Crítica de Cuidado con el perro

Olivia Nieto Yusta

SELITEN@T-UNED

En abril de 2018 Cuarta Pared acogió el estreno absoluto de Cuidado con el perro de Eva Redondo. La actriz, directora y dramaturga firma un texto que habla sobre la violencia que de forma sistemática se ejerce contra las mujeres, una lacra de alcance universal magníficamente retratada en las historias que se vierten sobre el escenario. La obra comienza con un hombre que acaba de divorciarse y que decide evadirse de sus problemas viajando a Bangkok, una de las capitales con más turismo sexual infantil del mundo. Para su propia sorpresa (puesto que no entraba en sus planes) acaba manteniendo relaciones sexuales con una niña, un terrible relato que, por desgracia, es muy frecuente. Como asegura Selma Fernández, responsable del Programa de Prevención de la Explotación Sexual Comercial Infantil de la red Ecpat International, “la mayoría de los turistas que recurren a la prostitución infantil son ocasionales; no van expresamente en su búsqueda, no son pedófilos. Simplemente se encuentran con disponibilidad de estos niños y se aprovechan de ello”. Otra historia pone ante nuestros ojos la dura realidad que se vive en la India, la de una sociedad que obliga a niñas de 10 años a casarse con hombres adultos y que son sometidas a maltrato e incluso esclavitud; un terrible destino que lleva a muchas mujeres a abortar cuando van a tener una niña para evitar el sufrimiento que les espera. Ahora bien, Cuidado con el perro no se limita a abordar este tipo de violencia en países y culturas orientales o asiáticas. Otras historias nos resultan más cercanas como el acoso sexual en el entorno laboral, los “excesos” en una fiesta entre amigos o el acoso a través de las redes sociales que lleva a una adolescente a quitarse la vida. Entre los cómplices de este tipo de actos siempre reposa un cierto desconcierto, una sensación de inocencia, un “no sé cómo ha podido ocurrir” o “no era mi intención” lo cual no deja de revelar una falta de “conciencia real” sobre el problema. También hay personajes que justifican sus actos dando a entender que “realmente ella lo estaba deseando” lo que demuestra que también estamos ante una violencia cultural, sistemática. Por el contrario entre las víctimas aflora un sentimiento de culpabilidad que la sociedad respalda de un modo u otro. El relato dramático se plantea, así, como un juego entre víctimas y verdugos con el que Eva Redondo pone el foco “en esas partes de nosotros mismos que pueden convertirse en potenciales acosadores, abusadores o consentidores de toda esta violencia” (http://www.revistagodot.com/cuidado-con-el-perro-el-silencio-complice/). De ahí que la dramaturga haya escogido este título: Cuidado con el perro, “el que llevamos dentro”. Por otro lado la marca personal de Eva Redondo revela una clara deuda con el Teatro Fronterizo de Sanchis Sinisterra donde advertimos, por un lado, un texto que hibrida lo narrativo, lo poético y lo dramático y, por otro, una puesta en escena que se articula a partir de lo narrativo-performativo con un espacio sonoro de Dani Ramírez que consigue aglutinar todas estas historias de una manera muy sutil y muy acertada. Por el carácter incisivo del relato, la articulación del mismo y la interesante puesta en escena Cuidado con el perro es a todas luces uno de los mejores montajes de 2018. Esperemos que pronto pueda dar el salto a los grandes teatros.

Olivia Nieto Yusta, SELITEN@T