extraña”, y retazos de obras de Lorca, esta obra nos cuenta el hipotético encuentro entre estos dos representantes antagonistas de la sociedad española de la época, acompañados en todo momento por Rafael de León.
Esta coproducción musical del Teatro Español y SOM Produce, dirigida por Juan Carlos Rubio, ha visto por fin los focos del escenario tras la pandemia de la COVID-19 y las medidas de seguridad que obligaron al cierre de los teatros. Lamentablemente, a unos meses del estreno de esta obra, se produjo el fallecimiento de José María Cámara, la otra cabeza pensante que, junto al director, creó la idea original de esta reunión ficticia.
No es la primera vez que Juan Carlos Rubio ha llevado la figura de Lorca a los escenarios, ya que en el año 2017 estrenó en Granada La correspondencia personal de Federico García Lorca, obra por la cual se llevó el premio a la mejor adaptación teatral en los VI Premios Lorca del Teatro Andaluz.
La escasa escenografía y la iluminación sobria, compuesta mayoritariamente de luces blancas, y cuya función es la de realzar sutilmente el vestuario y dirigir la mirada del público, son la base sobre la cual se hace brillar a los artistas, sus canciones y su piano. Precisamente porque no necesitan de una gran escenografía ni un espectacular juego de luces para poder llenar el escenario, son los tres actores, durante una hora y media sin pausas y contadas salidas y entradas, los que llevan el peso de toda la obra.
Esta obra supone el debut teatral de la cantante Diana Navarro, que interpreta a Concha Piquer, y quien es capaz de llenar todos y cada uno de los lugares del teatro y de emocionar a todos aquellos que la escuchan tan solo con la fuerza de su voz. Federico García Lorca, encarnado por Alejandro Vera, es el personaje mediante el cual se realiza la mayor parte de la crítica social y política, desde el mismo momento en el que pisa el teatro hasta el final. La comicidad también está presente de manera transversal en la obra, en gran parte gracias al personaje de Rafael de León interpretado por Avelino Piedad, pero esta risa no hace que el espectador llegue a olvidar en ningún instante la realidad de ese momento histórico concreto en el que se encuentran los personajes, los últimos momentos de la segunda república española justo antes de que estallara la guerra civil.
Debido a la gama cromática de todos estos elementos de la puesta en escena, la representación parece estar pasada a través de un filtro sepia, lo que hace que se vea como si fuera un fragmento de una película antigua o una fotografía del siglo pasado que ha sido puesta en movimiento, a pesar de que los actores estén delante del público y compartiendo el mismo espacio y tiempo. Incluso comparten ciertas temáticas como son la homosexualidad, el papel de la mujer y sus derechos y el “patriotismo” que, aunque tratadas en ocasiones desde una perspectiva cómica, pueden (y deben) ser extrapoladas a la realidad social, cultural, política y económica actual. [9/10]
Marta Ribeiro (Máster de Teatro y Artes escénicas. UCM)
El espectáculo En tierra extraña, nos traslada al Madrid del 36, partiendo de una ucronía de un encuentro entre Concha Piquer y Federico García Lorca. La función transcurre de la mano de Diana Navarro, que entre copla y copla, va llevando el público al júbilo. La majestuosa cantante no dejó ningún espectador indiferente ante su entrada en escena, acompañada de un talento actoral, digno de las consagradas vedettes del teatro, que los escenarios tanto ansiaban. La seguridad que marcaba a cada paso y que en ningún momento, fue seguida por partituras de movimientos, donde enlazaban su vida con la del compositor Rafael de León y Federico García Lorca.
Esa noche, Federico subió a los escenarios y hubo quien dudase si estábamos ante el mismo, una ilusión creada por Alejandro Vera, actor alicantino, que supo captar la esencia lorquiana a cada paso, desde una cadencia vocal y un acento granadino, trabajado al más ínfimo pormenor, haciéndose a la imagen del Poeta; arropado por una excelente caracterización, llevada a cabo por el reconocido artista, Chema Noci.
