Crítica de Aparece un corazón en un descampado
Quédense con su nombre: Producciones Kepler; seguro que esta compañía dará que hablar. Cuando se unen pasión, esfuerzo, constancia y arte el resultado es Aparece un corazón en un descampado. La suma de sus miembros equilibra una balanza más que difícil de igualar, estamos ante un teatro de altura. El montaje demuestra que las aspiraciones, cuando persiguen un objetivo concreto y se trabaja duro para lograrlo, no son sinónimas de la temible pretenciosidad escénica, sino de excelencia. Que un grupo de teatro con unos miembros tan jóvenes logren el resultado de esta versión -libérrima (y se agradece)- del clásico isabelino Tis Pity She´s a Whore (Lástima que sea una puta) de John Ford, dice mucho del futuro que le espera al buen teatro. Las esperanzas están puestas en este tipo de compañías que arriesgan, que saben hacer sacrificios, que esputan al rostro de los grandes presupuestos -pese a lo necesarios que son, ojo- demostrando que, muchas veces, la imaginación logra mejores resultados que las grandes cantidades de dinero y que la fuerza de la juventud puede lograr lo imposible.
Está claro que en el montaje hay cosas que pueden pulirse, sí; pero seguro que serán capaces de construir otras piezas aún mejores desde esta sólida base, pues ya tienen lo fundamental: calidad. Esta calidad proviene de muchas horas de dedicación, seguro, de mucho trabajo en equipo y de saber escuchar. Cuando en el teatro cada parte sabe escuchar a la otra y no se mueve por soberbia, el proceso creativo se enriquece inexorablemente y es algo que el público percibe -aunque desconozca por completo, como es el caso, el proceso de creación del espectáculo-.
Se percibe el sumo cuidado con el que está dispuesto cada elemento: la música -uno de los aspectos sobresalientes del montaje-, la escenografía, las coreografías, los parlamentos, la dicción, la interpretación, la dirección, la iluminación…-y todo lo que queda por decir- y hasta el programa de mano. Eso solo es posible cuando se respeta al máximo lo que se está haciendo y cuando estás dispuesto a dar lo mejor de ti. Lo voy a repetir, pero esta vez un poco mejor. Quédense con sus nombres: Itxaso Larrinaga, Carmen Gil, Bentor Albelo, Sergio Doblas, Olga Hernández, María Pizarro-Pérez, Juan Carlos de la Vega, Berta Navas, Álvaro Guisado y Ana Pizarro-Pérez. Dicho queda.
José Ramón Sánchez-Pujante y Fernández, ITEM
Sinopsis
Una mujer embarazada es asesinada a manos de su propio hermano, con quién presuntamente mantenía una relación amorosa. El suceso ha conmocionado a España y ha abierto un debate sobre uno de los tabúes más importantes de la sociedad occidental.
“Amemos cuando estemos listos, no cuando estemos solos” (Walter Riso).
Equipo
Autoría
Producciones Kepler
Dirección
Itxaso Larrinaga
Ayudante de dirección
Carmen Gil
Producción
Producciones Kepler
Reparto
Bentor Albelo, Sergio Doblas, Olga Hernández, María Pizarro-Pérez, Juan Carlos de la Vega
Escenografía
Berta Navas
Iluminación
Álvaro Guisado
Movimiento
María Pizarro-Pérez
Fotografía
Ana Pizarro Photography
Vestuario
Ana Pizarro-Pérez
Diseño del cartel
La dalia negra
Festivales
40 Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro
Idioma
Castellano
Fecha del Estreno: 05/02/2018
Teatro: Sala Nave 73
Sala: -
Duración en minutos: 90
Género Drama
En los Medios Efe Jota Suárez, Mi reino por un caballo, “Un coche destartalado” Ángel Esteban Monje, Kritilo, “Una versión rural y moderna”
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