Crítica de Algún día todo esto será tuyo

Laura Ventura

Colabor/a ITEM

Entre la épica y la metáfora 

 

Un anciano en su lecho de muerte se propone escribir sus memorias en clave épica y, con este relato, no solo lograr la inmortalidad, sino aportar un texto clave y fundacional a la literatura nacional: la historia del primer magnate español del siglo XX, antes que un libertador, el creador de un imperio. La figura de Rodrigo Díaz de Vivar emerge como inspiración, puesto que la existencia de este empresario, como la del Cid Campeador, tuvo innumerables contiendas. El espectador asiste en Algún día todo esto será tuyo a la confección de este Cantar de Gesta, con sus luces –siempre predomina el verde, en los accesorios del vestuario y en la tonalidad de la iluminación– y oscuridades. Ramón Areces, el creador de El Corte Inglés (o quizá no), convoca a un poeta para que el bardo pueda construir la epopeya de un hombre hábil para los negocios, pero torpe para los vínculos afectivos. 

 

Chiqui Carabante es el director y dramaturgo de esta inteligente pieza que surge a través de improvisaciones. Hay tres excelentes intérpretes, Font García (protagonista de las escenas más exasperantes de Tarde para la ira), Vito Sanz (el adorable Sancho Panza de la serie Vergüenza) y Juan Vinuesa (versátil realizador que aborda todas las áreas de la escena, como lo demuestra en Tus otros hijos no te olvidarán). A ellos los acompaña en escena Pablo Peña, quien ejecuta música en vivo, un elemento que sirve al dinamismo de una obra donde nunca merma la acción ni el humor. Juntos integran la compañía Club Caníbal, una agrupación que forjó una identidad nítida a través de una estética reconocible y original: la crítica social, la multiplicidad de personajes que interpretan los tres actores, el sostenido ritmo narrativo, el humor negro, y una atención delicada a los efectos de sonido y a la iluminación, que no solo acompañan, sino que construyen atmósferas y estados de ánimo. 

 

 A través de veinticuatro escenas breves de un texto poliédrico (un adjetivo que invocan los personajes), Club Caníbal no solo recuerda al hombre que introdujo la escalera mecánica en España, sino que reflexiona en un sentido amplio sobre la construcción de un líder y sobre las múltiples versiones de la Historia. En este universo de voces, un magnate al que nada (material) le falta, lucha contra el tiempo por adquirir en vida aquello que no puede comprar: una metáfora. ¿De qué modo lo recordarán las futuras generaciones? ¿Cuál será el epíteto que lo identifique?

 

Algún día todo esto será tuyo es la última pieza de la trilogía de Crónicas ibéricas, antecedida por Desde aquí veo sucia la plaza y Herederos del ocaso. Del ritual que consiste en el sacrificio –curiosamente vinculado con los orígenes del teatro y su animal sagrado– de arrojar a una cabra desde el campanario, a unos farsantes que se hicieron pasar por atletas paraolímpicos, Club Caníbal conserva su espíritu irreverente y provocador.  Quizá como eco de su nombre, devoran al hombre de su tiempo y convierten aquel bolo ácido en un texto lúcido sobre el ser español, servido a través de una obra deliciosa.

 

Laura Ventura, ITEM