Crítica de Looser

Isaías Ferrer Orduz

Prácticas, Máster de Teatro y Artes Escénicas UCM

Looser es una obra sarcástica que intenta derribar los estereotipos y males asentados de la sociedad. Se centra sobre todo en el machismo y el clima empresarial, presentando a un personaje que hace de jefe de empresa mediocre, y que se cree muy moderno y muy guay, pero que está enfermo de machismo y de cultura empresarial, que viene a ser lo mismo.

La apuesta de la obra es anteponer las ideas al drama. El drama en sí no parece verosímil en tanto que hay una tendencia a un maniqueísmo excesivo que trata a los personajes como buenos y malos. Es posiblemente lo que puede molestar de la representación, pero que a su vez es una apuesta personal por difundir ideas claras y que no se pierdan en mensajes filosóficos incomprensibles que entiendan cuatro gatos. En este sentido, es una apuesta arriesgada pero certera desde la dirección en tanto que consigue transmitir y hacer llegar de una forma correcta el mensaje de la representación.

Una parte del mensaje es precisamente el del machismo. El jefe de la empresa es un machista patológico que en cada chascarrillo que hace encierra una posible situación que se desarrolla a diario en las empresas españolas. Es posible que no todos los jefes tengan todas las características que él representa. Pero ese no es el superobjetivo de la obra, sino caricaturizar los valores empresariales en el típico jefe de empresa millennial/cool (INAGUANTABLE), para mostrar los defectos y donde se sustenta la sociedad patriarcal donde vivimos.

La otra cara del mensaje es la del vitalismo empresarial —entendiendo por eso ciertos principios arraigados en nuestra sociedad que buscan la anestesia del individuo para superar todos sus problemas. Considero que es un gran acierto presentar estos temas ligados pues congenian muy bien en el esquema explotador-explotado. En este último caso, no es tan evidente que en el caso del machismo, pero se percibe bien el trasfondo: Las élites empresariales buscan explotar al máximo a los trabajadores, contándole una serie de cuentos que ni ellos mismos se creen, y que al final tiene como objetivo generar trabajadores inseguros y angustiados para explotarlos mejor. Vamos, un problema de mucha actualidad, y que nos hacen recordar al expresidente de la Reserva Federal cuando en 1997 dijo que la creciente inseguridad de los trabajadores sería buena para la economía del país.

Sí hay que ponerle un pero a la obra, hay que ponerlo por lo ya comentado al principio: Si bien es verdad que se apuesta por la sátira y por esa tendencia a la exageración, echo más en falta que se profundice en el machismo que quiere denunciar, jugando más con la psicología de los personajes para ahondar en la dimensión cultural del problema.

Dejando de lado los temas puramente ideológicos, vale la pena centrarse en los aspectos más formales, responsables de que la obra de un salto de calidad. Si bien la actuación de las actrices y el actor me parece correcta, lo que más destaco es la brillante fusión entre la danza y el teatro a niveles de coreografía y de dirección. Esta combinación confiere a la obra una coherencia y una unidad que completa el espectáculo y lo hace verdaderamente interesante de ver.  

Isaías Ferrer Orduz