
Sinopsis: Una noche cualquiera de 1961. Nueva York. En uno de los muchos speakeasies neoyorkinos, garitos escondidos por el Village donde surge la rabia de toda una generación, el público se arremolina para presenciar la actuación de mitos beats como Kerouac o Allen Ginsberg. La multitud se inquieta al ver aparecer, en su lugar, a dos mujeres. Todo el mundo las conoce. Son la novia de, la amante de. Pero esta noche, tienen nombre propio: Joyce Johnson y Elise Cowen. Han decidido coger el micrófono, en representación de todas sus olvidadas compañeras escritoras, y no piensan soltarlo hasta dejar claro que la voz de la nueva generación no es sólo masculina. Tienen mucho que decir. Esta noche, por fin, van a recuperar su propio latido. Su propia voz. Y cinco décadas después, los poemas de estas mujeres, en la voz de las actrices Sara Gómez y Esther Vega, se extenderán como aromas de memoria y reivindicación por toda la cafetería de Naves Matadero.
Dramaturgia: Mario Hernández
Traducción: Annalisa Marí Pegrum
Dirección: Mario Hernández
Ayudante de Dirección: Guillermo Rodríguez
Producción: Irregulares y Naves Matadero
Reparto: Sara Gómez (Joyce Johnson) y Esther Vega (Elise Cowen)
Escenografía: Isis de Coura
Ayudante de Escenografía: Sonia Rubio
Maquillaje: Mar Aldudo
Peluquería: Mar Aldudo
Música: Luis Verde y Alberto Brenes
Fotografía: Georgia Ark
Fecha del Estreno: 30/11/2018
Otros Espacios: Naves Matadero
Duración: 65 minutos
Género: Contemporáneo
Web Oficial: Beat G. Un latido diferente
Las mujeres que nunca bostezaban
En 1994 se celebró en los Estados Unidos un congreso para analizar el legado de la generación beat, aquellos gurúes intelectuales de la década del sesenta que se erigieron como influyente contracultura adorada por los jóvenes de su época. Una voz en el auditorio, casi un susurro, se animó a realizar una pregunta: ¿Por qué solo hablan de hombres? ¿Por qué no recuerdan también a aquellas mujeres que desafiaron a una sociedad patriarcal y denunciaron la pesadilla del american dream? Esta es la invitación que propone el director y dramaturgo Mario Hernández en Beat G, un latido diferente.
El espectador ingresa en la cafetería, la nave 11 del Matadero, que invoca, con sus mesas y sillones en torno al escenario, a los garitos neoyorquinos de los cincuenta y los sesenta donde los jóvenes aullaban y recitaban poesía. Esta atmósfera está acompañada al son del jazz con la música en vivo de Luis Verde, en el saxofón, y de Alberto Brenes, en la batería.
Sara Gómez y Esther Vega conducen al público, a través de un texto dinámico y con pinceladas de humor, a aquellos años signados por el pulso literario de Jack Kerouac,William S. Burroughs, Allen Ginsberg y Hal Chace, Lucien Carr, Gregory Corso, Neal Cassady y Lawrence Ferlinghetti, entre otros. El pulso, el beat, el ritmo, el hilo conductor está enhebrado con las voces y las vidas de dos mujeres: Joyce Johnson y Elise Cowen. Las actrices alternan sus personajes como narradoras con la composición de Johnson y Cowen, respectivamente, dos escritoras que hasta el presente se mantienen eclipsadas bajo la fama de aquellos creadores. La primera, quien fuera pareja de Kerouac, forjó una carrera en el mundo editorial y académico, pero, aún hoy no se reconoce el papel destacado que realizó en aquellos años, a la sombra de un joven autor que aún no había publicado En el camino. Durante aquellos años de machismo imperante en los que las mujeres no vivían solas, Johnson se independizó de modo precoz y culminó sus estudios en la Universidad de Columbia, mientras alternaba su tiempo libre en el Villageneoyorquino. Sus memorias están plasmadas en Personajes secundarios, la biografía intelectual de aquella generación. La segunda dama, otras de “las mujeres que vestían de negro”, tal como se las llamaba, Cowen, tuvo una vida trágica, marcada por sus versos desgarradores, su intermitente paso por hospitales psiquiátricos, y un vínculo tóxico con Ginsberg, un cocktail que confundía el amor con el fanatismo.
Gómez y Vega seducen al auditorio con sus interpretaciones. Eran “aquellas mujeres que no bostezaban nunca”, parrafeando el epíteto con el que se conoce a los beata partir de la cita de En el camino. “Rabiosas, inestables, ellas hicieron poesía e hicieron el amor. Algún día alguien contará su historia”, se propone Beat G, un latido diferentey lo logra.
Laura Ventura, ITEM
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