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Crítica de Casi normales

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Marta Balaguer
Colabor/a ITEM

 

Casi Normales, (en inglés Next to Normal), es un musical espectacular estrenado en Broadway, con libreto y letras de Brian Yorkey, con la música de Tom Kitt, que bajo la dirección de Michael Greif cosecha desde 2008 tres premios Tony, y el Pulitzer de 2010. Tras exportar su producción y representación a otros países como Australia y Argentina, entre otros, llega a España de la mano de producciones Nostromo Live, y comparte la dirección de Luis Romero que ya la estrenó en Buenos Aires. A la adaptación española de Argentina se suman la revisión de Marc Gómez y Xavier Torras. Máxima calidad y un cuidado despliegue total de medios en la producción de este musical.

 

Subrayar su valor musical, letra conmovedora que prolonga emociones, y excelencia vocal de todos los intérpretes que brillan tanto en partitura; gestualidad interpretativa; extensión, tesitura, versatilidad vocal y potencia con guiños a la ópera rock y al virtuosismo musical de Sondheim. Destacar la calidad inconmensurable de los intérpretes musicales: la reconocida cantante Nina, de Mamma Mía, que encarna el sufrimiento sin salida de madre de la familia Goodman; el hijo arrebatado por la muerte, Gabe, al que da vida Guido Balzaretti, de Los Miserables,  que se resiste a dejar de habitar en las alucinaciones mentales, y en los huecos que la pérdida socava en los integrantes de la familia; el marido comprensivo, interpretado por Nando Gonzalez de Mamma Mía, y la hija Natalia, que habita Jana Gómez, tiran ambos de la cuerda de vida para seguir adelante y dejar atrás el dolor y la fractura familiar. El Dr. Madden, a cargo de Roger Berruezo que interpreta contundente, con gravedad e hilaridad su papel de villano y salvador médico. El novio de la hija, Fabio Arranz, regala generoso amor, naturalidad, comprensión y humanidad a Natalia llenando de esperanza su futuro. Estos dos personajes, ajenos a la familia, actúan como opuestos y de contrapunto en el tratamiento del dolor a su paciente y a su novia respectivamente. Tan sólo apuntar el uso desmesurado del hipérbaton, en las traducciones del inglés al español, que en ocasiones puntuales no favorece la comprensión total de la letra. Por lo que, en algunos momentos de máxima emoción, no facilita el diálogo musical y deja huérfano a lo performativo.

 

Valiosa escenificación vertical de andamiaje en tres niveles, de Jose Novoa, que llena de posibilidades, de movimiento y diferenciación de espacios, de expresión y lluvia lúminica (Mingo Albir) a los actores en los dos primeros niveles y los seis músicos, dirigidos por Abel Garriga, en el tercero. Señalar que la barandilla del tercer nivel es usada, en momentos álgidos de perturbación musical por la alucinación fantasmal del hijo y en ocasiones por la madre.

 

El porcentaje musical de la representación se salda con más de 30 canciones, que apelan a la emoción y sensibilidad, sin apenas espacio en las transiciones al diálogo teatral irónico, donde la hilaridad ayuda a digerir lo inefable de la política del dolor. Con el resultado de una primera parte adscrita a la tragicomedia, y una segunda abandonada a la tragedia absoluta arreglada con un final abierto, acomodaticio y carente de polémica, que trata de contentar y contemplar las diferentes perspectivas de la audiencia. El final ensalza la recuperación del sueño y sentido de pertenencia a una familia “casi normal”, que como todas las demás sobrevive en el difícil equilibrio entre razón y locura, tragedia y humor, memoria y olvido, amor y pérdida, desilusión y esperanza. Eso sí envuelto en la perfecta encarnación vocal de unos interpretes musicales, unas letras y una música fascinantes. Sugerir, tal vez, un poco más de equilibrio entre lo cantado y lo actuado, entre lo trágico y lo cómico, y ofrecer la segunda parte más liviana en duración.

