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Crítica de La dama boba

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José Gabriel López Antuñano, Fernando Doménech Rico, Miguel Ángel Jiménez Aguilar
ITEM-UNIR, ITEM-RESAD, UNED

 

Resulta gratificante asistir a un espectáculo de una compañía con actores jóvenes, como lo son los de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico y comprobar el alto nivel de competencia actoral y el buen decir del verso, como consecuencia de un trabajo formativo de años, dirigido por la titular de la Compañía, Helena Pimenta, y llevado a cabo por Alejandro Ruíz Pastor en la conformación del grupo y Vicente Fuentes en la asesoría de verso. El grupo es compacto y cualquiera podría tomar la alternativa, acudiendo a símiles taurinos.

Por la calidad contrastada del grupo entristece escuchar una versión y ver un espectáculo dirigidos con escaso tino por Alfredo Sanzol, director que, por otra parte ha conseguido trabajos felices en los últimos años. A veces ocurre, cuando algunos directores se acercan al teatro áureo español que parecen no creer el él y que necesitan despacharlo con versiones superficiales en escaso tiempo, con juegos de actor y ocurrencias para que el espectador no se aburra. Esto ocurre en La dama boba lo que extraña, porque Sanzol viene de realizar un excelente trabajo con textos de Shakespeare en La ternura. La versión de la comedia de Lope es ligera y, a ratos, confusa. No quedan claros muchos aspectos ni de la trama, el contenido y los personajes: Finea es tonta o finge; si finge lo hace por capricho o por denuncia del autor a los casamientos impuestos, donde se embrida la pasión juvenil; Nise, sin perfilar como persoanje, no es contrapeso ni temático ni cómico de su hermana; Laurencia se enamora de Finea o de su rica dote. Así se podría seguir con los personajes que quedan esbozados o reducidos a un elemental esqueleto. Además, existe otro problema, más profundo y escasamente abordado en las escenificaciones de comedias del Siglo de oro, la intención crítica de los dramaturgos al denunciar mediante la ironía y el ridículo las malas prácticas de una sociedad profundamente injusta en lo social y que muchos de ellos, Lope entre otros, no compartía.

La escenificación resulta precipitada: confundir ritmo con rapidez y atropellamiento; tempo con urgencia y velocidad para saltar de una escena a otra es una equivocación. Este procedimiento mantiene al espectador en un continuo estado de vigilia, atento a cuanto ocurre sobre el escenario, pero escasamente receptivo a matices de los personajes, alcance de los diálogos o participación de las abundantes situaciones cómicas. No se preparan los gag cómicos, no se perfilan los caracteres de los personajes con lo que resulta complicado seguir cuál es el objetivo de cada uno de ellos que permite aflorar los conflictos; las acciones se precipitan y la acción teatral portadora del argumento se hace casi incomprensible.

Pese a estas y otras carencias de la dirección el espectáculo entretiene, en buena medida por el entusiasmo actoral y porque se les entiende; también por los juegos artificiales del director que le ofrece la escena dispuesta en círculo. Las entradas y salidas pueden ocurrir por los cuatro pasillos o detrás de las filas de los espectadores. Los intérpretes visten de calle y con ropas de hoy, lo que no ayuda a matizar a todos y cada uno de los personajes y agudizan la sensación de asistir a una función escolar.

José Gabriel López Antuñano

ARES – UNIR

La dama boba es una de las mejores comedias de Lope de Vega, que es decir que es una de las cumbres de la comedia mundial. La historia de cómo el amor es capaz de sacar lo mejor de sí misma de una muchacha sumida en el infantilismo y la ñoñería (más que en la bobería) está contada por Lope con una absoluta maestría, jugando con el eficaz contraste con su hermana sabia, la intelectual Nise. Las escenas hilarantes se suceden a lo largo de los tres actos, lo mismo que los numerosos giros de la intriga, “de modo que hasta el medio del tercero / apenas sepa nadie en lo que para”. El final no por esperado es menos brillante. En él Lope se permite la licencia de unir a los dos galanes sueltos en una “boda de dos maridos”.

Con todo, bajo el manto de alegría y gozo de vivir y amar que cubre toda la obra, Lope no deja de encubrir algunos aspectos sombríos. El propio padre de Nise y Finea expone la concepción tradicional a que deben ajustarse las mujeres: destinadas al encierro y al cuidado de la casa y el marido, cualquier estudio está de sobra en ellas. De ahí que Finea, en su bobería, siga a su manera la obligación de ignorancia que pesaba sobre todas las mujeres de su tiempo. No menos notable es la mezquindad que muestran todos los pretendientes, tanto Liseo como Laurencio, deseosos, en primer lugar, de la sustanciosa dote de la boba. El mundo de los hombres es mucho más oscuro que el de las mujeres en esta fábula agridulce.

La versión y la puesta en escena de Alfredo Sanzol evitan estas zonas oscuras y nos presentan un espectáculo solar, de extraordinaria viveza, de un ritmo constante y una contagiosa alegría. Su labor de dirección es irreprochable. Ahonda en un estilo cada vez más afinado de juego teatral presente tanto en sus propias obras como en las de otros autores (recordamos un espléndido Esperando a Godot en el teatro Valle-Inclán). Con una escenografía en dos niveles de Alejandro Andújar que apenas es perceptible como tal por el espectador, y un vestuario actual, todo se deja en manos de los actores de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico. Como compañía bien formada, todos cumplen con su papel con dignidad, aun cuando la edad del actor no corresponda con la del personaje. Por encima de todos ellos, las dos damas, Nise y Fenisa, encarnadas por Georgina de Yebra y por Paula Iwasaki. Especialmente esta última, capaz de mostrar la dificilísima evolución del personaje desde la bobería inicial hasta el ingenio del final con una expresividad fuera de lo común, con tal cantidad de matices que convierte su papel en todo un recital de recursos interpretativos: una de las mejores interpretaciones que se ha visto en Madrid en los últimos tiempos.

