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Crítica de Safo

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Diana Álvarez S.
Máster de Teatro y Artes Escénicas UCM

Safo: poeta de Lesbos, venerada, enigmática y sublime. Este poema visual, musical y escénico, estrenado en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, nace del trabajo en conjunto de tres mujeres que tienen una dilatada carrera profesional en sus materias. Por un lado María Folguera es una dramaturga, directora y gestora cultural española, directora del Teatro Circo Price de Madrid; ganadora del Premio Arte Joven de la Comunidad de Madrid a la Creación Literaria. Aunado a esto tenemos a Marta Pazos, directora de escena, dramaturga y actriz española, fundadora de la compañía de teatro Voadora. Sus obras destacan por el predominante uso del color, ha ganado varios premios (Premios de teatro María Casares, Premio de Honor a su trayectoria, Premio de Honor de Roberto Vidal Bolaño). Por último está Christina Rosenvinge, cantautora y actriz, ganadora del Premio Nacional de las Músicas Actuales, Premio Min de la Asociación de la Música Independiente, Premio Conbici y Premio Artista Revelación Radio 3.

La conjunción de estas mujeres ha resultado en la obra Safo (originaria de Mitilene – Grecia), se dice que existían 10.000 versos escritos por la poeta, de los cuales solamente quedan 192 hoy en día, y que sólo hay un poema completo porque el resto son fragmentos. Entonces hablar de Safo sería como hablar de lo que no se sabe, de los silencios, de lo que no está ni estará. Es parte de la vida el aceptar que hay cosas que nunca sabremos en su totalidad y el no saberlas de hecho nos hace más libres a imaginarlas de muchas formas posibles.

La obra empezó con la imponente escenografía de Marta Pazos, torres de color rosa que aludían a una relación íntima entre el monumental Teatro de Mérida y la monumental pero oculta poeta de Lesbos, el color como la fuerza creadora de la genia, más no de la musa. Sonaba una música moderna y se divisaban los instrumentos (batería, bajo, guitarra y piano) también de color rosa, entonces entraron en escena un grupo de mujeres vestidas con trajes semitransparentes negros y gafas negras, todas parecían haber llegado del futuro y recitaban fragmentos de los versos de Safo frente a un micrófono; a su vez en la esquina derecha se encontraba una mujer que con su voz, creaba el ritmo de la noche y emitía sonidos de beatboxing, cuya melodía era como traída del futuro, con una rítmica contagiosa. El uso de objetos como una caja rectangular que transportaban estas modelos futurísticas al centro del escenario, representaba la intención de revivir a Safo, la genia, la mujer pasional que desea, la que no tiene vergüenza de lo que siente. Entonces Christina encarnó a una Safo sublime, pálida, profunda, muy sensual, con su voz tenue, casi quebrada (no se sabe si con intención escénica o por alguna causa de salud) en el canto de sus creaciones musicales.

De pronto desaparecieron las chicas futurísticas del escenario y llegaron las aprendices de Safo, con un vestuario típico del siglo VII a.C, fieles a sus encantos, tristes por tener que abandonar a su poetisa y amante para poder casarse con sus pretendientes, se denotó esa intencionalidad del deseo, del arder del cuerpo, de la soltura y la libertad de expresarse a través de las acciones. Se dio poco diálogo en la obra y fue Safo la que deliberadamente cantó sus poemas y fue creando una historia con un hilo conductor que nos contó acerca de la fortaleza, erotismo, pasión, y a su vez una historia fragmentada como sus poemas, en donde de pronto hizo su aparición Afrodita: la diosa del amor, la belleza y la sensualidad, transportada dentro de una bañera rosa con ruedas, rellena de espuma, estaba Afrodita desnuda con un cabello rojizo rizado y esponjado, de la mano de dos chicas disfrazadas de pájaros de color verde y púrpura; Afrodita y Safo se encontraron e intercambiaron unas pocas frases del único poema que ha llegado completo hasta nuestros días Oda a Afrodita; curiosamente este es uno de los poemas que hacen pensar que quizá Safo fue la precursora del lesbianismo.

De pronto una de las aprendices apareció desnuda con una tela roja que cubría la mitad de su cuerpo y cargaba un arpa, dió un aviso a Safo en medio del escenario, al parecer de su futura boda. Es entonces cuando se dío un quiebre en la obra, ya que esta aprendiz abandonó a Safo para casarse con un hombre y Safo aceptó con sufrimiento que debía separarse de ella. Se vió a esta aprendiz vestirse con una armadura gris que poco a poco parecía poseerla antes de marcharse, luchó hasta poder avanzar vestida con dicha armadura y sufrió al tener que abandonar a su amante: la poeta de Lesbos.