Juan Carlos Rubio, denota rigor escénico, marcando un ritmo dramático que hace al espectador galopear entre escena y escena con una sutileza maestra, presentándonos las dos Españas de 1936, dos lados que se miran y se abrazan ante el sentimiento mutuo del desarraigo.
Piquer, no quiere quedarse atrás ante las demás coplistas, así que solicita a Federico que le escriba unos versos. Desde la antesala de la Guerra Civil, estalla el augurio de la muerte y crece la admiración entre estos tres titanes que intuían un naufragio político. El honor sale a flote, y a pesar de los amores y desamores, Concha Piquer protege a su confidente Rafael, que además de que le siguiera proporcionando las melodías que la mantenía en el estrellato, le regalaba el silencio y el abrazo necesitado que la cantante callaba.
El reparto sumergido en la esencia de los años 30, juega con el público suscitando momentos musicales, que inspiran la comicidad en la platea, a pesar de la guerra que estallaba en sus puertas. Diana Navarro, mediante cambios vocales que se unen a la metateatralidad, con pinceladas al piano, el tañido de las castañuelas y unos pasos de flamenco, nos lleva al pasado de Piquer en Broadway, encadenando coplas y jazz, transportando así al espectador a Nueva York. Estamos ante una artista todoterreno, que desliza por la interpretación, el canto y el flamenco.
Avelino Piedad, actor y bailarín, formado por la ESAD de Sevilla, se entrega al talentoso Rafael de León frente al piano, desenmascarando los secretos más profundos de Concha, denotado de un compromiso escénico que reúne a los tres personajes alrededor del piano.
La acción está apoyada en un pasado lejano, donde la homosexualidad era perseguida en España, una lejanía que lamentablemente se va acercando a nuestros días y que el director ha tenido el cuidado de rescatar para que no caiga en el olvido.
En tierra extraña, nos recuerda un pasado que ya muchos no vivimos, pero que parece estar cayendo en la desmemoria, en el momento en que más presente debería estar. Que no se cometan los mismos errores del pasado…
“Yo he querido reivindicar un Lorca vivo.” Juan Carlos Rubio.
[9/10]
Cristian Figueroa Acevedo (Máster de Teatro y Artes escénicas. UCM)
En la sala principal del Teatro Español de Madrid ha tenido su estreno este mes de noviembre la obra teatral con carácter musical En tierra extraña una idea original de Juan Carlos Rubio y el reconocido productor musical José María Cámara, recientemente fallecido, a quien está dedicado el espectáculo. La obra es una historia que mezcla ficción y hechos reales, en que se produce un encuentro imaginado entre la famosa cantante valenciana Concha Piquer y el célebre poeta granadino Federico García Lorca, gestionado por el prolífico poeta y músico Rafael de León, marqués del Valle de la Reina. Los tres famosos artistas (Concha y Federico nunca se conocieron personalmente en verdad) se reúnen en el viejo teatro madrileño en medio del agitado contexto histórico de la República Española, poco antes de explotar la Guerra Civil en la tercera década del siglo pasado.
Una tarde de verano del año ‘36 en este teatro ensaya sus canciones la valenciana Concha Piquer con uno de sus mejores amigos y compositores, Rafael de León, quien la acompaña al piano para entonar sus cuplés. El espacio simula el mismo Teatro Español, pero más de ochenta años atrás, con su escenario a medio vestir, varas de iluminación bajas, cortinas descorridas, un perchero repleto de trajes y los infaltables baúles que la Piquer ha paseado por todas sus giras. Es este sitio, en que de pronto oímos la voz de una tramoya a la que la famosa cantante de vez en cuando pide luces para mostrar su arte, esperan a Federico a quien ha citado Rafael para que conozca a Concha, que pretende cumplir su deseo de conocerlo y solicitar una letra para una nueva canción.
