Crítica de Diga ser cierto
El teatro tiene el poder de mostrarnos lo poliédricos que somos los seres humanos, haciéndonos ver cómo una misma historia puede verse desde distintas ópticas centrando la mirada en cada una de las diversas caras del prisma.
Diga ser cierto nos plantea -con cierta complejidad estructural- una misma historia desde distintos puntos de vista. Dos amigas se vuelven a ver después de una prolongada ausencia. Una le abre las puertas de su casa a la otra cuando más la necesita. No sabemos si la otra haría lo mismo con ella de estar en su posición, esa incógnita que tantas veces se nos plantea como una pregunta vacía, sin esperar ser respondida por lo improbable que resulta revertir una misma historia, es puesta sobre la escena en Diga ser cierto. En el punto álgido se nos muestra a los protagonistas sometiéndose a un interrogatorio, interrogatorio que todos debemos hacernos cuando nos encontramos ante un dilema moral.
El teatro puede enseñarnos la cara oculta de la luna y por ello somos capaces de cuestionarnos interrogantes que de otro modo probablemente acallaríamos. Nos exige participar, nos obliga a mirar las cosas tal como son. Tal vez Diga ser cierto nos ofrezca una visión parcial de las cosas o necesitara una vuelta más para perfilar mejor cuál es el mensaje que nos quiere transmitir, pues no queda del todo claro. ¿Acaso las decisiones que han tomado la una y la otra pueden llegar a “provocar” esa situación? ¿Nuestras decisiones determinan hasta tal punto el discurrir de nuestra vida o existe algo externo a nosotros que nos hace vivir determinadas circunstancias? Sea como fuere, Diga ser cierto es una buena opción teatral.
José Ramón Sánchez-Pujante y Fernández,
ITEM
Sinopsis
Andrea aparece inesperadamente en casa de Silvia, su mejor amiga, desorientada y llena de tierra. Hace tiempo que no se ven. La relación de ellas se resintió a raíz de una serie de episodios de violencia doméstica, ocurridos entre Andrea y su marido Miguel hace más de un año. Hoy, estas dos mujeres tienen la oportunidad de retomar su amistad.
Diga ser cierto aborda el tema de la violencia de género a través de amistad entre Silvia y Andrea. Y lo hace poniendo el foco en la esfera de la mujer, pero no para ahondar en el carácter de víctima, sino, al contrario, para interrogarnos acerca de la noción de no-víctima.
El antropólogo Maurice Godelier afirmaba que “el punto más fuerte de un poder de opresión, de dominación, no es justamente el de la fuerza física, sino por el contrario el del consentimiento de los dominados a su dominación”.
La frase del estudioso parece tener sentido, pero sin duda su parte más conflictiva esta en la palabra “consentimiento”. ¿Qué hace que una persona siga al lado de su agresor, aún a riesgo de su propia muerte? ¿Podemos hablar de un consentimiento real? ¿Teniendo en cuenta los condicionamientos económicos, sociales y culturales, ¿Qué posibilidades de acción tiene una mujer en la sociedad actual para eludir el rol de víctima de violencia de género? ¿Es tan fácil huir del verdugo? ¿Cómo puede el entorno social más próximo de estas mujeres ayudarlas a salir de su situación? ¿Es la solidaridad entre mujeres un paso clave en el proceso hacia la solución?
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Andrea aparece inesperadamente en casa de Silvia, su mejor amiga, desorientada y llena de tierra. Hace tiempo que no se ven. La relación de ellas se resintió a raíz de una serie de episodios de violencia doméstica, ocurridos entre Andrea y su marido Miguel hace más de un año. Hoy, estas dos mujeres tienen la oportunidad de retomar su amistad.
Diga ser cierto aborda el tema de la violencia de género a través de amistad entre Silvia y Andrea. Y lo hace poniendo el foco en la esfera de la mujer, pero no para ahondar en el carácter de víctima, sino, al contrario, para interrogarnos acerca de la noción de no-víctima.
El antropólogo Maurice Godelier afirmaba que “el punto más fuerte de un poder de opresión, de dominación, no es justamente el de la fuerza física, sino por el contrario el del consentimiento de los dominados a su dominación”.
La frase del estudioso parece tener sentido, pero sin duda su parte más conflictiva esta en la palabra “consentimiento”. ¿Qué hace que una persona siga al lado de su agresor, aún a riesgo de su propia muerte? ¿Podemos hablar de un consentimiento real? ¿Teniendo en cuenta los condicionamientos económicos, sociales y culturales, ¿Qué posibilidades de acción tiene una mujer en la sociedad actual para eludir el rol de víctima de violencia de género? ¿Es tan fácil huir del verdugo? ¿Cómo puede el entorno social más próximo de estas mujeres ayudarlas a salir de su situación? ¿Es la solidaridad entre mujeres un paso clave en el proceso hacia la solución?
Equipo
Carolina Román
Autoría
Carmen Soler
Dirección
César Barló
Producción
Lunática teatro
Reparto
Eli Zapata, Ricardo Reguera, Carmen Soler, Diego Ercolini
Escenografía
Karmen Abarca
Vestuario
Karmen Abarca
Video escena
Elena Juarez
Web
Nave 73
Idioma
Castellano
Fecha del Estreno: 10/02/2018
Teatro: Sala Nave 73
Sala: -
Duración en minutos: 90
Género Drama, Tragedia
En los Medios
Diga ser cierto
¿Nuestras decisiones determinan hasta tal punto el discurrir de nuestra vida o existe algo externo a nosotros que nos hace vivir determinadas circunstancias? Sea como fuere, Diga ser cierto es una buena opción teatral.
José Ramón Sánchez-Pujante y Fernández
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