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Crítica de La casa de la paz

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José Ramón Sánchez-Pujante Fernández
Prácticas, Máster de Teatro y Artes Escénicas UCM

 

Reflexionar. Uno de los envenenados dones del ser humano tan necesario como evitado a veces. En teatro es una de las dramaturgias más arriesgadas y no siempre se sale victorioso al trasladar del papel a la escena el chorro de pensamientos de un autor. La casa de la paz camina como un funambulista sobre el cable de lo acertado y corre el riesgo de caer al abismo de la falta de objetivos. No queda claro si se encamina hacia un punto concreto o si se centra en caminar, sin más; y esta, que es una de sus virtudes, es también una de sus lacras. En cualquier caso, y aunque la obra pierda efecto en ciertos momentos, esa espera godotiana no resulta del todo desacertada cuando se aúna con una dirección precisa.  Si bien la interpretación de los actores adolece a veces de esos matices propios de la relación establecida entre los personajes -resultando poco creíbles-, lo es cierto que su trabajo resulta bastante correcto. Asimismo, el espacio sonoro, la iluminación y la escenografía, aunque mejorables, consiguen crear una buena puesta en escena. Tal vez hubiesen resultado necesarias algunas matizaciones a la hora de hacer una dramaturgia o versión libre del texto, pues había momentos en los que no se lograba el efecto pretendido: los nombres de los protagonistas, las canciones en alemán y las alusiones a Alemania, por ejemplo, quedaban extrañas en la boca de los actores y tal vez la obra habría funcionado mejor con un trabajo dramatúrgico diferente. En este caso, el texto juega a favor y en contra, pues tanto le beneficia a la obra como le perjudica. El que aborde tantos y tan diversos temas y que lo haga en el contexto del horror es lo que da calidad a un texto que actúa como motor de la pieza, motor que a veces se acelera y otras se ralentiza. Sobre el papel y la escena circulan grandes temas humanos, grandes problemas sin resolver y grandes soluciones sin aplicar. En el amparo de la cabaña todo está tranquilo y resulta sencillo solucionar los grandes problemas del hombre, los propios y los ajenos. Sin embargo, enfrentarse a salir de allí es, como nos recuerda Platón, demasiado difícil para un hombre que va a quedar cegado por lo que verá fuera y que prefiere permanecer en la casa a la espera de la paz.

José Ramón Sánchez-Pujante Fernández, ITEM


Sinopsis

Tres soldados alemanes sufren una avería en las montañas de un país islámico. El grupo se asienta en una clínica abandonada, situación que les permite poner sobre la mesa sus críticas y desacuerdos, sus temores y aspiraciones. Cuestiones tan presentes en el mundo contemporáneo como la homosexualidad en el ejército, el resurgimiento de los fascismos, el fanatismo y el enfrentamiento entre culturas se dan cita en esta pieza del autor alemán Lothar Kittstein.


Equipo

Dramaturgia
Julio Vargas
Autoría
Lothar Kittstein
Versión
Juan Reguilón
Dirección
Nuria Pérez Matesanz
Ayudante de dirección
Jorge Andolz
Adaptación
Juan Reguilón
Producción
Aspasia




Reparto
David Aramburu, Lucía Casado Amo, Miguel Bosch
Escenografía
Blanca Moltó




Iluminación
Fabrizio Castro


Música
Alberto Llenera (Banda sonora)
































Web
La casa de la paz


Idioma
Castellano








Fecha del Estreno: 01/04/2017

Teatro: Sala Nave 73

Sala:  -

Duración en minutos: 80

Género  Drama

En los Medios

Horacio Otheguy Riveira, Culturamas, «Interesante “Casa de la paz” con tres soldados alemanes en conflicto»

José-Miguel Vila, Diario Crítico, «’La casa de la paz’, y las incertidumbres de la guerra»

Javier Vallejo, El País, «Oriente espera a Godot»

Iván Cerdán Bermúdez, La carcorma, «Retrato preciso de la falta de esperanza»

Amanda H C, Proyecto Duas, «Esta es la casa de la paz, porque aquí todos obedecen, y cada uno conoce su lugar»

Hugo Álvarez Domínguez, Butaca en anfiteatro, «‘La Casa de la Paz’, o la guerra como estado de ánimo»

 


La casa de la paz

«La guerra como estado natural. Hay una guerra de divisas incipiente, otra de clases, subrepticia…»

Javier Vallejo

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