El poeta granadino llega por el pasillo entre la platea del teatro, en un sutil guiño de transposición entre la sala concreta en que vemos este espectáculo y la teatralidad de época. Su llegada no es a la hora señalada, lo que irrita a la disciplinada Concha y hace un poco tenso el primer momento, cuyo hielo logra romper con su encanto Rafael encausando de buena manera el encuentro de sus dos amigos de carácter tan contrastado: la disciplinada Concha y un displicente García Lorca. A través de un dinámico diálogo, no exento de tensiones, humor y diversas canciones que hicieran famosas a la Señora de la Copla; entre tragos, ironías y representaciones nos vamos enterando de diversos episodios de la vida de estos célebres artistas de la cultura española: los viajes por América y Europa de cada uno, los éxitos y sinsabores de sus vidas personales, el amor que el marqués siente por Federico que se deja coquetear y flirtea pícaramente, el embarazo de Concha producto de su relación con un famoso torero casado y la solicitud que la cantante hace a Lorca para que le regale una canción que desea incorporar a su show. Siendo esto último el objetivo de esta inédita cita.
Sin embargo, aquella solicitud al poeta granadino es solo una excusa de la Piquer que quiere tratar otro tema con Federico. Esto se lo revela, cuando con artimañas logra hacer salir a Rafael a quien envía a comprar unos bizcochos. Ya estando a solas, Concha le plantea a García Lorca que sabe que el evidente amor que Rafael siente por él no es correspondido, ante lo que le pide que sea sincero en sus sentimientos y no haga sufrir a su joven amigo. Por ello le pide se aleje de España, ofreciéndole incluso sus contactos para ir a México, con el fin que el marqués enamorado lo pueda olvidar. Ante cierta ambigüedad y desidia del poeta, la cantante insiste, pues su verdadero propósito es que se aleje del país ante las circunstancias políticas que avizoran una pronta rebelión de los conservadores nacionalistas contra el gobierno de la República. La valenciana tiene información fidedigna y confidencial que en esas circunstancias Federico corre peligro por ser “rojo, poeta y maricón”. Sin embargo, éste no considera que la situación llegue a mayores y no ve necesario temer por su seguridad ni menos irse de su patria.
Los hechos se precipitan cuando regresa Rafael quien acaba de presenciar como a pocos metros del teatro ha sido asesinado el militar republicano José del Castillo (hecho real que sería uno de los primeros indicios de la Guerra Civil española, sucedido en 1936 lo que nos permite situar la fecha y lugar real en que se ambienta la obra). El peligro es inminente, la violencia les está explotando a cuadras del teatro, pero Federico cree que en su patria estará seguro, irá a Granada donde amigos falangistas podrían protegerlo. Concha despide a sus amigos, comprendiendo que el destino no será el de los mejores. Así lo confirmamos en la última escena de la obra, única en que cambia la escenografía, para encontrarnos en un teatro ya iluminado y lleno de público, en alguna ciudad indeterminada de España años después y ya en plena Guerra Civil. En su triste show y último cuadro musical de la obra, Concha dedica la inédita canción que interpreta a su querido Rafael de León, apresado en Barcelona, y a su admirado Federico García Lorca, quien se encuentra ya muerto y desaparecido,
La obra es un interesante relato de época, cuyo contexto dramático es complementado con la estética escénica, el vestuario y el lenguaje empleado por los personajes, en una adecuada ambientación de estos elementos plásticos acordes a los años treinta del siglo XX. También resulta armonioso el uso de las canciones no solo como elemento atmosférico, sino una adecuada disposición de los temas que permiten desarrollar la historia, mediante la interpretación de diversos cuplés, canciones de jazz y baladas populares españolas interpretados por los tres artistas, pero principalmente Concha Piquer, que evocan la banda sonora de toda una generación de españoles. La música no es un paréntesis de la trama, a pesar de su creación ajena y anterior a esta obra, logra dar contexto emocional que permite reconocer la naturaleza romántica, apasionada y creativa de los tres protagonistas.