 

En realidad, la obra nació en 1998 como Feeling Electric en el Off de Broadway, después de sucesivas revisiones reaparece en el Off en 2008 como Next to Normal, y en 2009 se estrena con rotundo éxito en el Booth Theatre de Broadway. Desde su origen, el libreto ha sufrido considerables transformaciones en aras de llegar a más público, y subir a lo alto de la escalera del éxito. Poco a poco, el texto cede el máximo espacio y más tiempo al libreto musical, y a nivel temático abandona su primigenio origen de crítica profunda a la ética médica contemporánea del trastorno maniaco-depresivo o bipolar. Se da preeminencia a lo que la enfermedad mental causa en una familia convencional, rota por la mala gestión humana y médica del luto por un hijo. Es decir, víctimas de un naufragio que sufren la rotura de comunicación, comprensión e invisibilización del amor filial y de pareja, como supervivientes. En la obra conviven la ausencia de psicoterapia y análisis del sufrimiento, la pervivencia del uso abusivo de psicofármacos alienantes y el electroshock como unívoca alternativa, in extremis, ante la imposibilidad de curar la mente enferma por excesivo dolor del alma, tras la pérdida de lo amado. La interpretación musical, la escenografía y la ironía dan vida a la expresión del libreto que encarna la temática de depresión, alucinaciones, terapia médica, rotura familiar, suicidio, electroshock y supervivencia. Destacar el mérito arriesgado e inconmensurable de abordar esta temática incómoda, recluida al ámbito privado que desnuda dolores existenciales, en un musical brillante que busca el éxito de público masivo. Una fórmula de impacto efectista en la emoción y empatía del público, que se aleja de la controversia polémica y apenas otorga la distancia necesaria, (al casi invisibilizar, en su parte performativa, lo inefable del dolor y rebelión interior del individuo), para elevar el espíritu crítico de la audiencia, y reabrir debate social sobre la cuestión de “ser normal” y el abuso del poder fáctico médico, tras la clausura. Inevitable no evocar la mente lúcida y brillante de Artaud, dentro del paradigma moderno del teatro contra lo convencional, burgués y acomodaticio, que tanto sufrió la terapia de electroshocks, ordenada por su padre, por su vehemencia y rebeldía excesiva vs. “ser normal”.

Marta Balaguer


Sinopsis

“Casi normales” es un musical rock escrito por Brian Yorkey (“Por 13 razones”) y con música de Tom Kitt, que narra la historia de una familia que lucha por ser “normal”, mientras que como pasa en todas las familias, la adversidad aparece.

La obra recorre una ola de emociones que sacude al público con su fuerza, lo divierte con su humor y lo deja renovado y conmovido. CASI NORMALES funciona como un alivio en tiempos donde lo perfecto no existe y ser “casi normales” es lo normal.


Equipo



Autoría
Brian Yorkey


Dirección
Luis Romero
Ayudante de dirección
Marc Vilavella


Producción
Nostromo Live, Nostromo Live




Reparto
Nina, Nando González, Guido Balzaretti, Jana Gómez, Fabio Arrante, Roger Berruezo, Silvia Luchetti
Escenografía
Jose Novoa




Iluminación
Mingo Albir


Música
Tom Kitt, Abel Garriga (dirección musical), Xavier Torras (supervisión musical)










Vestuario
Jose Novoa




Caracterización
Paula Ayuso














Web
Casi normales


Idioma
Castellano








Fecha del Estreno: 15/12/2017

Teatro: Teatro la Latina

Sala:  -

Duración en minutos: 130

Género  Musical

En los Medios

Marta Cervera, El Periódico: » ‘Casi normales’, un musical diferente»

Julio Bravo, ABC: ««Casi normales», un musical sin concesiones»

Marcos Ordóñez, El País: «Una mujer bajo la influencia»

Judit Gayán, Citeyoco: » ‘Casi normales’, un musical sobre la “normalidad” de la vida»

Aldo Ruíz, El teatrero: » ‘Casi normales’: una sorprendente Nina nos conmueve en este musical ganador del Pulitzer, lleno de suspense y con grandes dosis de emoción»

 


Casi normales

«Emociona al espectador y le invita a reflexionar sobre las relaciones, la pareja, los hijos y la enfermedad a través de personajes cercanos»

Marta Cervera

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