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Entre tinieblas, la función, una propuesta light

Crítica de Entre tinieblas

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Eva Parra Hermida, Daniela Quiñonero
Prácticas, Máster de Teatro y Artes Escénicas UCM

En 1993 se vio en el ya desaparecido Teatro Albéniz de Madrid la versión y dirección que Fermín Cabal hizo de Entre Tinieblas,  de Almodóvar. Un espectáculo que antes de llegar a Madrid ya había estado rodando durante cuatro meses por otras ciudades de la geografía española. El público, en líneas generales, parece que se divirtió con la propuesta. Ahora solo podemos verlo en una grabación del CDAEM, pero puede servirnos para hablar de la función desde los elementos significantes de la puesta en escena y el trabajo de las actrices.

Nada más comenzar el espectáculo escuchamos al personaje de la Sra. Marquesa que llega al convento de las Redentoras Humilladas y llama a voces a las hermanas. A ella apenas la vemos. Y también oímos un rugido descomunal. Esta conjunción de marquesa y tigre marcará el final de la función también. Ahí vemos la arquitectura elegida en la construcción del texto. Pero lo que quiero señalar es esa clave primera para la recepción de la obra, que nos coloca en un lugar algo irreal, en cuanto al espacio y la atmósfera, y popular, en sus formas de diálogo. Esto nos acompañará durante toda la función.

Nos llama la atención la poca luz que tienen las escenas. Es cierto que la obra se titula Entre tinieblas y es cierto que las situaciones que dibuja Almodóvar/Cabal son un tanto sórdidas por momentos, pero para apreciarlas en su justa medida creo que algo más de luz en términos generales habría ayudado a potenciar la interpretación y comprensión de la historia, además de captar la atención del público, que posiblemente se dispersara en bastantes momentos por parecer todas las escenas una misma cosa.

Es cierto que la escenografía tampoco ayuda a contar con un mínimo de “chispa” las vivencias de las hermanas. Diremos que la opción estética-estilística para la escenografía es una combinación de realismo estilizado y narrativa. Pareciera estar pensada como un envoltorio a modo de convento, con ciertos muros y paredes, puertas y salidas con aspecto de cartón piedra muy poco atractivo. La acción precisa de bastantes espacios diferenciados: habitaciones, cocina, salón, capilla…y la propuesta escénica los dibuja colocando un mínimo de mobiliario en diferentes áreas del escenario, limitadas por la luz. El resultado es poco favorable, porque se pierden en el gran tamaño de la escena los diferentes espacios de la acción y con ellos, las situaciones y conflictos. Añade fundamento a este respecto el que lo hayamos visto en una grabación que hacía “zoom” sobre el lugar de la escena porque, aun así, nos ha provocado esa dispersión. En vivo y en directo, podría ser bastante más disperso. En su descargo diré que el Albéniz tenía un escenario demasiado grande para el teatro de texto, por decirlo de alguna forma. Era más adecuado para zarzuelas, musicales, o grandes montajes donde hubiera mucho elenco y mucha luz.

Por último, nos queda el trabajo de interpretación de las actrices para comprender la recepción del público favorable al montaje. La sensación es que la trama elegida por Cabal no permite centrar la acción principal, como es preciso que suceda en teatro. No sabemos si por respeto al texto original o por qué motivo, la versión se alarga en demasía y pocas escenas permiten dar impulso a la acción. El caso es que la obra queda organizada en una especie de sketches, uno detrás de otro, sin aportar apenas a la línea principal de acción, provocando que sea complicado organizar una línea de acción compleja para los personajes. Creo que la clave estilística general está más cerca de unos personajes estereotipados, compuestos con dos o tres rasgos diferenciales en su forma de hablar, gesticular y desplazarse en el espacio. Tampoco creo que haya una intencionalidad más allá, por parte de la dirección, de llevar Entre tinieblas, la función a una clave de vodevil, donde el componente “tórrido” en el texto original se difumina frente a unos comportamientos chocantes y chistosos de los personajes. A esto añadimos unos números musicales que salpican la acción dramática y que lucen por la caricatura que contienen, en unos casos, o por la sensualidad, en otros. Digamos que la propuesta teatral está rebajada en intensidad de exhibición en cuanto a la temática de lesbianismo, e incluso de drogodependencia, en relación con la propuesta audiovisual. Podemos concluir que Cabal pudo querer hacer una versión más para todos los públicos, dentro de la franja de clasificación de teatro para adultos, donde los chistes y la ligereza de las situaciones predominara sobre todos los demás elementos significantes.