El trabajo de los actores destaca por la versatilidad de sus caracterizaciones, especialmente de parte de la reconocida cantante Diana Navarro, que en esta obra debuta como actriz, con un resultado notable en que a su destacada impronta vocal acompaña ahora una sólida actuación. De igual modo, la labor de Alejandro Vera como García Lorca y Avelino Piedad en el papel de Rafael de León, es de un alto nivel actoral, llevando con gracia y ductilidad el desarrollo de sus papeles a lo largo del montaje. Se trata de un elenco con sentido de conjunto, que revela, a su vez, el oficio del director, Juan Carlos Rubio, quien es capaz de montar un espectáculo que integra coherentemente el trabajo de su elenco, los elementos sonoro-musicales y la concepción escenográfica. Se trata de un sólido trabajo escénico, en un estilo realista que incorpora muy bien los cuadros cantados, sin requerir recursos de última generación, pues es capaz de envolvernos en el espíritu de la época en que la obra se sitúa, amalgamando satisfactoriamente la forma estética y el fondo conceptual e histórico de la puesta en escena.
La gran virtud de la obra es transformar el teatro en un espacio lleno de emociones e intercambios de ideas por un territorio, en este caso un país, al que aman estos artistas. En pleno clímax de las diferencias y enfrentamientos políticos y, a pesar de las dificultades y éxitos en el extranjero, manifiestan su deseo de quedarse y no vivir en tierra extraña. Se trata de una reflexión sobre la pertenencia a un territorio y las diferencias entre compatriotas, que no solo se expresa en las circunstancias políticas dramáticas del período, sino que se da también de manera jocosa a través de las diferencias del habla entre dos artistas andaluces, una cantante valenciana en pleno Madrid. De tal modo que los temas dramáticos, trágicos y cómicos son amalgamados armónicamente en esta pieza que nos conduce con emoción y añoranza, especialmente para los españoles que se identifican con la cultura popular de mediados del siglo XX, evocando un pasaje de la historia de su país, mediante las señas más identitarias de un territorio como son su música y su poesía. [8/10]
Sinopsis
Concha Piquer desea desde hace tiempo conocer a Federico García Lorca y quiere proponerle que le escriba una canción. Gracias a su mutuo amigo, Rafael de León, este encuentro se produce durante un ensayo de la cantante en el Teatro Español de Madrid, durante el cual se irá poniendo de manifiesto la situación en la que se encuentra el país.
Equipo
Juan Carlos Rubio
Autoría
Juan Carlos Rubio
Dirección
Juan Carlos Rubio
Ayudante de dirección
Marisa Pino
Producción
SOM Produce, Teatro Español
Producción Ejecutiva
Carmen Márquez, Marcos Cámara, Pilar Gutiérrez, José María Cámara, Juanjo Rivero. Productor asociado: David Serrano
Reparto
Diana Navarro, Alejandro Vera, Avelino Piedad
Escenografía
Estudiodedos Curt Allen Wilmer (AAPEE), Leticia Gañán
Iluminación
Paloma Parra
Música
Julio Awad
Espacio Sonoro
Javier Isequilla
Fotografía
Javier Naval
Vestuario
Ana Llena
Caracterización
Chema Noci
Web
https://entierraextrana.es/
Idioma
Castellano
Fecha del Estreno: 12/11/2021
Teatro: Teatro Español
Sala: Sala Principal
Duración en minutos: 95
Género Musical
En los Medios Diego Da Costa, “’En tierra extraña’ reúne a Concha Piquer y Federico García Lorca […]”, Cinema Gavia. [8/10] Jonathan Fernández, “En Tierra Extraña, Españolito Que Vienes Al Mundo…”, Desde La Platea blog. [10/10] Reportaje: Julián Herrero, “Concha Piquer y Lorca, las caras de las dos Españas”, La Razón. Reportaje: Redacción, “En tierra extraña en el Teatro Español”, InOut Viajes. Reportaje: Redacción, “’En tierra extraña’, el musical que reúne a Lorca, Concha Piquer y Rafael de León […]”, 20 minutos.
En tierra extraña
«Se trata de un sólido trabajo escénico, en un estilo realista que incorpora muy bien los cuadros cantados, sin requerir recursos de última generación»
Aída Cruz González
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