
Sinopsis: El tribunal de la Inquisición decide encausar a Cosme Pérez, Juan Rana, el mayor gracioso de su tiempo, por hacer reír al público y hasta a las augustas personas de los reyes. Por el tribunal van pasando testigos y el propio Juan Rana, y se van representando fragmentos de los entremeses que le dedicaron distintos ingenios.
Dramaturgia: Álvaro Tato
Autoría: Calderón de la Barca, Agustín Moreto, Jerónimo de Cáncer y otros
Versión: Álvaro Tato
Asesoría Literaria:
Dirección: Yayo Cáceres
Producción: Ron Lalá / Emilia Yagüe
Ayudante de producción: Carolina de Dobrzynski
Producción ejecutiva: Martín Vaamonde
Compañía: Ron Lalá (Yayo Cáceres, Juan Cañas, Iñigo Echevarría, Miguel Magdalena, Daniel Rovalher, Álvaro Tato)
Reparto: Juan Cañas. Daniel Rovalher Miguel Magdalena. Fran García. Iñigo Echevarría.
Escenografía: Carolina González
Construcción de Escenografía: Mambo Decorados
Iluminación: Miguel Ángel Camacho
Movimiento: (Maquinista) Elena Cañizares
Vestuario: Tatiana de Sarabia
Ayudante de Vestuario:
Realización de Vestuario: Maribel RH
Peluquería: Diana García
Música: (composición y arreglos) Yayo Cáceres, Juan Cañas, Miguel Magdalena, Daniel Rovalher
Utilería: Carolina González
Fotografía: David Ruiz
Fecha del Estreno: 14 de febrero de 2020
Teatro: Teatro de la Comedia (CNTC)
Sala: Principal
Duración: Hora y media
Género: Folla de entremeses
Crítica de Andanzas y entremeses de Juan Rana
Fernando Doménech
El espectador experimentado que acude a un espectáculo de Ron Lalá sabe, a estas alturas, qué se va a encontrar: una función llena de energía y vitalidad desbordante, una sobresaliente actuación de los actores ronlaleros, cada uno de ellos en distintos papeles, tanto de recitado como de cantado, un ritmo rapidísimo que apenas da descanso al público, una estética, en fin, entre erudita y gamberra. Es cierto que esos rasgos de estilo, presentes en toda su obra, amenazan convertirse en monótono artificio, en simple repetición, en más de lo mismo. Pero por ahora pisan fuerte. Hay que reconocer que en este caso juegan con ventaja: el mundo de Juan Rana estaba esperando una recreación tan desprejuiciada, alocada y canalla como la de Ron Lalá.
Cosme Pérez, creador del personaje Juan Rana, fue uno de los grandes graciosos de nuestra escena, y con seguridad el más famoso del Siglo de Oro. Dotado de una vis comica que hacía que el público riera con solo verlo salir al tablado, mantuvo durante años su personaje de bobo socarrón capaz, cuando asumía el papel de alcalde villano, de las mayores alcaldadas que se han visto en los escenarios españoles. Alentados por el éxito del personaje, los ingenios de su tiempo dejaron correr su imaginación y le escribieron numerosos entremeses de comicidad disparatada que en ocasiones anticipan los juegos vanguardistas del siglo XX.
Álvaro Tato, el moderno ingenio que ha escrito estas Andanzas, ha utilizado varios de estos entremeses, como El retrato vivo, El toreador, o El triunfo de Juan Rana. Es una lástima que no haya echado mano a uno de los más delirantes, El parto de Juan Rana, en el que Cosme Pérez, notorio homosexual, paría en escena un Juan Ranilla, papel con el que empezó su carrera la actriz Manuela de Escamilla.
Es hora de hablar del texto de Álvaro Tato. Nada de lo conseguido por Ron Lalá en esta nueva andadura sería posible sin él. Estamos ante una auténtica recreación del lenguaje conceptista propio de la comicidad entremesil, un constante juego de ingenio en donde es difícil captar el momento en que Tato abandona el texto de Calderón o de Moreto y disparata por su cuenta. (Entiéndase: los disparates de Álvaro Tato, como los de Calderón, son fruto de una prodigiosa capacidad lingüística que le permite trabajar el verso con la misma ligereza y profundidad que los ingenios del Siglo de Oro). De su mano, las Andanzas y entremeses de Juan Rana son un regalo para el oído, una constante incitación a la alegría y la risa franca, esa que tanta falta hace en tiempos sombríos.
Diego Doncel, “Reivindicar el poder de la risa” ABC
Jose-Miguel Vila, “Un canto a la libertad desde el escenario” Diario Crítico
Antonio Hernández Nieto, “O por un momento, seamos gente” Huffington Post
Raúl Losánez, “Viva el humor libre” El Mundo
Es hora de hablar del texto de Álvaro Tato. Nada de lo conseguido por Ron Lalá en esta nueva andadura sería posible sin él. Estamos ante una auténtica recreación del lenguaje conceptista propio de la comicidad entremesil, un constante juego de ingenio en donde es difícil captar el momento en que Tato abandona el texto de Calderón o de Moreto y disparata por su cuenta. (Entiéndase: los disparates de Álvaro Tato, como los de Calderón, son fruto de una prodigiosa capacidad lingüística que le permite trabajar el verso con la misma ligereza y profundidad que los ingenios del Siglo de Oro).
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