
Sinopsis: Mother tongue es una pieza de danza contemporánea que plasma el descubrimiento de que el ser humano es pura naturaleza cambiante. Creada por el coreógrafo asturiano Eduardo Vallejo, la obra indaga en cómo el entorno y el territorio influyen en el desarrollo y cómo el cambio de ambiente, a veces de forma forzada, a veces por decisión propia, repercuten en la persona y su forma de expresarse frente al mundo y con esto a su movimiento.
Dramaturgia: Eduardo Vallejo Pinto
Autoría: Eduardo Vallejo Pinto
Dirección: Eduardo Vallejo Pinto
Producción: Batbox Productions
Producción ejecutiva: Diego Cabia
Distribución: Claudia Morgana (Danzas del Mundo)
Compañía: Ogmia
Reparto: Javier Monzón, Eduardo Vallejo Pinto
Escenografía: Kikekeller
Iluminación: Paloma Cavilla
Movimiento: Eduardo Vallejo Pinto
Videoescena: Belén Herrera de la Osa
Vestuario: Eduardo Vallejo Pinto
Realización de Vestuario: Paloma de Diego, Marisa Sánchez
Música: Iván Solano
Espacio Sonoro: Iván Solano
Diseño del Cartel: Diego Cabia
Fotografía: Alba Muriel Meléndez
Vídeo Promocional: Belén Herrera de la Osa
Fecha del Estreno: 28 de mayo de 2022
Sala: Sala Cuarta Pared
Duración: 55 min
Género: Danza contemporánea
Festivales: 37º Festival Madrid en danza
Web Oficial: https://ogmia.net/es/inicio/
Crítica teatral de Mother Tongue
Giuseppe Orrú
Máster de Teatro y Artes escénicas UCM
En una época caracterizada por la incertidumbre, por una globalización – según unos – agobiante, que nos ven contrastados entre una homologación y expresión personal e individual del ser, se ubica la nueva producción de Ogmia & Eduardo Vallejo Pinto, Mother Tongue (en castellano, Lengua Materna), estrenada por primera vez el 28 de mayo de 2022 en el Teatro Sala Cuarta Pared, dentro de la programación del 37º Festival Madrid en Danza.
Ogmia es una compañía de danza contemporánea residente en Madrid, dirigida por el coreógrafo Eduardo Vallejo Pinto. Fundada en 2019, nace de la necesidad de comunicar, compartir las inquietudes creativas de su director, derivadas por su visión de la sociedad, problemas sociales y políticos. Aunque aún compañía emergente, se está ubicando dentro del panorama artístico nacional e internacional, gracias a la participación en festivales como, entre otros, Madrid en Danza, Festival Internacional Danza XiXon, Tanztheatre International, Festiwal Teatr i Tanca Zawirowania, Gdansk Festiwal Tanca.
Al ingresar en la sala, el espectador se encuentra en un espacio envuelto de niebla, en el cual a penas se denota la escenografía: una silla cúbica, de oficina, hecha por tubos de metal cromado. Rodeado por la oscuridad de la caja escénica, bajo un continuo espectro, da la impresión de estar dentro de un cuarto de máquinas. Una luz con un corte cuadrado ilumina tímidamente la silla. El espectáculo puede comenzar.
Los movimientos ahora mínimos, ahora convulsos con un sentido salvaje de Javier Monzón caracterizan la primera parte de la pièce, construyendo en comunión al espacio sonoro, hecho por sonidos sombríos, una atmósfera turbia.
Sale a la escena el otro performer, Eduardo Vallejo Pinto. Los dos juntos dan vida a un universo íntimo, dando forma dentro del espacio abstracto y simbólico de la sala teatral un mundo material y concreto. Lo que resulta es una obra sobre la comunicación ¿y qué lenguaje resulta más eficaz que el del propio cuerpo, el de la danza?
Mother Tongue es encuentro y comunicación entre los seres, aparentemente distintos y lejanos, enfrentados a un límite tan evidente como lábil, aquel dibujado por la luz en el escenario: una marca de luz blanca, en la oscuridad permanente del espacio escénico, divide a las dos figuras, las cuales, atraídas la una por la otra, encontrarán la manera de eludir, vencer a dicho límite. Limite que es frontera de dos mundos, dos realidades y concepciones del ser.
Lo que sigue es una entrada en contacto, con un cierto grado de primitividad, que se transforma en una simbiosis poética. Vida y muerte, amor y odio, unión y separación, constituyen la conmovedora dramaturgia de Mother Tongue, una pieza que emplea la intimidad y el grotesco de las atmósferas del primer butoh de los maestros Kazu Ono y Tatsumi Hijikata.
(8/10)
«Es encuentro y comunicación entre los seres, aparentemente distintos y lejanos, enfrentados delante un límite tanto evidente como lábil, como aquel dibujado por la luz en el escenario:»
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