 

Unas monjas transgresoras que aportan poco más

Daniela Quiñonero – Alumna Máster en Teatro y AAEE

Teniendo en cuenta la época en la que surgió la película Entre tinieblas (1983) y el año en el que se llevó a cabo la adaptación teatral (1992), es necesario enmarcarlo en el contexto histórico de ese momento. Después de la dictadura y ya entrado en el fenómeno cultural de la Movida Madrileña es dónde surge esta pieza.

No solo es crítica social el argumento de la obra en el que un conjunto de monjas de clausura llevan una vida completamente paralela, ya que algunas son adictas a las drogas, otras son lesbianas y otras autoras de best-sellers, entre otras cosas. También lo son los nombres de los personajes: Sor Estiercol, Sor Perdida o Sor Rata de Callejón, entre otros. Se trata así de una obra transgresora, que busca hacer reaccionar al público de la época. Todo esto hoy en día puede ser un guiño crítico pero en ese momento supuso una reacción que puede llevar a malas críticas sobre la obra.

Además cuenta con un reparto completamente femenino, en el que destaca la figura de Rossy de Palma como actriz típica almodovariana, pero también se puede ver a Beatriz Carvajal como la Madre Superiora, Amelia Valle, Julia Martínez, Flavia Zarzo Gloria Muñoz y Carmen Losa. Con este elenco de actrices se les podría extraer más a la interpretación ya que no destaca la figura de ninguna de ellas.

En cuanto a la iluminación es lúgubre y la escenografía es propia de lo que puede ser un convento típico. Sería más interesante si esta transgresión que se busca con la trama se encontrara también en la escenografía. Lo mismo sucede con el vestuario que se aleja de la estética almodovariana.

La idea de Fernando Cabal de llevar esta pieza al teatro se puede deber a que buscaba una reacción en el público, o normalizar hechos que pueden suceder en el día a día y que son tabú, sin embargo, no puede suponer mucho más.

A pesar de que surge de una película de Pedro Almodóvar lo único que nos rememora a esta es la trama. Para hacer algo más innovador y chocante sería necesario el uso total de una estética más llamativa combinada con unas actuaciones más exageradas y una escenografía impactante.

 

 

 


Sinopsis

Las hermanas del convento de Las Redentoras Humilladas hace tres años que no pagan el alquiler y la Señora Marquesa, madre de la dueña legal, quiere que se vayan. Aparece por el convento en ese momento Yolanda del Río, artista y exredimida. La Sra. Marquesa la ha “comprado” para que sea su topo. Las hermanas, entre tanto, van tratando de conseguir recursos económicos. Sus métodos y dinámicas de vida no son especialmente monjiles, pero lo llevan con normalidad. La Sra. Marquesa tendrá un fin inesperado, fruto de su codicia.


Equipo



Autoría
Pedro Almodóvar.
Versión
Fermín Cabal, Helena Sanchís
Dirección
Fermín Cabal




Producción
Paula Sebastián,Tomás Gayo




Reparto
Amelia del Valle, Julia Martínez, Flavia Zarzo, Pilar Ruiz, Rossy de Palma, Gloria Muñoz, Carmen Losada, Beatriz Carvajal,
Escenografía
Mariano Cobo, Sergio Gay








Música
Liberto Villagrasa (Boleros bengalíes)








Compañía
Primer paso


























Idioma
Castellano








Fecha del Estreno: 19/06/1992

Teatro: Teatro Albéniz

Sala:  -

Duración en minutos: 129

Género  Comedia

En los Medios

Periódico: Rosana Torres, “El montaje teatral de Entre Tinieblas…”, El País

Reportaje: Juan Abeleira, “Fidelissima filia”, Revista El Público

 


Entre tinieblas

«La propuesta teatral está rebajada en intensidad de exhibición en cuanto a la temática de lesbianismo, e incluso de drogodependencia, en relación con la propuesta audiovisual.»

Eva Parra Hermida

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