Fernando Doménech Rico

SET – ITEM

 

 

El deseo de que actualizar un clásico puede generar precipitación en el ritmo de la puesta en escena y cierto fragmentarismo en el fábula que se está dramatizando. Salvando ambos escollos, la propuesta de Alfredo Sanzol resumó modernidad e intensidad, teatralidad y gracia. Un elenco de actores bien formados, con probado oficio ya, a pesar de su juventud, logró que el público se viera desbordado por las entradas y salidas de los personajes, el verso declamado con una urgencia constante y su señalamiento ocasional, como si de unos personajes mencionados en la obra se tratase.

 

El texto sorprendía no solo por su belleza, que en ocasiones era compañado de música en directo, sino también por su tensión permanente y por el feliz protagonismo del rol femenino, cuya ambiedad -pues, como el propio Sanzol ha destacado, la bobería de la protagonista puede tener una raíz de tipo tanto social, fruto del contexto patriarcal y machista en el que se desenvuelve, como individual, por cuanto su memez podría ser como un embrujo connatural a la mujer, solo superado por el amor- confunde al hombre y le devuelve esa vulnerabilidad que ha creído haber superado.

 

Dispuesto el escenario en forma de cuadrilátero, con gradas de espectadores enfrentados y sin el referente de una cuarta pared que enfrente a estos a la escena, lo que no deja de colocarlos en una posición cómoda y hasta dominante, casi como un juez, de lo que ocurre al otro lado del proscenio, la comedia adquiría su marcado carácter urbano, por medio de numerosos toques estéticos de corte informal en lo que al vestuario se refería; actitudes joviales en las interpretaciones de los personajes, independientemente de su edad; cierta simplificación del lenguaje y hasta algún chiste extraído de la sección de noticias de actualidad; y una ausencia absoluta de escenografía y escaso juego de iluminación; todo lo cual acercaba la acción al espectador y confería al conflicto un aspecto poliédrico.

 

Que el público terminara aplaudiendo y sintiéndose muy satisfecho fue la recompensa a un trabajo bien orquestado y realizado concienzudamente, para el que la dirección demostró maestría; el elenco de actores, dominio del cuerpo y del verso, capacidad retentiva y chispa; y el equipo técnico, sencillez, justeza y discreción, como tan ilustre dama requería.

 

Miguel Ángel Jiménez Aguilar, UNED


Sinopsis

Finea tiene su boda concertada con Liseo, pero no acepta este casamiento y prefiere fingir que es tonta. Con esta treta el pretendiente, espantado por la simpleza de esta, pretende deshacer las bodas, mientras se enamora de Nise, su hermana. Laurencio, un hidalgo sin bolsa se apresta a coger la buena dote de Finea. Finea se enamora de Laurencio y debido a su pasión se vuelve una mujer culta. Mientras, Liseo al ver que Nise lo rechaza se vuelve a declinar por Finea.


Equipo



Autoría
Lope de Vega
Versión
Alfredo Sanzol
Dirección
Alfredo Sanzol
Ayudante de dirección
Beatriz Jaén








Reparto
Jymmy Castro, David Soto, José Fernández, Daniel Alonso de Santos, Marçal Bayona, Georgina de Yebra, Cristina Arias, Paula Iwasaki, Kev de la Rosa, Silvana Navas, Miguel Ángel Amor, Pablo Béjar
Escenografía
Alejandro Andujar


Ayudante de escenografía
Carmen Mancebo
Iluminación
Pedro Yagüe


Música
Fernando Velázquez








Compañía
Joven CNTC
Vestuario
Alejandro Andujar
Ayudante de vestuario
Carmen Mancebo


















Web
Teatro de la Comedia


Idioma
Castellano








Fecha del Estreno: 28/11/2017

Teatro: Teatro de la Comedia. Compañía Nacional de Teatro Clásico

Sala:  Sala Tirso de Molina

Duración en minutos: 90

Género  Comedia

En los Medios

Aldo Ruíz, El Teatrero: «Alfredo Sanzol nos cautiva con una deliciosa, refrescante y musical adaptación de La dama boba»

José Catalán Deus, Periodista digital: «Estos jóvenes actores y actrices son un prometedor futuro y ya un grandísimo presente»

Horacio Otheguy Riveira, Culturamas: «El lenguaje fascinante de Lope de Vega se recrea con ropas de hoy en un ambiente atemporal»

Ángel Esteban Monje, Kritilo: «Un divertido espectáculo que se disfruta ampliamente y, donde triunfa tanto la inteligencia como el amor»

José-Miguel Vila, Diario Crítico: «Su versión está llena de luz, de color, de alegría, de misterio, de musicalidad, de desenfado»

Luis M. del Amo, Diarioabierto.es:»Una fiesta, en suma. Todo decoro. Siempre ingenua. Y una prueba más de la habilidad de Sanzol»

Miguel Ayanz, Volodia: «El discreto encanto de esta pequeña pero sabrosa revisión, con el sello Sanzol -alegría, encanto, humor»

Javier Vallejo, El País: «El punto fuerte del montaje son las escenas de amor entre Finea y Laurencio, porque respiran verdad»

Liz Perales, El Cultural: «Un estilo vitalista y sencillo, con ese aire fantástico o de realismo mágico de los cuentos»

Enric Archivell, Memorias de un tiquismiquis: «Con este aparente minimalismo se realza el texto y las interpretaciones hasta lo sublime»


La dama boba

Estos jóvenes actores y actrices son un prometedor futuro y ya un grandísimo presente.

José Catalán Deus

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