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Crítica de Deadtown, The Forman Brothers’ Wild West Show

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Mónica Molanes Rial
ITEM-UCM

 

 

Con Deadtown los hermanos Forman han colgado el cartel de “entradas agotadas” la práctica totalidad de días que han estado en Naves Matadero presentando su nuevo trabajo, un espectáculo que combina elementos circenses, musicales, cinematográficos y teatrales de temática western y en el que el componente audiovisual adquiere una importancia preponderante.

La propuesta está divida en dos partes diferenciadas. La primera es una sucesión de números musicales, coreográficos y acrobáticos que entusiasmaron al público presente. En un escenario que recrea el interior de un típico saloon del oeste americano, los intérpretes realizan sus números para los que modifican el espacio escénico a conveniencia moviendo los distintos elementos que componen la escenografía (escaleras, mesas, barras, etc.): damas que cantan y bailan al ritmo de la característica música del western hollywoodiense, cómicos pistoleros que evocan personajes del cine mudo o acróbatas que hacen piruetas con su bicicleta. Más allá de lo efectistas que puedan resultar estas intervenciones, no me parece desdeñable la vis cómica que caracteriza a algunas de ellas. Se consigue, de este modo, no una mera representación de los clichés del género del western, sino una revisión, de tintes paródicos en ocasiones, de la iconografía e idiosincrasia que lo define. Pienso en la escena en la que una de las damas del saloon canta a capella la famosa canción “Cucurrú paloma” -con acento checo- al tiempo que está siendo interpelada por el cómico de la bicicleta. Del juego entre ambos se desprende nuevos sentidos de ciertas partes de la letra de la canción. Me parece acertada, por otra parte, la presencia en el escenario de la orquesta que interpreta en directo la música del espectáculo, y que está, además, perfectamente integrada en la acción escénica gracias a la interacción entre músicos e intérpretes.

La segunda parte de la obra es, sin duda alguna, la que concentra mayor interés. Tras una breve introducción del ilusionista del espectáculo en la que advierte al público de la importancia que va a tener la cuestión de la imaginación ante lo que vamos a ver, un sinfín de recursos audiovisuales y lumínicos se ponen en marcha para, a través de distintas estrategias de carácter inmersivo que permite la tecnología audiovisual, introducir al espectador en el ambiente de una clásica película de western americana que tendrá lugar sobre las tablas de un teatro: dos pantallas de gran tamaño se pliegan desde los laterales hacia el centro del escenario y un enorme telón, que reproduce las típicas motas de la imagen que tenemos de los proyectores antiguos de cine, cae en el proscenio. A partir de aquí se despliega ante los ojos del espectador una sucesión de imágenes de realidad aumentada que recrean los paisajes áridos del oeste americano por donde cabalgan los caballos-bicicleta (caballos que recuerdan a los de William Kentridge) que hemos visto con anterioridad en el escenario, en ocasiones montados por los propios personajes del western que vamos a ver a continuación. Sin duda, este trabajo de animación (Josef Lepša) me parece uno de los elementos más destacables de la propuesta, tanto por la delicadeza de las imágenes como por la simbiosis que se alcanza entre cine y teatro, habida de cuenta la cantidad de espectáculos que se hacen en la actualidad en los que el componente audiovisual no siempre está plenamente justificado. El elemento audiovisual se combina en esta segunda parte con el desarrollo de la anécdota argumental de la típica trama de western que las/os intérpretes llevan a cabo en el saloon, en la que no faltan amores contrariados y muertes de pistoleros. Resulta interesante el modo en el que se recrea la estética del cine mudo en escena, aunque en ocasiones, en su afán de emulación, resulta algo excesiva la repetición del juego con la estructura temporal que vemos en escena.

Una de las propuestas más interesantes que ofrece el espectáculo es la inquietante presencia de un personaje ajeno al western, una suerte de muñeca autómata de tamaño humano cuya acción genera una de las imágenes más bellas que se proyectan en el gran telón, un gran vergel policromático que invade las áridas y desérticas tierras del oeste de una ciudad muerta para recordarnos que la magia no son sólo trucos de ilusionismo, si no que la magia reside en la capacidad de imaginación de cada espectador.

Mónica Molanes Rial, ITEM

 

 


Sinopsis

«Su última obra, Deadtown, es una sorprendente pieza teatral de cine mudo en tres dimensiones. Las imágenes que se proyectan no solo funcionan como una escenografía o ilustración sino como un set vivo que al conectarse con el actor crea una realidad mágica similar a las películas de Karel Zeman. En esta mezcla de animación (históricamente un punto fuerte de la industria del cine checo), potentes elementos visuales, música en vivo, efectos sonoros, su tradicional trabajo artesanal con marionetas y el trabajo de los actores, cruzan los límites de las ilusiones ópticas y encuentran un nuevo mundo. Como en otros espectáculos de los Forman, los espectadores no entran solo en una sala de teatro sino que se adentran en un universo original creado para cada show, que en esta ocasión será el Antiguo Oeste.»


Equipo



Autoría
Ivan Arsenjev, Petr Forman


Dirección
Petr Forman




Producción
Forman Brothers Theatre, Théâtre-Sénart (coproducción), Scène nationale (France), Théâtre du Manège(France), Le Manège Mons (Belgium), Parc de la Villette (France), MCB° Bourges (France), MC2 Grenoble (France), Latitude 50, Pôle des arts du cirque et de la rue (Belgium), l'Avant Seine, Théâtre de Colombes (France).




Reparto
Petr Forman, Veronika Švábová, Marek Zelinka, Jacques Laganache, Daniela Voráčková / Simona Babčáková, Josefína Voverková, Vojta Švejda / Jiří Kniha, Michael Vodenka / Miroslav Kochánek, Ivan ”Zobák” Pelikán, Petr “Goro” Horký, Josef Sodomka / Ivan Arsenjev, Philippe Leforestier, Mitakuye Oyeasin, Jakub Tokoly, Dizzy Gilagio (Didier Castelle, Francois Lezer, Michel Oger, Thierry Malard)
Escenografía
Josef Sodomka, Matěj Forman




Iluminación
Louise Gibaud, Petr Forman
Movimiento
Veronika Švábová, Marek Zelinka
Música
Marko Ivanovič, Jarda Traband Svoboda, La Lettera di Lincoln (Ennio Morricone)
Espacio Sonoro
Michal Holubec, Marek Poledna (Studio Bystrouška)






Compañía
The Forman Brother's Theatre
Vestuario
Andrea Sodomková














Efectos especiales
Josef Lepša (Animación), Josef Lepša (Animación)




Web
Deadtown


Idioma
Inglés








Fecha del Estreno: 18/01/2018

Teatro: Naves Español en Matadero

Sala:  -

Duración en minutos: 90

Género  Contemporáneo

En los Medios

 

José-Miguel Vila, Diariocrítico: » ‘Deadtown’, la poesía imposible del viejo Oeste americano»

Juan Ignacio García Garzón, ABC: ««Deadtown»: los hermanos Forman en el Oeste»

Ángel Esteban Monje, Kritilo: «Deadtown»

MJ Cortés Robles, Artepoli: «Deadtown. Hermanos Forman»

Manuel Cuéllar, El Asombrario: «Los hermanos Forman logran la magia de hacer una ‘peli’ del Oeste en el teatro»

Estrella Savirón, A golpe de efecto: «La particular visión del salvaje oeste de los hermanos Forman»


Deadtown, The Forman Brothers’ Wild West Show

«pero si reflexionamos detenidamente sobre lo que presentan los hermanos Forman, la verdad es que termina por ser decepcionante.»

ángel Esteban Monje

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