Quisiera destacar el uso de instrumentos musicales en la obra y el vestuario, como los elementos protagonistas de la misma. La posibilidad de colocar a Safo en un escenario totalmente contemporáneo, con la libertad y la efervescencia con la que han adaptado este personaje, hizo que la obra indudablemente reflejara la ruptura de un canon hacia la mujer. El imponente espacio de Teatros del Canal, hizo que los objetos que estaban dentro del escenario, tengan mucho protagonismo; como sucedía con los instrumentos musicales, que eran tocados por las mujeres con cierta vehemencia y jolgorio; esto también dio a entender la ruptura del canon del teatro en donde debía haber un conflicto, para que eso sea considerado una obra teatral. En este caso no existió ningún conflicto, pero sí una ruptura amorosa. Con respecto al vestuario, destacar que representaba la sensualidad y el deseo, pero a su vez, lo puro y la verdad. El vestuario era exquisito, permitiendo mirar el cuerpo a través de telas muy ligeras con colores fuertes: negro, rosa, rojo, verde, blanco; telas que se tornaban vivas gracias al movimiento y la cromática del color, logrando que las actrices se mimeticen con la escenografía en un solo todo.  Es mágico el poder observar como el vestuario y el movimiento corporal formaban una conjunción que elevaba al espíritu de las actrices y permitía introducir al espectador en ese ambiente sublime, misterioso y liberal.

Se reflejó la posibilidad de recrear a una Safo que nadie ha conocido, que nadie sabe si existió, y que como espectadora tuve la capacidad de imaginarme a Safo de mil maneras; el poder adueñarme de Safo y su historia y que haya quedado una obra ligeramente inconclusa.  El uso de elipsis temporales en ciertos momentos, creó una sensación de conexión con la música y la escenografía, más que con la dramaturgia en sí. Porque como dicen las propias creadoras de esta obra, es un poema visual, musical y escénico, y en efecto eso es lo que se pudo sentir al verlo. Fueron más allá de una obra teatral, es interesante que se pueda imaginar la mitología y el pasado, sin tener que creer en investigaciones y documentos, porque al final solo sabemos tan poco de este universo, y lo esencial quizá nunca se pueda definir o concluir, de hecho lo esencial solo se puede experimentar, no habrían palabras para describirlo o apuntarlo en una investigación y peor aún concluir sobre ello. [9]


Sinopsis

“Safo no es la musa, es el genio”. Marta Pazos, Christina Rosenvinge y María Folguera se reúnen por primera vez sobre las tablas en Safo, un poema visual, musical y escénico que recorre el universo de la gran poeta de Lesbos, venerada y enigmática, que compuso más de diez mil versos, de los que apenas nos han llegado poemas completos.

En un jardín de Lesbos, isla entre Oriente y Occidente, la poeta Safo ha convocado a las Musas protectoras del arte para saber qué será de su nombre. Las diosas detienen su juego para iniciar a Safo en un viaje a través del tiempo: de Ovidio al siglo XXI, de los versos perdidos a una subasta en Christie’s. Pero también nos acercaremos a la Safo humana, a la artista que tocaba en bodas y cantó al deseo por distintas mujeres. Safo inventó nuestra forma de entender el amor. Esta noche, de la mano de las Musas, intentaremos entenderla a ella.


Equipo

Dramaturgia
María Folguera
Autoría
María Folguera


Dirección
Marta Pazos
Ayudante de Dirección
Marcel Solé, Moi Cuenca


Producción
Maite Pijuan
Producción Ejecutiva
Marina Vilardell
Ayudante de Producción
Mercè Grané
Reparto
Christina Rosenvinge, Irene Novoa, Juliane Heinemann, Lucía Bocanegra Lucía Rey, María Pizarro, Xerach Peñate
Escenografía
Marta Pazos
Construcción de Escenografía
Scnik Movil
Ayudante de Escenografía
Pablo Chaves
Iluminación
Nuno Meira, Lluís Bòria
Movimiento
María Cabeza de Vaca
Música
Christina Rosenvinge
Espacio Sonoro
Dany Richter, Irene Novoa, Alejandro Vera, Pablo Leal
Fotografía
David Ruano






Vestuario
Pier Paolo Álvaro
Ayudante de Vestuario
Toñi Chamorro
Realización de Vestuario
Roger Portal, Pier Paolo Giordano




Festivales
Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, Grec Festival de Barcelona










Web Oficial
https://www.teatroscanal.com/espectaculo/christina-rosenvinge-marta-paz s-maria-folguera/


Idioma
Castellano








Fecha del Estreno: 29/09/2022

Teatro: Teatros del Canal

Sala:  Sala Roja

Duración en minutos: 90

Género  Poesía escénica, Drama


Javier Vallejo, “La ‘Safo’ de Christina Rosenvinge no convence”, El País [7/10]

Antonio Hernández Nieto, «‘Safo’ y la música de los pechos que amamantan al mundo, Huffington Post España [8/10]

José-Miguel Vila, «Crítica de la obra de teatro ‘Safo’: suave homenaje», Diario Crítico [7/10]

Pablo Caruana Húder, «Christina Rosenvinge es Safo y reina en Mérida: “Fue la primera Bob Dylan”», El Diario España [9/10]

Liz Perales, «Christina Rosenvinge y su ordenada orgía lésbica», El Español [9/10]

Ana Villa, “Entrevista a Christina Rosenvinge por Safo”, Revista Teatros

María José Gómez, «Christina Rosenvinge: «Cuando hablaba de feminismo en los 90 me miraban como si estuviera loca»», Time Out

Trinitat Gilbert, «Marta Pazos: «Hemos trabajado la obra de ‘Safo’ con la presencia y la ausencia de la palabra»», Teatro Madrid


Safo

(…) hablar de Safo sería como hablar de lo que no se sabe, de los silencios, de lo que no está ni estará.

Diana Álvarez S.

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