Crítica de El círculo de hierro

Julio Vélez Sainz

ITEM-UCM

El círculo de hierro plantea un biografía de Gustavo Adolfo Bécquer a partir de una dramaturgia basada en sus textos. Frente a la visión idealizada y romántica del escritor que usualmente se presenta en los medios, la obra, que parte de los mismos materiales que otras biografías menos cuidadas del autor, nos presenta una imagen certera, alejada de sentimentalismos y exabruptos románticos. La dramaturgia es, pues, más que correcta, sobre todo, si tenemos en cuenta que se trata de un recital de poesía.

La obra parte de una escenografía sobria, con un juego de luces y proyecciones lumínicas y sonoras que amplían los espacios escénico y teatral. Joaquín Navamuel y Daniel Migueláñez interpretan respectivamente a los hermanos Valeriano y Gustavo Adolfo y realizan un trabajo excelente, con un abanico emocional que va in crescendo a lo largo de la obra. Algunos episodios, como el de la leyenda El miserere, son grandes aciertos. En él, Navamuel y Migueláñez se convierten en los personajes del cuento ampliando exponencialmente la coreografía gestual e interpretativa de los actores. La obra cuenta con la soprano y pianista Victoria Curto, quien es uno de los principales alicientes de la misma. Curto desarrolla una gama de juegos musicales con el piano de cola del Centro Cultural muy interesantes: se tocan las cuerdas interiores, se sitúan objetos en el interior para que se vean reflejados en la tapa, algunas frases musicales representan personajes, etc.

En breve, una gran obra, un acierto que merecería más funciones que la única que tuvieron el 23 de enero del 18.

Julio Vélez Sainz

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