Crítica de Aquí va a pasar algo

Olivia Nieto Yusta

SELITEN@T-UNED

Tras un intenso recorrido por diversos festivales nacionales e internacionales llega a Cuarta Pared Aquí va a pasar algo de la compañía Zanguango Teatro. El espectáculo se estrenó en 2012 y fue galardonado con el Premio Especial del Jurado en la Mostra de Teatre de Barcelona en 2013. En julio de 2016 la sala madrileña programó esta comedia dando voz a una de las compañías más veteranas del panorama nacional. Zanguango Teatro nació en 1993 y desde sus inicios se ha mostrado interesada en las distintas facetas del comportamiento humano, facetas en las que ahonda desde el humor, el absurdo, la crítica y el compromiso. Sus puestas en escena se construyen a partir de lo físico, el movimiento, el ritmo y su relación con el espacio, todos ellos elementos coordinados con un intenso trabajo actoral donde no está reñido el humor con lo poético. Aquí va a pasar algo es un texto firmado por Miguel Muñoz, Txubio Fernández de Jáuregui y Miguel Garcés que gira en torno a la memoria y la construcción de la identidad. La obra está protagonizada por dos personajes (interpretados por Txubio Fernández de Jáuregui y Miguel Garcés) que se encuentran en un estado de amnesia lo que les obliga a reinventarse para tratar de obtener una nueva identidad. No se sabe a ciencia cierta quiénes han sido estos dos hombres y tampoco se especifica a dónde van. La expectativa que ofrece el propio título (Aquí va a pasar algo) anima al espectador a presenciar las escenas con curiosidad, a la espera de que algo acontezca. Precisamente Zanguango Teatro aspira a conseguir un público expectante (y lo consigue) para convertirlo así en un elemento activo del espectáculo. A lo largo de la obra la recuperación de la memoria se presenta como un proceso complejo, intermitente, confuso e imprevisible (del que se nos advierte en el mismo programa de mano: “La memoria es como un perro tonto, le tiras un palo y te trae cualquier cosa”) que da pie a escenas cotidianas hilarantes y todo tipo de juegos cómicos (asociaciones lingüísticas y mentales, humor absurdo, ingenuidad infantil y recursos tomados del clown). La escenografía en la que se desenvuelve la comedia está compuesta por un banco de madera, una canasta de baloncesto, una mesa con sillas y unos columpios, todo ello sobre un suelo cubierto de hojas otoñales, una imagen idílica de los lugares en los que se desarrollan los juegos de la infancia y la adolescencia (etapas tan significativas en la construcción de nuestra identidad). Complementa la escenografía un castillo de naipes gigante que se derrumba al final del espectáculo, cuando todo parecía resuelto, simbolizando lo frágil que es la memoria y lo banal que puede resultar el constructo social. Aplaudimos el trabajo interpretativo de Txubio Fernández de Jáuregui y Miguel Garcés y su capacidad para seducir a un público expectante con un espectáculo ácido a la par que poético.

Olivia Nieto Yusta

SELITEN@T