Crítica de Ante la jubilación
Un fondo de escena metálico, con grandes puertas donde se puede ver reflejado el público. Es un armario. Esta es la base de la escenografía que permite el desarrollo de la acción de Ante la jubilación. Una síntesis, por los conceptos mínimos de orden, frialdad y escondite, de lo que nos va a deparar el texto de Bernhard. Sabemos que este texto del autor austríaco, como los otros dos contenidos en el mismo volumen de teatro de la editorial Hiru, están escritos en verso libre, sin signos de puntuación. Esta es una dificultad añadida a la irrefrenable verbalización de los tres hermanos implicados en esta ficción dramática. Vera, una de las hermanas, es quien se lleva la palma en conversar, aunque en muchos momentos diríamos que monologa, teniendo de referencia a su hermana Clara. Las intervenciones de las dos hermanas a lo largo de toda la primera parte de la obra nos dibujan unos antecedentes de los personajes escalofriantes y una relación emocional entre las hermanas hiriente, exenta de la más mínima compasión. En realidad, el texto en su globalidad es demoledor. La propuesta de la directora permite dejar a la luz el humor irónico, ácido, del autor. La sensación es la de verbalizar todo un subtexto de dolor y rabia. Lo que normalmente queda oculto, aquí se muestra en toda su crudeza inmisericorde.
La escenografía y el mobiliario definen así una propuesta estético-estilística a medio camino entre el realismo estilizado y simbólico. Una silla de ruedas, un reloj de pared, una tabla de planchar y una plancha, dos prendas clave: una toga y un uniforme de reo en campo de concentración…juegan mientras están solas las dos hermanas. Cuando llega el hermano se suma un sillón individual de cuero, un piano, y en el punto álgido de la celebración de la violencia, diríamos (el cumpleaños de Himmler), se añade una mesa ricamente vestida para el festín y las tres butacas para los comensales. Todo ello aparece y desaparece tras las puertas del armario gigante, donde todo vuelve a ser guardado.
El vestuario, el maquillaje, el peinado de los personajes nos hablan de una atemporalidad de la acción dramática. Solo durante el festín se concreta históricamente el período aludido en el vestuario. Cierto que es que ya venía señalado en las dos prendas que plancha Vera durante el primer acto.
El espacio sonoro tiene diferente presencia. En el primer acto, es sutil: los pasos de Vera aquí y allá, el reloj que suena. Predomina el texto dicho sobre el silencio. El segundo acto, a partir de la celebración del cumpleaños como tal, se vuelve más efectista tanto por la luz como por el sonido, hasta el final de la representación. Se suma incluso una proyección audiovisual como fondo de la escena.
En la interpretación de las dos actrices hallamos un realismo estilizado, podríamos decir. Los personajes están trabajados con toda la complejidad de pensamiento que puede aportar la obra. Esta complejidad está en el fondo de cada palabra, en la arquitectura del propio discurso que defienden Gloria Muñoz y Teresa Lozano como Vera y Clara, respectivamente. El trabajo de Gloria Muñoz es especialmente complejo puesto que se caracteriza por grandes monólogos irrefrenables y llenos de matices, y lo lleva adelante con maestría, al mismo tiempo que realiza multitud de actividades ante los ojos de su hermana Clara. Lo que da la clave de esa estilización realista a la que nos referimos en la interpretación, son los gestos recurrentes que realizan las actrices y sus actividades físicas. Unos y otras parecen estar al límite entre la coreografía y la espontaneidad. En el caso del personaje de Rudolf, el hermano, la elección de Walter Vidarte como actor inclina de modo considerable la interpretación hacia un estilo más histriónico y expresionista, muy propio de este intérprete.
El conjunto de la propuesta resulta atractivo y es capaz de expresar esa crudeza y acidez de los textos de Bernhard, sin agotar al público, con un tempo escénico muy adecuado al pulso del discurso de Ante la jubilación.
Sinopsis
Vera prepara la celebración del cumpleaños de Himmler (asesino fascista) en casa, porque su hermano Rudolf así lo impone y a ella también le gusta. Es un ritual privado, secreto. Su hermana Clara (en silla de ruedas) está con ella, no participa de esa celebración pero se ve obligada a hacerla. Más tarde llegará el hermano y comenzará la fiesta. Mientras tanto, las hermanas discuten y sacan a la luz las realidades de sus vidas.
Equipo
Autoría
Thomas Bernhard
Dirección
Carme Portacelli
Producción
Centro Dramático Nacional
Reparto
Teresa Lozano, Gloria Muñoz, Walter Vidarte
Escenografía
Paco Azorín
Construcción de escenografía
Ateconsa Montajes, May, Distrade
Ayudante de escenografía
Antonio Serrano
Iluminación
Paco Azorín
Movimiento
Marta Carrasco
Espacio Sonoro
Jose Antonio Gutiérrez “Guti”
Fotografía
Alberto Nevado, David Ruano
Traducción
Miguel Sáenz
Vestuario
Antonio Belart
Realización de vestuario
Petra Porter, Luis Espinosa
Diseño del cartel
Isidro Ferrer, Nicolás Sánchez
Utilería
Mateos, Hermanos Vázquez
Idioma
Castellano
Peluquería
Pelucas Mª Jesús García
Fecha del Estreno: 17/06/2020
Teatro: Teatro Valle Inclán. Centro Dramático Nacional
Sala: Sala Francisco Nieva
Duración en minutos: 119
Género Drama
En los Medios Jose Catalán Deus, “Ante la jubilación”; Thomas …” , Periodista Digital Juan Ignacio García Garzón; “Fantasmas en el armario”, ABC Esteban, Entrevista a Carme Portacelli El Mundo Reseña Premios Max Julio Bravo Madrid, “Bernhard completa el póker…” ABC Cuaderno pedagógico, CDN Críticas en prensa y blogs
Entrevistas y reportajes
Ante la jubilación
«Los personajes están trabajados con toda la complejidad de pensamiento que puede aportar la obra. Esta complejidad está en el fondo de cada palabra, en la arquitectura del propio discurso que defienden Gloria Muñoz y Teresa Lozano como Vera y Clara, respectivamente. El trabajo de Gloria Muñoz es especialmente complejo puesto que se caracteriza por grandes monólogos irrefrenables y llenos de matices, y lo lleva adelante con maestría, al mismo tiempo que realiza multitud de actividades ante los ojos de su hermana Clara.»
Eva Parra Hermida
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